jueves, 29 de diciembre de 2016

ANIVERSARIOS MEXICANOS 4


EL CINE EN MÉXICO: 1977



HACE CUARENTA AÑOS

         En el primer año del sexenio lopezportillista, se nombró a la inepta Margarita López Portillo (soberbia, ignorante, ególatra) como directora de Radio, Televisión y Cinematografía, dependiente de la Secretaría de Gobernación, pero siendo hermana del Presidente, no tenía limitaciones ni tapujos. Al menos, ese primer año tuvo que aguantarse y sus acciones estúpidas las llevaría a cabo en tiempos posteriores.



         En 1977 se filmaron 94 películas entre privadas, estatales, independientes o “piratas” (así llamadas porque eran filmadas en las fronteras de México sin que se consideraran a sindicatos). Es un año de veras memorable por muchos títulos interesantes que se indican a continuación.



EL CINE ESTATAL


La perversa Angélica Chaín seduce
a la virginal Alma Muriel



Cuando tejen las arañas – Roberto Gavaldón

         Cinta póstuma en la carrera del maestro Gavaldón que la heredó cuando el realizador y guionista original Francisco del Villar fuera nombrado funcionario estatal. La película es un melodrama crítico de la burguesía acomodada, falta de escrúpulos morales e hipócrita ante su manera de ser, pensar y actuar. La protagonista es Laura (Alma Muriel) quien sentía adoración por su padre ya muerto, y rechaza a su madre, quien fuera infiel. Laura cae en las redes de personajes que se mueven para conseguir sus propios fines perversos y ser absorbida para perpetuar su especie. Al no tener ya el control absoluto, ni el tiempo, ni la infraestructura del pasado, el maestro Gavaldón también cayó en las redes del sistema. No fue un gran final para su carrera eminente, pero no deja de ser gran melodrama.

        



Los amantes fríos

– Julio Bracho, Miguel Morayta y Julián Soler.

         Este compendio de tres guiones de Hugo Argüelles, con su especial sentido del humor, sirvió para dar trabajo a viejas glorias del cine nacional. También serían las últimas intervenciones fílmicas de los tres: Julián Soler moriría tres meses luego del rodaje; Bracho, el mismo mes en que sería estrenada la película un año más tarde. Morayta, quien entró a este proyecto sustituyendo a Rafael Baledón, viviría hasta los 105 años pero se retiraría luego de esta cinta. Soler nos cuenta cómo un artesano logra sus mejores obras cuando su esposa se asusta, grita y sufre un accidente. Bracho narra una infidelidad postmortem cuando la viuda se acuesta con su compadre luego de prepararlo para el velatorio. Morayta trata sobre la confirmación de un adulterio más allá de la tumba. La cinta mantiene vicios del peor cine realizado por estos realizadores pero nadie puede negarle su importancia al haber sido una obra de senectud y despedida.





Las apariencias engañan – Jaime Humberto Hermosillo

         Una producción independiente filmada en Aguascalientes acerca de Rogelio (Gonzalo Vega) un actor que es contratado para hacerse pasar como el hijo largamente ausente de un viejo millonario. De esta manera permitirá casarse a su sobrina Adriana (Isela Vega), a la cual no ha dejado irse de su lado por no quedar solo. Rogelio se enamora de la mujer sin imaginar que en realidad se trata del hijo, ahora transgénero, del millonario, con la cual se casa para vivir felices. Tardó cinco años en estrenarse y es una de las cintas con las imágenes más insólitas del cine nacional. Aguascalientes con un puerto o Isela Vega con un falo enorme sometiendo a Gonzalo Vega sexualmente, por ejemplo. Ese mismo año Hermosillo filmaría otra de sus cintas cumbre Naufragio, donde habla del dolor de la ausencia.


Roberto Cobo en una de sus más
grandes actuaciones



El lugar sin límites – Arturo Ripstein

         Indudablemente la mejor película de Ripstein basada en una novela de José Donoso y guion por Manuel Puig. Es una historia de decadencia social y moral: La Manuela (Roberto Cobo, estupendo) es el homosexual del burdel pueblerino de La Japonesa (Lucha Villa). Por una apuesta con el rico del pueblo, don Alejo (Fernando Soler) seduce a Manuela y queda embarazada. La acción inicia en el presente, cuando La Japonesita (Ana Martin) es ya una joven veinteañera, se encarga del burdel venido a menos junto con su padre. Cuando Pancho (Gonzalo Vega) quiere poseer a La Japonesita, La Manuela interviene para seducirlo, alejarlo y hacer que lo bese. Al ponerlo en evidencia, Pancho explota furioso y persigue a Manuela para matarla. Denuncia de la homosexualidad latente, aparte del paso implacable del tiempo que todo deteriora y termina. Ripstein también filmaría La viuda negra para hablar acerca de la doble moral y la hipocresía religiosa de los habitantes de un pueblo.


El inútil Rosendo acostumbrado
a la buena vida ahora sufre la decadencia
de su familia venida a menos



Los indolentes – José Estrada

         También es la mejor película del malogrado Estrada (1938 – 1986) donde narra la decadencia de una familia como metáfora social. Los Alday (abuela, madre e hijo) sufren las consecuencias de la reforma agraria. Su hacienda ha sido disminuida por el reparto de tierras y sus ingresos ya son mínimos. El joven Rosendo (Miguel Ángel Ferriz en el que sería su mejor papel) es un inútil que no quiere trabajar y pide a su madre (Rita Macedo) que vendan lo que queda de la hacienda a lo que se niega la abuela (Isabela Corona). La cinta mostrará el derrumbe final de seres que pertenecen a una clase social acostumbrada a la indolencia, al ocio, a ser servidos. En la tradición de la mejor narrativa al estilo Visconti, con imágenes tristes y sórdidas.





Los pequeños privilegios – Julián Pastor

         Otra apasionante visión de las diferencias sociales. Dos parejas acomodadas viajan a Michoacán y en un pueblo, una de ellas ofrece trabajo como sirvienta a una joven que atiende (Yara Patricia) dejándole una tarjeta. La chica acepta y va hasta el Distrito Federal donde inicia como sirvienta. Está embarazada. Al mismo tiempo su patrona descubre que espera un hijo. Mientras la sirvienta desea abortar, la otra recibe toda clase de mimos. Finalmente, la joven se practica un aborto que la deja estéril. La película muestra, sin exageraciones ni lugares comunes, una situación usual entre la clase acomodada contrastándola con su personal de servicio. Estrujante, contenida y sardónica. Pastor también filmó El vuelo de la cigüeña, una comedia audaz, con cierto interés.


Celso platica con Rutilo (Enrique Lucero) 
sobre sus inquietudes ante la guerra
que no comprende



La guerra santa – Carlos Enrique Taboada

         Más identificado por sus ejercicios del género de terror, en este caso el interesante Taboada ofrece otra variante: basándose en la historia de la guerra cristera, muestra a los sacerdotes como villanos que envían a la muerte a sus fieles bajo el símbolo de Cristo Rey. Los grandes absurdos y la terrible crueldad que vive a su alrededor el personaje principal Celso (José Carlos Ruiz), humilde alfarero que entra a una batalla que no entiende, teme por su vida, pone en duda sus creencias, es lo que hace cruda y terrible a esta visión contradictoria del fanatismo: matar en nombre de Dios para salvar la fe faltando a uno de los mandamientos básicos (entre otros).


Marcela como alter ego de Meche Carreño,
que busca la perfección, o sea, la libertad



La mujer perfecta – Juan Manuel Torres

         Uno de los mejores realizadores de los años setenta filmó su última cinta (moriría tres años más tarde en un accidente automovilístico) para dejar claro su amor hacia Meche Carreño, su estrella y pareja en la vida real. Marcela es una vedette de origen humilde que se casó con un hombre rico, Alfonso (Ricardo Blume). A pesar de que sabía sobre su profesión, el hombre le reprocha ser motivo de vergüenza para su hijo pequeño. Ella se sacrifica abandonando su carrera, pero sufre por la imagen que se ha creado. De esta manera, Torres quiso explicar que Marcela/Meche era una mujer libre en su interior, reprimida por factores externos a ella. Es la menor de su cuadrilogía con Carreño, pero no deja de tener su gran interés.





         Otros títulos de interés del cine estatal fueron Bloody Marlene (Alberto Mariscal), A fuego lento y Divinas palabras (ambas de Juan Ibáñez), El complot mongol (Antonio Eceiza), Crónica roja (Fernando Vallejo), Deseos (Rafael Corkidi), Flores de papel (Retes), Los japoneses no esperan (Rogelio A. González), El recurso del método (Miguel Littín), Las mariposas disecadas (Sergio Véjar).







EL OTRO CINE

        



Muerte a sangre fría – Gilberto Gazcón

         Utilizando el recurso de la narración en retroceso que tanto utilizó en su debut (El boxeador) Gazcón nos cuenta la persecución de Primitivo (Valentín Trujillo) tanto por el padre (David Reynoso) del joven al cual mató, quien busca venganza, como por los federales que lo tienen como asesino. Es la razón por la cual busca la manera de redimirse y explicar el motivo por el cual tuvo que balear a su amigo. La cinta tiene su interés formal por un realizador que siempre buscaba la novedad y tenía cuidado en su técnica.





Triángulo diabólico de las Bermudas - René Cardona Jr.

         En esos años se puso de moda el hecho de que en cierta área geográfica del Caribe habían ocurrido misteriosos sucesos y desapariciones de aviones. En este caso, Cardona Jr. decidió darle un tono macabro a través de una muñeca diabólica que viene a ser la causante de la desaparición de un yate alquilado por un magnate aficionado a la fotografía submarina para pasear con su familia. Lo más destacable de esta cinta reside en la presencia de John Huston, Marina Vlady, Claudine Auger, Gloria Guida, estrellas internacionales que permitieron coproducción y, por ende, buen taquillazo foráneo. Más adelante el mismo realizador filmaría Ciclón, menos popular, pero con otro reparto extranjero: Carroll Baker, Arthur Kennedy y Lionel Stander.





La hora del jaguar – Alfredo B. Crevenna

         Una trama cercana al género del cine negro en cuanto hay un personaje discutible moralmente y mucha perversión oculta. Héctor (Jorge Luke) es agente policiaco al cual despiden luego de cometer varios errores en diversas misiones: una de sus víctimas lo demanda. Le llama un oscuro abogado (Wally Barrón) que le ofrece darle dinero a cambio de que realice algunas investigaciones que, en realidad, son asesinatos de personas indeseables. Todo va hacia un final sorpresivo que no traiciona el espíritu de la cinta. Crevenna ya filmaba sin ton ni son, pero de pronto surgía alguna de sus cualidades tan bien expresadas en las décadas previas.





Que te vaya bonito – Alejandro Galindo

         Biografía velada de José Alfredo Jiménez en la historia de Miguel Fernández (David Reynoso), compositor afamado, quien va al hospital por su dipsomanía en la víspera del homenaje por sus 25 años de carrera. Dos amigos que lo buscan: su amante Lupe (la extraordinaria Rosenda Bernal) y su amigo Rosendo, recuerdan el pasado desde que Miguel (entonces Felipe) niño escapó de su casa para irse al Distrito Federal buscando su destino. Su posterior casamiento, sus infidelidades, su grandioso éxito. El ciclo se cierra al estilo de El último cuplé donde hay que cantar y redimirse antes de morir.





Noches de cabaret – Rafael Portillo

         En la línea de sus anteriores y exitosos taquillazos (Bellas de noche, Las ficheras), Cinematográfica Calderón filmó otra de sus comedias burdas y grotescas que, no obstante, se han convertido en testimonios fílmicos de lo que fuera la noche cabaretil extrema (en el D.F. sobre todo). El cine mexicano ya permitía los desnudos integrales y así puede verse a muchas vedettes. La trama ya era muy vieja en el cine mexicano: la mujer (Sasha Montenegro) que se viste como hombre y pone en duda la sexualidad del macho imponente (Jorge Rivero) quien llega al grado de quererse matar por ser homosexual. Cómicos y vedettes: albures y desnudos. Inicio de Francis en el cine. Aparición incidental de Irma Serrano. ¿Cómo no iba a ser taquillazo?





Ratas del Asfalto – Rafael Villaseñor Kuri

         Denuncia, al estilo setentas, de la problemática juvenil debida a la indiferencia paterna (uno recuerda las cintas con “denuncias” morales y regaños idealizados del cine de Díaz Morales o Alejandro Galindo en los años cincuenta). Unos juniors que juegan carreras y provocan la muerte de espectadores, o entre ellos mismos, por lo que deberá vengarse el deceso del amigo, viven sus vacíos existenciales por medio de sensaciones y caprichos, rebeldías y audacias, solamente por llenar el tiempo. Se muestra a los padres indolentes y se habla de la gran liberación sexual.





El amor de mi vida – Joselito Rodríguez

         Por haber sido la última película de su realizador, pionero de nuestro cine sonoro, es necesario destacar a este melodrama que mezclaba al cine de ilegales fronterizos con los romances obstaculizados por el destino. Así, el ilegal Eulalio (Toño Zamora) sufrirá el rompimiento de su relación con la joven Lupita (Mayra Vanessa) quien resulta embarazada luego de una violación, hecho que le oculta. Una mujer que no desea tener hijos le “compra” a su bebé y lo hace pasar como suyo ante su esposo, un ingeniero que se fue por meses al Brasil. Lupita queda como sirvienta que cuida, amorosamente, al bebé, por razones obvias. Todo un melodrama a la vieja escuela con malos actores y atmósfera forzada pero el final de lo que fue una carrera, en muchos casos, admirable.





         Otros títulos que merecen destacarse son La banda del polvo maldito (Gilberto Martínez Solares), Los dos amigos (Rubén Galindo), La muerte de un gallero (Mario Hernández) o Rarotonga (Raúl Ramírez) si acaso por el debut de la verdaderamente escultural Gloriella.















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