jueves, 29 de diciembre de 2016

ANIVERSARIOS MEXICANOS 5


EL CINE EN MÉXICO: 1987



HACE TREINTA AÑOS

         En el sexenio de Miguel de la Madrid se fundó el Instituto Mexicano de Cinematografía que durante el período apoyaría a pocas producciones. Ya en estos tiempos se vuelve más difícil el registro de cintas realizadas porque el sistema original de clasificación era por año de producción. Se confunde de pronto entre la fecha de estreno y da lugar a algunos errores. Aparentemente se tuvieron más de 70 películas en 1987. Proliferan las cintas de cómicos, las de acción violenta y hay pocas producciones de búsquedas estéticas o de expresiones personales (con excepción de las cintas independientes, universitarias). En realidad, fuera de nostalgias o ciertos repartos, fue un año donde es difícil encontrar grandes logros.




         Los realizadores veteranos que permanecían eran Ismael Rodríguez (Solicito marido para engañar) y Gilberto Martínez Solares (Los gatos de las azoteas). Entre los realizadores surgidos en las décadas previas estaban Alberto Mariscal (La tumba de Matías), Felipe Cazals (La furia de un dios), Jaime Humberto Hermosillo (Clandestino destino), Sergio Véjar (La jaula de oro).




         José Luis Urquieta, un realizador prolífico que había filmado muchas cintas sobre ilegales además de los llamados “cabrito western” ofreció en este año dos cintas interesantes (Muelle rojo, Días de violencia). Mario Hernández, realizador de cabecera de Antonio Aguilar tenía al menos una cinta anual (Lamberto Quintero) lo mismo que Rafael Villaseñor Kuri, el director exclusivo de Vicente Fernández (El macho).




         La India María (María Elena Velasco) filmó su tercer largometraje como directora-guionista (Ni de aquí ni de allá). Raúl Fernández Jr. hizo de Rosa Gloria Chagoyán otro tipo de heroína aparte de su icónico rol como Lola la trailera (La guerrera vengadora), aparte de llevarla a aventuras durante la Revolución (La rielera). Valentín Trujillo, luego de su excelente “Ratas de la ciudad” ofreció otro ejercicio de suspenso y violencia (Violación).




         Francisco Guerrero, un discreto realizador industrial ofreció su visión acerca del desastre ocurrido en 1985 en el DF (Trágico terremoto en México). Marcela Fernández Violante, entre las escasas realizadoras mexicanas ofreció una historia de amor trágico (Nocturno amor que te vas). Alejandro Pelayo filmó su segunda cinta con trasfondo político (Días difíciles).




         Los cómicos populares fueron Alberto Rojas (Un macho en el salón de belleza), Rafael Inclán (Las movidas del Mofles), Luis de Alba (Los gatos de las azoteas), Polo Polo (La lechería), entre otros. Televicine, bastante poderosa, utilizando al cine para explotar a las estrellas exclusivas de su televisora, produjo aparte de la cinta mencionada de la India María, otras tres películas (Escápate conmigo con Lucerito y Mijares, Sabor a mí con José José, El rey de los taxistas con Luis de Alba y Maribel Guardia).










ANIVERSARIOS MEXICANOS 4


EL CINE EN MÉXICO: 1977



HACE CUARENTA AÑOS

         En el primer año del sexenio lopezportillista, se nombró a la inepta Margarita López Portillo (soberbia, ignorante, ególatra) como directora de Radio, Televisión y Cinematografía, dependiente de la Secretaría de Gobernación, pero siendo hermana del Presidente, no tenía limitaciones ni tapujos. Al menos, ese primer año tuvo que aguantarse y sus acciones estúpidas las llevaría a cabo en tiempos posteriores.



         En 1977 se filmaron 94 películas entre privadas, estatales, independientes o “piratas” (así llamadas porque eran filmadas en las fronteras de México sin que se consideraran a sindicatos). Es un año de veras memorable por muchos títulos interesantes que se indican a continuación.



EL CINE ESTATAL


La perversa Angélica Chaín seduce
a la virginal Alma Muriel



Cuando tejen las arañas – Roberto Gavaldón

         Cinta póstuma en la carrera del maestro Gavaldón que la heredó cuando el realizador y guionista original Francisco del Villar fuera nombrado funcionario estatal. La película es un melodrama crítico de la burguesía acomodada, falta de escrúpulos morales e hipócrita ante su manera de ser, pensar y actuar. La protagonista es Laura (Alma Muriel) quien sentía adoración por su padre ya muerto, y rechaza a su madre, quien fuera infiel. Laura cae en las redes de personajes que se mueven para conseguir sus propios fines perversos y ser absorbida para perpetuar su especie. Al no tener ya el control absoluto, ni el tiempo, ni la infraestructura del pasado, el maestro Gavaldón también cayó en las redes del sistema. No fue un gran final para su carrera eminente, pero no deja de ser gran melodrama.

        



Los amantes fríos

– Julio Bracho, Miguel Morayta y Julián Soler.

         Este compendio de tres guiones de Hugo Argüelles, con su especial sentido del humor, sirvió para dar trabajo a viejas glorias del cine nacional. También serían las últimas intervenciones fílmicas de los tres: Julián Soler moriría tres meses luego del rodaje; Bracho, el mismo mes en que sería estrenada la película un año más tarde. Morayta, quien entró a este proyecto sustituyendo a Rafael Baledón, viviría hasta los 105 años pero se retiraría luego de esta cinta. Soler nos cuenta cómo un artesano logra sus mejores obras cuando su esposa se asusta, grita y sufre un accidente. Bracho narra una infidelidad postmortem cuando la viuda se acuesta con su compadre luego de prepararlo para el velatorio. Morayta trata sobre la confirmación de un adulterio más allá de la tumba. La cinta mantiene vicios del peor cine realizado por estos realizadores pero nadie puede negarle su importancia al haber sido una obra de senectud y despedida.





Las apariencias engañan – Jaime Humberto Hermosillo

         Una producción independiente filmada en Aguascalientes acerca de Rogelio (Gonzalo Vega) un actor que es contratado para hacerse pasar como el hijo largamente ausente de un viejo millonario. De esta manera permitirá casarse a su sobrina Adriana (Isela Vega), a la cual no ha dejado irse de su lado por no quedar solo. Rogelio se enamora de la mujer sin imaginar que en realidad se trata del hijo, ahora transgénero, del millonario, con la cual se casa para vivir felices. Tardó cinco años en estrenarse y es una de las cintas con las imágenes más insólitas del cine nacional. Aguascalientes con un puerto o Isela Vega con un falo enorme sometiendo a Gonzalo Vega sexualmente, por ejemplo. Ese mismo año Hermosillo filmaría otra de sus cintas cumbre Naufragio, donde habla del dolor de la ausencia.


Roberto Cobo en una de sus más
grandes actuaciones



El lugar sin límites – Arturo Ripstein

         Indudablemente la mejor película de Ripstein basada en una novela de José Donoso y guion por Manuel Puig. Es una historia de decadencia social y moral: La Manuela (Roberto Cobo, estupendo) es el homosexual del burdel pueblerino de La Japonesa (Lucha Villa). Por una apuesta con el rico del pueblo, don Alejo (Fernando Soler) seduce a Manuela y queda embarazada. La acción inicia en el presente, cuando La Japonesita (Ana Martin) es ya una joven veinteañera, se encarga del burdel venido a menos junto con su padre. Cuando Pancho (Gonzalo Vega) quiere poseer a La Japonesita, La Manuela interviene para seducirlo, alejarlo y hacer que lo bese. Al ponerlo en evidencia, Pancho explota furioso y persigue a Manuela para matarla. Denuncia de la homosexualidad latente, aparte del paso implacable del tiempo que todo deteriora y termina. Ripstein también filmaría La viuda negra para hablar acerca de la doble moral y la hipocresía religiosa de los habitantes de un pueblo.


El inútil Rosendo acostumbrado
a la buena vida ahora sufre la decadencia
de su familia venida a menos



Los indolentes – José Estrada

         También es la mejor película del malogrado Estrada (1938 – 1986) donde narra la decadencia de una familia como metáfora social. Los Alday (abuela, madre e hijo) sufren las consecuencias de la reforma agraria. Su hacienda ha sido disminuida por el reparto de tierras y sus ingresos ya son mínimos. El joven Rosendo (Miguel Ángel Ferriz en el que sería su mejor papel) es un inútil que no quiere trabajar y pide a su madre (Rita Macedo) que vendan lo que queda de la hacienda a lo que se niega la abuela (Isabela Corona). La cinta mostrará el derrumbe final de seres que pertenecen a una clase social acostumbrada a la indolencia, al ocio, a ser servidos. En la tradición de la mejor narrativa al estilo Visconti, con imágenes tristes y sórdidas.





Los pequeños privilegios – Julián Pastor

         Otra apasionante visión de las diferencias sociales. Dos parejas acomodadas viajan a Michoacán y en un pueblo, una de ellas ofrece trabajo como sirvienta a una joven que atiende (Yara Patricia) dejándole una tarjeta. La chica acepta y va hasta el Distrito Federal donde inicia como sirvienta. Está embarazada. Al mismo tiempo su patrona descubre que espera un hijo. Mientras la sirvienta desea abortar, la otra recibe toda clase de mimos. Finalmente, la joven se practica un aborto que la deja estéril. La película muestra, sin exageraciones ni lugares comunes, una situación usual entre la clase acomodada contrastándola con su personal de servicio. Estrujante, contenida y sardónica. Pastor también filmó El vuelo de la cigüeña, una comedia audaz, con cierto interés.


Celso platica con Rutilo (Enrique Lucero) 
sobre sus inquietudes ante la guerra
que no comprende



La guerra santa – Carlos Enrique Taboada

         Más identificado por sus ejercicios del género de terror, en este caso el interesante Taboada ofrece otra variante: basándose en la historia de la guerra cristera, muestra a los sacerdotes como villanos que envían a la muerte a sus fieles bajo el símbolo de Cristo Rey. Los grandes absurdos y la terrible crueldad que vive a su alrededor el personaje principal Celso (José Carlos Ruiz), humilde alfarero que entra a una batalla que no entiende, teme por su vida, pone en duda sus creencias, es lo que hace cruda y terrible a esta visión contradictoria del fanatismo: matar en nombre de Dios para salvar la fe faltando a uno de los mandamientos básicos (entre otros).


Marcela como alter ego de Meche Carreño,
que busca la perfección, o sea, la libertad



La mujer perfecta – Juan Manuel Torres

         Uno de los mejores realizadores de los años setenta filmó su última cinta (moriría tres años más tarde en un accidente automovilístico) para dejar claro su amor hacia Meche Carreño, su estrella y pareja en la vida real. Marcela es una vedette de origen humilde que se casó con un hombre rico, Alfonso (Ricardo Blume). A pesar de que sabía sobre su profesión, el hombre le reprocha ser motivo de vergüenza para su hijo pequeño. Ella se sacrifica abandonando su carrera, pero sufre por la imagen que se ha creado. De esta manera, Torres quiso explicar que Marcela/Meche era una mujer libre en su interior, reprimida por factores externos a ella. Es la menor de su cuadrilogía con Carreño, pero no deja de tener su gran interés.





         Otros títulos de interés del cine estatal fueron Bloody Marlene (Alberto Mariscal), A fuego lento y Divinas palabras (ambas de Juan Ibáñez), El complot mongol (Antonio Eceiza), Crónica roja (Fernando Vallejo), Deseos (Rafael Corkidi), Flores de papel (Retes), Los japoneses no esperan (Rogelio A. González), El recurso del método (Miguel Littín), Las mariposas disecadas (Sergio Véjar).







EL OTRO CINE

        



Muerte a sangre fría – Gilberto Gazcón

         Utilizando el recurso de la narración en retroceso que tanto utilizó en su debut (El boxeador) Gazcón nos cuenta la persecución de Primitivo (Valentín Trujillo) tanto por el padre (David Reynoso) del joven al cual mató, quien busca venganza, como por los federales que lo tienen como asesino. Es la razón por la cual busca la manera de redimirse y explicar el motivo por el cual tuvo que balear a su amigo. La cinta tiene su interés formal por un realizador que siempre buscaba la novedad y tenía cuidado en su técnica.





Triángulo diabólico de las Bermudas - René Cardona Jr.

         En esos años se puso de moda el hecho de que en cierta área geográfica del Caribe habían ocurrido misteriosos sucesos y desapariciones de aviones. En este caso, Cardona Jr. decidió darle un tono macabro a través de una muñeca diabólica que viene a ser la causante de la desaparición de un yate alquilado por un magnate aficionado a la fotografía submarina para pasear con su familia. Lo más destacable de esta cinta reside en la presencia de John Huston, Marina Vlady, Claudine Auger, Gloria Guida, estrellas internacionales que permitieron coproducción y, por ende, buen taquillazo foráneo. Más adelante el mismo realizador filmaría Ciclón, menos popular, pero con otro reparto extranjero: Carroll Baker, Arthur Kennedy y Lionel Stander.





La hora del jaguar – Alfredo B. Crevenna

         Una trama cercana al género del cine negro en cuanto hay un personaje discutible moralmente y mucha perversión oculta. Héctor (Jorge Luke) es agente policiaco al cual despiden luego de cometer varios errores en diversas misiones: una de sus víctimas lo demanda. Le llama un oscuro abogado (Wally Barrón) que le ofrece darle dinero a cambio de que realice algunas investigaciones que, en realidad, son asesinatos de personas indeseables. Todo va hacia un final sorpresivo que no traiciona el espíritu de la cinta. Crevenna ya filmaba sin ton ni son, pero de pronto surgía alguna de sus cualidades tan bien expresadas en las décadas previas.





Que te vaya bonito – Alejandro Galindo

         Biografía velada de José Alfredo Jiménez en la historia de Miguel Fernández (David Reynoso), compositor afamado, quien va al hospital por su dipsomanía en la víspera del homenaje por sus 25 años de carrera. Dos amigos que lo buscan: su amante Lupe (la extraordinaria Rosenda Bernal) y su amigo Rosendo, recuerdan el pasado desde que Miguel (entonces Felipe) niño escapó de su casa para irse al Distrito Federal buscando su destino. Su posterior casamiento, sus infidelidades, su grandioso éxito. El ciclo se cierra al estilo de El último cuplé donde hay que cantar y redimirse antes de morir.





Noches de cabaret – Rafael Portillo

         En la línea de sus anteriores y exitosos taquillazos (Bellas de noche, Las ficheras), Cinematográfica Calderón filmó otra de sus comedias burdas y grotescas que, no obstante, se han convertido en testimonios fílmicos de lo que fuera la noche cabaretil extrema (en el D.F. sobre todo). El cine mexicano ya permitía los desnudos integrales y así puede verse a muchas vedettes. La trama ya era muy vieja en el cine mexicano: la mujer (Sasha Montenegro) que se viste como hombre y pone en duda la sexualidad del macho imponente (Jorge Rivero) quien llega al grado de quererse matar por ser homosexual. Cómicos y vedettes: albures y desnudos. Inicio de Francis en el cine. Aparición incidental de Irma Serrano. ¿Cómo no iba a ser taquillazo?





Ratas del Asfalto – Rafael Villaseñor Kuri

         Denuncia, al estilo setentas, de la problemática juvenil debida a la indiferencia paterna (uno recuerda las cintas con “denuncias” morales y regaños idealizados del cine de Díaz Morales o Alejandro Galindo en los años cincuenta). Unos juniors que juegan carreras y provocan la muerte de espectadores, o entre ellos mismos, por lo que deberá vengarse el deceso del amigo, viven sus vacíos existenciales por medio de sensaciones y caprichos, rebeldías y audacias, solamente por llenar el tiempo. Se muestra a los padres indolentes y se habla de la gran liberación sexual.





El amor de mi vida – Joselito Rodríguez

         Por haber sido la última película de su realizador, pionero de nuestro cine sonoro, es necesario destacar a este melodrama que mezclaba al cine de ilegales fronterizos con los romances obstaculizados por el destino. Así, el ilegal Eulalio (Toño Zamora) sufrirá el rompimiento de su relación con la joven Lupita (Mayra Vanessa) quien resulta embarazada luego de una violación, hecho que le oculta. Una mujer que no desea tener hijos le “compra” a su bebé y lo hace pasar como suyo ante su esposo, un ingeniero que se fue por meses al Brasil. Lupita queda como sirvienta que cuida, amorosamente, al bebé, por razones obvias. Todo un melodrama a la vieja escuela con malos actores y atmósfera forzada pero el final de lo que fue una carrera, en muchos casos, admirable.





         Otros títulos que merecen destacarse son La banda del polvo maldito (Gilberto Martínez Solares), Los dos amigos (Rubén Galindo), La muerte de un gallero (Mario Hernández) o Rarotonga (Raúl Ramírez) si acaso por el debut de la verdaderamente escultural Gloriella.















martes, 27 de diciembre de 2016

ANIVERSARIOS MEXICANOS 3

EL CINE EN MÉXICO: 1967




1967: HACE CINCUENTA AÑOS

         Todas las películas industriales se filmaron a colores. Ya era necesario porque pronto entraría la televisión cromática a México y era tendencia mundial. Fue un año interesante. Aquí están las cintas principales que serán cincuentenarias en 2017.
        
Pilar Pellicer, Enrique Lizalde y Gloria Marín
al final de la cinta.


Las visitaciones del diablo – Alberto Isaac
         Basada en una novela escrita al estilo de los antiguos folletines del siglo XIX por Emilio Carballido, la cinta habla de los deseos reprimidos. Mujeres que deben ocultar sus imperativos carnales por su propia condición impuesta por  las convenciones sociales y religiosas. La mejor película de Isaac dentro del cine industrial.

Maricruz Olivier y Marga López
en una trama de terror y venganza


Hasta el viento tiene miedo – Carlos Enrique Taboada
         Un ejercicio de terror con implicaciones sexuales  veladas que viene a ser el mejor ejemplo de película que se volvió de culto gracias a la televisión ya que durante su estreno fue vista por muy pocas personas (al menos aquí en Monterrey). Su trascendencia generacional es impactante al grado que un joven director realizó una insulsa e insultante versión contemporánea.

Fernando Luján, Michel Strauss, Juan Ferrara,
Angélica María, Edmundo Mendoza y Agustín Martínez Solares


Cinco de chocolate y uno de fresa – Carlos Velo
         El mejor acercamiento al cine desparpajado y libre que se filmaba en otras partes del mundo para mostrar la rebeldía juvenil que traspasaba límites morales y convenciones sociales. Tímida en cuanto no podía destruirse la imagen virginal de Angélica María ni permitirse la abierta ingestión de drogas, la comedia cuenta con un ritmo ágil y expresiones intelectuales indirectas.



Corona de lágrimas – Alejandro Galindo
Corazón salvaje – Tito Davison
María Isabel – Federico Curiel
         La visión dinámica y sin complacencias de la radionovela, luego telenovela mexicana. El arribismo social a costa del sacrificio de la familia. La hipocresía moral para la satisfacción del deseo. La pueblerina noble contra la crueldad urbana. Tres ejemplos del melodrama contenido que revisaba sus propios códigos y convenciones a la altura de los tiempos que se vivían.

Meche Carreño se hacía llamar Mercedes
para adquirir una percha imposible


Andante (Vértigo de amor en la oscuridad) – Julio Bracho
         Segunda relación laboral entre un viejo intelectual que pudo realizar una cinta ambiciosa con tintes psicológicos y una estrella creada por un protector millonario. El crítico Emilio García Riera fue muy diplomático al decir de Meche Carreño que era “una chica dotada para interpretar personajes saludablemente populares y terrenales, pero no ejemplos de cosmopolitismo culto o ideales femeninos sublimes”. Y es que la autóctona Meche interpreta a varios personajes: una prostituta francesa, una hija de millonario austriaco, una pianista mexicana, que se torna en obsesión para un concertista internacional, sin que el espectador alcance a creerlo jamás. Bracho pudo hacer su cinta bajo la condición de que fuera dicha actriz la protagonista, a la cual ya había dirigido en Damiana y los hombres, y de esa manera acceder a los millones que lo llevaron a filmar en París, Viena, Londres. Por tal motivo, se filmó otra cinta que resulta delirante por las razones más equivocadas que se puedan imaginar.

Hilda Aguirre no era cantante y fue doblada
por Estela Núñez. Luego no podía
salir de gira para promocionar las canciones


Sor Ye Ye – Ramón Fernández
         Una coproducción hispano-mexicana que fue un taquillazo en toda Iberoamérica. Iba a lanzarse a Estela Núñez como estrella, pero el productor Gregorio Walerstein se decidió por Hilda Aguirre. Como las canciones ya estaban grabadas de antemano con Núñez, la actriz fue doblada en los números musicales (esto lo cuenta el Dr. Francisco Peredo en su interesante filmobiografía sobre Walerstein publicada por la UNAM en 2015). La película seguía los ejemplos de “La novicia rebelde” y “ Dominique” con una chica frívola que, de pronto, sentía el llamado de Dios e ingresaba a un convento. No obstante, su carácter efusivo e inquieto hacía que se enamorara y dejara el noviciado pero ya cambiada.

Candy Cave enseñaba los pechos
y Jorge Rivero debía caminar con mucho cuidado
para no mostrar su "asunto".


El pecado de Adán y Eva – Miguel Zacarías
         Más de una década después de la cinta de Alberto Gout Adan y Eva, el maestro Zacarías decidió crear su propio paraíso terrenal y aprovechar al musculoso Jorge Rivero y a la desconocida (y efímera) Candy Cave (seleccionada en un concurso) como los padres de la humanidad. Un Edén con flores de papel y varios animales domésticos era el lugar donde paseaban los personajes exhibiendo pudorosamente sus cuerpos.

Diana Mariscal y Sergio Klainer
en intercambio de género


Fando y Lis – Alejandro Jodorowsky
         Una versión fílmica, muy libre, del siempre polémico Jodorowsky que fue exhibida en la Reseña de Acapulco provocando escándalo y reclamo de los productores del cine nacional. Con el paso del tiempo se ha vuelto tímido lo que en su momento fuera bastante audaz: dos personas en busca de la felicidad. Esta cinta independiente fue en blanco y negro todavía.

Una cinta fallida pero entrañable
por el cuento en que estaba inspirada
y por lo que pudo haber sido


Mariana – Juan Guerrero
         Primera de dos películas industriales que filmaría uno de los realizadores destacados surgidos del Primer Concurso de Cine Experimental (Amelia) inspirada en un cuento de la escritora Inés Arredondo. Mariana (Pixie Hopkin) y Fernando (Julio Alemán) se conocen desde niños pero el padre de ella los separa. Con el paso del tiempo se reencuentran y reanudan su amor pero Fernando es obsesivo con Mariana quien lo ama apasionadamente. Guerrero nunca alcanzó los logros de su ópera prima debido a las altas pretensiones narrativas que lo sobrepasaban como realizador. Aquí hay, de cualquier manera, una gran curiosidad.

Un delirio de película de espionaje
y agentes secretos a la mexicana


Cuatro contra el crimen – Sergio Véjar
         Cuatro agentes secretos contra la Organización Internacional del Crimen. Luego de que dos de sus principales integrantes son muertos, los agentes tienen pistas para encontrar al verdadero cabecilla criminal. La cinta, realizada por un inspirado Véjar quien buscaba la manera de cristalizar sus aspiraciones intelectuales dentro del cine de género, es una constante muestra de sorpresas y revelaciones.

Maricruz Olivier en otro de sus pináculos
melodramáticos que no ha sido
plenamente revalorado.
Rogelio Guerra en plenitud.


Las pecadoras – Alfonso Corona Blake
         Melodrama a la vieja escuela llevada con buena mano por Corona Blake donde la prostituta Maricruz Olivier cae presa del amor del ladrón Rogelio Guerra. Cuando ocurre una infidelidad, ella decide matarse pero es rescatada por un millonario que se enamora y la desposa. Luego vuelve el terrible pasado que nunca nos abandona. La cinta fue muy audaz para su tiempo con varios desnudos femeninos.

Una de las mejores adaptaciones
de Elena Garro al cine


Juego de mentiras – Archibaldo Burns
         Según los enterados, fue la mejor película del Segundo Concurso de Cine Experimental, muy desangelado con respecto al primero. Basada en la obra teatral “El árbol” de Elena Garro, tenemos el enfrentamiento de clases sociales y la presencia de las viejas idiosincrasias indígenas para vengarse de sus abusadores. Una vieja criada retorna a casa de su antigua patrona para que las pasiones se desaten. Otra cinta independiente todavía en blanco y negro.




         Hay muchas otras cintas por recordar dentro de su cincuentenario (La chamuscada, Doctor Satán y la magia negra, Los amores de Juan Charrasqueado), y esperemos que llegue su momento para rescatarlas…

        



lunes, 26 de diciembre de 2016

ANIVERSARIOS MEXICANOS 2


EL CINE EN MÉXICO: 1942, 1947, 1957


1942: COMIENZA LA ÉPOCA DE ORO
            DEL CINE MEXICANO

Hace 75 años, con la entrada de Estados Unidos en el conflicto bélico, se asentaron las bases para que México fuera el principal productor cinematográfico de América Latina: España estaba cercano a los enemigos de Norteamérica y Argentina también simpatizaba con Alemania.


Fue el año en que debutaron futuras personalidades que se tornarían icónicas en el universo estelar mexicano: María Félix en El peñón de las ánimas (Miguel Zacarías), María Elena Marqués en Dos corazones y un tango (Mario del Río) y Pedro Infante, en un rol pequeño y sin bigote, en La feria de las flores (José Benavides Jr.). La primera filmaría otra cinta, bastante desechable, que la mostraría por única ocasión en traje de baño (María Eugenia, Felipe Gregorio Castillo), Marqués aparecería en una cinta a colores (ya desvanecidos de las copias existentes), Así se quiere en Jalisco (Fernando de Fuentes) y el ídolo de las multitudes haría otras dos menores: La razón de la culpa (Juan J. Ortega) y Jesusita en Chihuahua (René Cardona).


En la dirección también se tuvieron a nuevos nombres pero serían efímeros con respecto a dos trascendentales: Ismael Rodríguez ¡Qué lindo es Michoacán!) y Joaquín Pardavé (El baisano Jalil).


Los prestigiosos Emilio Fernández (Soy puro mexicano) y Julio Bracho (Historia de un gran amor; La virgen que forjó una patria) filmaron sus siguientes películas. El segundo importó a su primo Ramón Novarro, quien había sido estrella importante durante el cine silente e inicial sonoro de Hollywood, para interpretar a Juan Diego en su tercera cinta.


Otros buenos realizadores filmarían cintas muy agradables: Juan Bustillo Oro (El ángel negro), Gilberto Martínez Solares (Las cinco noches de Adán y Yo bailé con don Porfirio). El Cantinflas todavía rescatable, fiel a sus orígenes, apareció en dos cintas del año (Los tres mosqueteros y El mago). Falleció ahogado el cómico Carlos López Chaflán, a los 54 años de edad, terminando así con una carrera que lo mantenía en el gusto del público.


Se creó el Banco Cinematográfico que por muchas décadas sería la fuente de capitalización para productores recurrentes, aunque también daría lugar a malversaciones o fraudes que, con los años, darían al traste con la calidad del cine nacional.



1947: HACE 70 AÑOS.

         Se filmaron 57 películas. De entre ellas, se destacan las que anunciaban el próximo apogeo del cine de cabaret con rumberas. María Antonieta Pons fue La sin ventura (Tito Davison), Ángel o demonio (Víctor Urruchúa) y La bien pagada (Alberto Gout). Este cine de pecado estaría también representado por Señora Tentación y Pecadora (José Díaz Morales) o Cortesana (Alberto Gout), entre otras.

         Ismael Rodríguez produjo la cinta más icónica y significativa en la carrera de Pedro Infante (Nosotros los pobres). Emilio Fernández filmó una de sus cintas más importantes (Río Escondido) que el investigador Francisco Peredo ha descubierto los orígenes del argumento en José Revueltas. Roberto Gavaldón realizó una de las películas más eróticas y puntuales de María Félix (La diosa arrodillada).


         Gilberto Martínez Solares ofreció una comedia bastante agradable, sin pretensiones con Arturo de Córdova y Esther Fernández (Extraña cita). Humberto Gómez Landero filmó las últimas cintas con Tin Tan en su primera etapa dentro del cine nacional (El niño perdido y Músico, poeta y loco). Juan Orol nos dio dos de sus más grandes delirios fílmicos (Gángsters contra charros) y El reino de los gángsters). Juan Bustillo Oro volvió a filmar dos de sus grandes éxitos anteriores con la pareja cómica de Manolín y Schillinsky (Dos de la vida airada y Fíjate qué suave).


         Libertad Lamarque consolidó su fama internacional y melodramática con Soledad (Miguel Zacarías). Se tiene entre los títulos del año dos casos curiosos: Una aventura en la noche (Rolando Aguilar) y Barrio de pasiones (Adolfo Fernández Bustamante). Pedro Armendáriz participó en tres cintas apasionantes: Juan Charrasqueado (Ernesto Cortázar), Albur de amor (Alfonso Patiño Gómez) y La casa colorada (Miguel Morayta). Cantinflas filmó A volar joven.


         En ese año fallecieron el actor Luis G. Barreiro (1886 – 1947) quien se hiciera muy famoso por las cintas de Fernando de Fuentes (El prisionero 13, El compadre Mendoza) entre muchas otras, así como Salvador Toscano (1872 – 1947), documentalista y exhibidor pionero en nuestro país, cuyas cintas fueron recopiladas y preservadas por su hija Carmen Toscano (Memorias de un mexicano).


1957: HACE 60 AÑOS.

         Se filmaron 104 películas nacionales. Se inauguraron los Estudios América donde comenzaron a filmarse “series” o sea películas en partes de 30 minutos que al unirse se conformaban como largometrajes. Fue una triquiñuela del STIC, que solamente podía filmar cortos y noticieros, donde, sin faltar a una orden presidencial, disfrazaba como cinta en “episodios” (aparecía un entretítulo durante cada parte de la película) a películas comunes y corrientes. No obstante, a la distancia, fue una forma indirecta para permitir el debut de nuevos realizadores, fuente de trabajo para actores secundarios, y ahora, con el paso del tiempo, documentos de época, temáticas, estrellas.


         En 1957 falleció Pedro Infante en un accidente aéreo. Apenas cumpliría cuarenta años de edad, en la flor de la vida y en un momento muy interesante de su carrera (aparte de que se encontraba en su mejor momento físico). Otros desaparecidos fueron el subestimado e interesante realizador Adolfo Fernández Bustamante, el actor Eduardo Vivas, el escritor Antonio Mediz Bolio, y un nombre destacado porque alternó su carrera entre México y Hollywood, villano excelso, muy feo físicamente, llamado Alfonso Bedoya, apodado “El indio”. Bedoya puede ser visto tanto en Canaima y La perla como en El tesoro de la Sierra Madre y Horizontes de grandeza, entre muchos títulos.


         Fue el año de El vampiro y El ataúd del vampiro, dos cintas icónicas dentro del cine de terror mexicano dirigidas por Fernando Méndez. Flor de mayo, melodrama en coproducción norteamericana dirigido por Roberto Gavaldón con María Félix, Pedro Armendáriz y Jack Palance. El mismo realizador filmó su interesante trilogía sobre el personaje de Heraclio Bernal.


         Gilberto Gazcón, único debutante del año como director, ofreció El boxeador, melodrama que en su momento llamó la atención por su narración en retroceso y cierta sorpresa argumental. Emilio Gómez Muriel filmó El caso de una adolescente, Alfonso Corona Blake ofreció dos melodramas de épocas distintas: La torre de marfil y Cabaret trágico.

         En lo que parece ser un año flojo, se tienen muchos títulos que ahora, con el tiempo, pueden revalorizarse tanto por nostalgia como por cualidades que apenas los años han contextualizado: Viaje a la luna, Manos arriba, La mafia del crimen, Sucedió en México, Maratón de baile. Y entre las cintas muy discutibles moralmente, pero con el toque de sus audaces productores Calderón, están Manicomio, Siete pecados o La rebelión de los adolescentes, que sirven para advertir sobre las consecuencias de comportamientos indebidos (aunque las cintas se regodean con los mismos).

         Habrá mucho para celebrar con estas cintas
sexagenarias.