lunes, 15 de abril de 2019

JENNIFER Y BERNARDITA DE LOURDES


UNA ACTRIZ Y UNA SANTA
por Roberto Villarreal Sepúlveda.


         Bernadette (The Song of Bernadette, 1943, Henry King) fue la tercera cinta norteamericana más taquillera de su año: uno de los grandísimos éxitos de la Fox. La cinta narra las experiencias místicas de una jovencita francesa a la cual se le apareció la Virgen María en el pueblo de Lourdes, en 1858. Bernadette Soubirous (1844 – 1879) experimentó desde la incredulidad absoluta de pueblo y autoridades hasta la más completa reverencia, sobre todo luego del surgimiento de un manantial, en el lugar donde sucedieron las apariciones, a cuya agua se le adjudicaron poderes milagrosos. En el siglo XX sería canonizada y su cuerpo permanece incorrupto en la ciudad de Nevers.


         La cinta marcó el debut oficial y estelar de la actriz Jennifer Jones (1919 – 2009) en el rol principal, ya que había aparecido previamente, con su nombre original, o sea Phylis Isley, en dos producciones menores con papeles pequeños (Nueva frontera y Nuevas aventuras de Dick Tracy, ambas en 1939 para Republic Pictures, unos estudios especializados en películas de bajo presupuesto, sobre todo cintas del oeste que explotaban la popularidad de John Wayne). Decepcionada porque no alcanzaba a destacar en Hollywood, la actriz retornó a Nueva York donde había logrado algunos triunfos en la escena y por la radio. En estos años se casó, tuvo dos hijos y luego volvió a intentar el triunfo en Hollywood.

David O. Selznick y Jennifer Jones con su hija Mary
quien se suicidaría en 1976.
         Al buscar el rol de Claudia (Goulding, 1943), basada en una exitosa obra teatral, conoció al productor David O. Selznick, quien la colocó bajo contrato al mismo tiempo que se enamoró perdidamente de ella. La influencia y poder enorme de Selznick contribuyeron a que obtuviera el rol de Bernadette y a que ganara el año siguiente el Óscar como mejor actriz para iniciar una carrera que, curiosamente, no sería prolífica (24 títulos en un lapso de 30 años) si se le compara con otras actrices de su generación. No fueron muchas películas pero varias de ellas se tornaron en clásicos entrañables.

Gregory Pack y Jennifer Jones durante el rodaje
de "Duelo al sol", una cinta del oeste plena de
erotismo, ejemplo del amor loco...
         Bernadette es la típica biografía fílmica que establece antecedentes para dar marco al hecho principal en la vida del protagonista. En este caso particular, el director Henry King, uno de los artesanos más eficaces y congruentes del cine norteamericano, tuvo el tiempo adecuado (la cinta dura 156 minutos) para profundizar en los diversos aspectos de la vida de la jovencita mística quien fuera prácticamente sacrificada a la vida monjil en aras de mantener su experiencia mística: esta es una de las audacias que se permite la cinta. Aparte de contar con una actuación contenida e inocente de la Jones, su elenco fue excelente (Vincent Price, Charles Bickford, Gladys Cooper, Anne Revere; además, la Virgen fue interpretada, sin crédito en reparto, por la bella Linda Darnell, quien sería otra actriz importante para la Fox).

Jennifer Jones con William Holden
en uno de los melodramas más entrañables
en la historia del cine norteamericano
"Angustia de un querer"
         Jennifer Jones participaría en roles que la colocarían en el gusto del público además de mostrar su versatilidad. El drama psicológico en Cartas a mi amada (Dieterle, 1945), la comedia en El pecado de Cluny Brown (Lubitsch, 1946), el erotismo audaz en Duelo al sol (Vidor, 1946), la fantasía en El retrato de Jennie, (Dieterle, 1948), la aventura en La burla del diablo (Huston, 1953) o el melodrama delirante en La furia del deseo (Vidor, 1952) y Angustia de un querer (King, 1955 cuya canción-tema se tornó exitosa mundialmente como “El amor es una cosa esplendorosa”).


         Jennifer Jones nació en marzo de 1919 por lo que este año se tornó centenaria y había que recordarla en el que fue su rol más significativo.