martes, 24 de agosto de 2021

COMEDIA ESPAÑOLA

 

VACACIONES PARA IVETTE
1964. Dir. José Ma. Forqué

         Una familia española va a recibir a un niño francés dentro de un programa de intercambio veraniego, mientras su hijo irá a Francia. Al sufrir un accidente, llega la hermana mayor, la adolescente Ivette (Catherine Diamant) en su lugar. Mientras el niño español va sufriendo las travesuras de su nuevo amiguito francés, Ivette se divierte con el hijo mayor de la familia, Miguel (Carlos Piñar), así como con sus compañeros, en lo que vendrá a ser una mezcla de vacaciones con aprendizaje del idioma. Cada uno obtendrá algún incentivo de esperanza gracias a las familias con las cuales le tocó vivir…

La joven Ivette conoce a Miguel. En medio, el genial 
José Luis López Vázquez

Esta es una simple sinopsis de lo que, en su momento, se clasificaba como una “españolada”: las comedietas simples, ligeras, sin mayor pretensión que entretener al público. De entre la vasta producción fílmica de España, esta cinta se estrenó en las pantallas mexicanas, tal vez porque el patriarca de la familia española de la trama era interpretado por José Luis López Vázquez, ya popular por otras comedias. Además, en el reparto estaba un atractivo joven de 19 años que en poco tiempo se incorporaría al cine mexicano, además de establecerse en este país, o sea Carlos Piñar, quien había aparecido como el hijo mayor en la popularísima La gran familia (Fernando Palacios, 1962), además de ser el soldado callado del muro de Berlín en la exitosa El niño y el muro (Ismael Rodríguez, 1964).

La familia española hablando a París con su hijo. En la foto: José Luis López Vázquez, Gracita Morales, Catherine Diamant, Guadalupe Muñoz Sampedro, Carlos Piñar y Luchy Soto.

Fuera de su ligereza, la cinta permite una crítica social entre las formas de pensar, ser y hacer de las familias españolas y francesas, aunque con todas las limitaciones impuestas por la censura franquista. Estas películas permitían el acercamiento hacia las juventudes españolas, dentro de las exageraciones y situaciones que también surgían en la representación de la juventud mexicana en nuestro cine. Al menos, pueden verse calles y grupos de personas, modas, automóviles, edificios de lo que era el Madrid cerrado e idealizado de esos años que, al inicio de la democracia, provocó suspiros entre sus viejos habitantes, acostumbrados al orden y la disciplina excesivas.

Una imagen de la familia clase media, siempre próspera...

Ivette es una joven simple y libre, pero cuyo sentido de la vida es más libre que las de sus contrapartes españolas. No era posible mostrar alguna situación de intimidad, por lo que solamente se sugería la inquietud entre ella y Miguel, al cual se le presentaba como atleta nadador. En el otro polo, el hermanito de Ivette era un pequeño travieso que, primero le hacía la vida pesada a su amigo español, al grado de hacer que se extraviara en París, para luego comprender que era una persona cabal. La imagen de la familia española reflejaba la abundancia, a pesar de vivir en un departamento relativamente chico, tenía sirvienta, y no faltaban medios para subsistir, tal y como era el mensaje que Franco quería dar al mundo: en España se vivía muy bien, a pesar de estrecheces. Hay una secuencia donde Ivette puede disfrutar de una verbena, feria de juegos mecánicos, y otra donde acompaña a Miguel a su entrenamiento y competencia, para que pueda bailar junto con los amigos del joven. Así se mostraba la libertad y la manera en que los jóvenes se divertían.

Los jóvenes inquietos sin la posibilidad de sexo


El realizador José Ma. Forqué (1923 – 1995) inició su carrera fílmica con cintas que trataban temas sociales: su cinta más aclamada es de 1957 (Amanecer en puerta oscura) que le brindó un Oso de Plata en el Festival de Berlín. No obstante, la falta de apoyo y de éxito de público, le orilló a cultivar un cine más comercial, derivando hacia la comedia (Maribel y la extraña familia, 1960; Atraco a las tres, 1962, que tuvo grandísima taquilla; Tengo 17 años, dirigiendo a Rocío Dúrcal para entrar al ámbito juvenil como pasó con la cinta que ahora estoy comentando). Forqué pertenece a una generación surgida en los años cincuenta, al lado de Juan Antonio Bardem o Luis García Berlanga o Manuel Mur Oti, con sus mismas inquietudes innovadoras. Mientras que estos decidieron irse por un cine con mayores obstáculos y dificultades, aunque con mejores intenciones, Forqué prefirió contar historias más convencionales, con la maestría y dominio técnico que también demostraron otros realizadores como José Antonio Nieves Conde y José Luis Sáenz de Heredia, que han sido recuperados paulatinamente por los teóricos e historiadores del cine español (como ha sucedido en la nuestra y otras cinematografías).

Los amigos de Miguel: en el Seat deportivo están Antonio Mayans y Conchita Goyanes; en la moto Vespa, Emilio Gutiérrez Caba y Esther Vázquez, que representan a la juventud española, feliz y desparpajada de esos años...


Vacaciones para Ivette no es una obra maestra. Su carga nostálgica de esos años sesenta (aquí la vimos en el monumental Cine Juárez) con jóvenes y música y actitudes particulares, nos trae el recuerdo del cine juvenil nacional. La ingenuidad y la descripción de épocas que eran más simples (en todos los aspectos, naturales y científicos) siempre despertarán al recuerdo. Los buenos momentos que representó esta película, produce esta necesidad de compartirla para los ojos que la desconocen, aunque sus circunstancias ya no existan, aunque esas imágenes nos lleven al país extraño que es el pasado…

El director José Ma. Forqué (1923 - 1995)