domingo, 12 de junio de 2022

PORNO CHIC

GARGANTA PROFUNDA
(Deep Throat)
1972. Dir. Gerard Damiano (como Jerry Gerard).

         La joven Linda Lovelace acude con su amiga Helen (Dolly Sharp) para comentarle que se encuentra frustrada sexualmente: no logra alcanzar un orgasmo. Helen le recomienda al Dr. Young (Harry Reems) quien la examina para encontrar que su clítoris está al fondo de su garganta. Linda procede a darle una felación, a instancias del mismo doctor, y queda muy satisfecha porque puede escuchar campanas, truenos, y toda clase de sonidos que simbolizan a su nuevo descubrimiento… pero quiere más. Le propone al médico que se case con ella, a lo que le responde que mejor sea su enfermera y utilice su capacidad oral en otros pacientes. Luego de una serie de servicios sexuales, Linda encuentra al hombre de sus sueños.

"Diga: ¡Aaaah!" (Harry Reems como el doctor)

         Garganta profunda se convirtió en grandísimo éxito inesperado, luego de su estreno el 12 de junio de 1972 en Nueva York. Aparte de haber sido filmada con un presupuesto menor a los 50,000 dólares (llegaría a alcanzar sumas exorbitantes en taquilla), se estaría exhibiendo por años en diversas salas, aunque de manera limitada, porque hubo estados que la calificaron de obscena, sin permitir su estreno. ¿A qué se debía su triunfo? A que existía un argumento y que daría lugar a una etapa “dorada” del género en los años setenta y ochenta (algo que se deberá al director Damiano y que trataré más adelante). El periódico “The New York Times” creó el término de Porno chic ya que ir a ver la película, aparte de ¡confesarlo públicamente!, se volvió natural y exclusivo, sobre todo entre personas famosas (Jack Nicholson, Barbara Walters, entre muchos otros). No olvidemos que eran otras épocas, otra forma de manifestación moral. El término de “garganta profunda” sería hasta utilizado por el “Washington Post” para referirse a uno de los declarantes ocultos del escándalo Watergate. Y en muchas revistas que nunca tocaban el tema pornográfico, se trató el fenómeno que produjo esta cinta “de entretenimiento adulto” (como ahora se le nombra, para hacerlo menos escabroso).

         Antes de Garganta profunda, el cine pornográfico consistía en la mera exposición de una relación sexual, sin mayor argumento ni justificación (situación que se puede aplicar de manera internacional y desde siempre: en este artículo, me centro en los Estados Unidos). Hubo otras películas, sobre todo foráneas, que mostraban sexo simulado, como fue el caso con una cinta sueca: Soy curiosa (amarillo),  Vilgot Sjoman, 1967, que se volvió controvertida, más que nada por una escena donde la actriz besaba el pene flácido de su amante, pero que en realidad eran discursos políticos o educativos sobre el sexo. De hecho, Jacqueline Kennedy fue sorprendida saliendo del cine donde se exhibía esta película, reaccionando con furia contra los paparazzi que registraron con fotos el momento. A diferencia de esos antecedentes, Garganta profunda establecía primero a su personaje, expresaba su problemática, que obligatoriamente tendría que ser resuelta por medio del sexo. Era un intento inicial de su realizador, Gerard Damiano, por darle otro matiz a la pornografía: sin dejar de lado el sexo duro, habría trama. Era narrar lo de siempre, nada nuevo, nada distinto, pero la forma era distinta. Su cine posterior sería más elaborado. Alguna vez expresó que cuando era estilista (su empleo previo) escuchaba a sus clientas afirmar que no podían estar completamente satisfechas en su intimidad.

Linda Lovelace (1949 -2002)

         La película fue causando mayores controversias con el paso de los años. Linda Lovelace escribió varios libros autobiográficos donde primero explotaba su popularidad, para luego denunciar que había sido víctima de la avaricia: obligada a filmar sus escenas y que cada una de ellas era el equivalente a una violación. Su pareja, Chuck Traynor, fue quien la obligó (según distintas versiones, a punta de pistola o por medio de golpes) a realizar la película. Años más tarde, tanto documentales (Inside Deep Throat) como cine de ficción (Lovelace) han recreado lo expresado en dichas declaraciones, pero que la carrera posterior de la estrella colocó en tela de juicio. Linda Lovelace (1949 – 2002) se retiraría de la pornografía, se casaría y tendría hijos, sin ocultar jamás su pasado, además de participar en conferencias y protestas contra la explotación sexual de la cual se consideraba víctima. Garganta profunda permanece como ícono y símbolo de una época. Fue transgresora, en cuanto a que rompió formas y adelantó otro paso en la libertad de selección y entretenimiento de sectores de público. Hoy cumple cincuenta años de haber sido estrenada.

El porno chic tendría su siguiente hito en Detrás de la puerta verde (Behind the Green Door, Mitchell Bros.) que se estrenaría a finales de ese mismo 1972, donde se ilustraba un anónimo cuento donde una mujer era raptada en un café de carretera y llevada a un club privado donde los espectadores podrían verla tener relaciones sexuales con un afroamericano que aparecía por una puerta verde, provocando su excitación hasta el grado de que se iniciara una orgía. El narrador rescataba a la mujer, se la llevaba en su vehículo y fornicaban posteriormente. Fue otro grandísimo éxito comercial y convirtió a su protagonista Marilyn Chambers, como a la Lovelace, en ícono estelar del género, sobre todo, porque había sido imagen purísima en la campaña de un popular jabón, previamente a su participación en esta película.

         Y como el tiempo es el mejor juez, aparte de ofrecer otras perspectivas a los fenómenos culturales, debe de considerarse que se está hablando de una época en donde la pornografía era buscada, pero siempre “en lo oscuro”. Así como hay mucha gente a la que no le interesa, otros sectores de la humanidad la han convertido en negocio billonario. La escritora Susan Sontag habla de la poesía de la transgresión, cuando se sobrepasan los límites del conocimiento, o sea otro aspecto que llenamos gracias a la visión de cuerpos que realizan actos naturales. Lo que en aquellos tiempos solamente se podía disfrutar en sórdidas salas de cine que, además, producían efectos colaterales (prostitución, sobre todo), luego se volvió más accesible con la llegada de los videocassetes, posteriormente el DVD, y ahora, al alcance de la mano (no es albur), desde el infinito Internet. Los servicios de paga, de “streaming”, lo ofrecen soslayándolo como “entretenimiento para adultos” mientras que los medios noticiosos, cuando hablan de algún criminal, una de las principales acusaciones reside en la posesión de pornografía que ahora, sin problema, llega a nuestras casas (¿somos todos criminales?). Conocí parejas muy decentes, de zonas acomodadas en nuestro Monterrey, que se reunían para disfrutar de estas películas, en la intimidad, como una forma para “mejorar” su conocimiento y actuación en la recámara (la transgresión mencionada arriba).

 Gerard Damiano (1928 - 2008)

         Este paso del tiempo lleva a revalorar estos objetos culturales, más allá del discurso de explotación de mujeres (que no es el género exclusivo: hay toda una serie de variables dentro de la industria para satisfacer las diferentes identidades y orientaciones sexuales, para satisfacer necesidades de cada público), al referirse a trabajos profesionales bajo un sistema estelar, inducido por una industria. Garganta profunda fue obra de un realizador que dedicó su vida a este género, Gerard Damiano (1928 – 2008) quien nunca pensó en esta película como su mejor creación. El revuelo, la fama, el dinero que produjo, fue lo que permitió a Damiano continuar filmando. Ahora, al revisar su filmografía, encontramos verdaderas obras imaginativas, con argumentos sólidos, que utilizan al sexo como parte integral de su desarrollo.

Al año siguiente, Damiano ofreció la que puede considerarse su mejor película: El diablo en Miss Jones que narra cómo la decente solterona Justine (Georgina Spelvin), decide acabar con su vida porque la encuentra inútil y aburrida. Llega a lo que se puede considerar como un purgatorio, donde la recibe un hombre que le informa que por haberse suicidado, deberá ser condenada al infierno. Justine solicita, entonces, por justicia, que se le permita volver a la tierra para disfrutar de aquello que nunca pudo experimentar. Se le concede y Justine entra en todo tipo de perversión y promiscuidad, volviéndose adicta al sexo. Al retornar a recibir su castigo, se da cuenta de que el infierno será estar eternamente con las ansias insaciables de fornicar, pero el único hombre que tendrá a su lado, será impotente. Damiano utilizó la premisa de “A puerta cerrada” de Sartre, llevada a extremos carnales que resultan visualmente impresionantes.





         Ese mismo año, estrenó Memorias dentro de Miss Aggie donde la protagonista es la madura Aggie, quien vive con su compañero Richard, pero ya no recuerda en qué momento se destrozó su vida: así, empieza a recordar diversos pasajes de su juventud y otros tiempos, para irse dando cuenta de una naturaleza más oscura. Al final, Aggie se muestra enloquecida: su compañero es un esqueleto, el viejo amante Richard, al cual ella anima con su mente enferma. La historia de Joanna (1975) es la adaptación libre de “La historia de O”, una novela sobre las aventuras sadomasoquistas a las cuales se somete a una joven núbil. Odisea; el viaje extremo (1977)  presenta tres historias donde se exponen los problemas de las relaciones entre hombres y mujeres: una pareja que no puede separarse porque se desea incesantemente, varias mujeres que narran sus experiencias con el sexo, y una modelo condenada a solamente trabajar para revistas de caballeros: esta película se adelantó a su tiempo en cuanto a la denuncia de ciertos abusos. Los satisfactores de Alfa Blue (1981) ocurre en el futuro, en un planeta donde las computadoras son las que resuelven las necesidades sexuales de sus habitantes: un movimiento rebelde se levanta en contra, exigiendo usar los cuerpos.

Damiano, en total, filmaría más de 50 películas, entre documentales, largometrajes y vídeos, y si se considera la teoría de autor, resulta personaje completo y excitante en su filmografía. Aparte de escribir sus argumentos, los producía y dirigía, además de, ocasionalmente, ser el director de fotografía. También apareció como actor en alguna de ellas, pero no en roles de sexo explícito. La pornografía siempre será elemento polémico de discusión. Sin embargo, a través de la fantasía y de tomas elaboradas, se muestra lo que sucede (o se quisiera que sucediera) dentro de la intimidad. En este siglo XXI, pleno de realidades y confesiones públicas, la pornografía no tiene nada nuevo que contar y, a pesar de todo, sigue estando ahí.

Autor completo: Gerard Damiano