OTROS CENTENARIOS 2017 (1)
Robert Mitchum (1917 – 1997).
Una de las grandes personalidades del cine norteamericano. Participante tanto
en cintas del oeste con tonos psicológicos (Su
única salida, Sangre en la luna) u obras maestras del cine negro (Encrucijada de odios, Traidora y mortal)
en los años cuarenta, se consolidó en la década siguiente con cintas artísticas
(La noche del cazador, El cielo fue
testigo) para formar parte de la nómina de estrellas masculinas ya
inmortales de Hollywood.
Ernest Borgnine (1917 – 2012).
Contra el tipo usual de Hollywood con
galanes atractivos, Borgnine se ganó el Óscar en 1956 por Marty (Delbert Mann, 1955) donde interpretaba a un carnicero feo,
bonachón, sin suerte, que se juntaba con otros amigos solitarios, intentando
buscar el amor, hasta que se encuentra con una mujer fea, alma gemela, para
sellar su destino. Filmó más de doscientas películas, usualmente como villano.
Susan Hayward (1917 – 1975).
Una magnífica actriz. Personalidad dura,
ruda, al mismo tiempo sensible. Hayward no era la típica heroína dulce, sino
una mujer que luchaba o sufría por las circunstancias que le rodeaban. De esta
manera pudo ser la lisiada Jane Froman (Cuando
el alma sufre), la alcohólica Lillian Roth (Mañana lloraré), la condenada a muerte Bárbara Graham (La que no quería morir por la cual se ganó un merecidísimo Óscar) o la astuta
millonaria Lone Star (El jarro de miel).
Jane Wyman (1917 – 2007).
Inició su carrera a los 15 años y tardó
tiempo para consolidarse. Fue la novia del alcohólico protagonista de Días sin huella (Billy Wilder, 1945) y
tres años más tarde ganó el Óscar por Belinda
(Negulesco, 1948). A partir de ahí intervino en cintas más prestigiosas (Desesperación, Selina) hasta que en la
Universal filmó melodramas ya clásicos e inmortales (Lo que el cielo nos da, Sublime obsesión). En sus últimas etapas se
tornó gran estrella de la televisión.
June Allyson (1917 – 2006).
Imagen de la chica dulce, estereotipo de la
novia y esposa perfecta, creada por la MGM donde interpretó comedias musicales
o papeles prestigiosos en cintas basadas en obras clásicas (Los tres mosqueteros, Mujercitas). Como
tantas estrellas de la Metro, fue desechada en los años cincuenta para pasar a
la Universal donde participó en éxitos taquilleros (Música y lágrimas, Interludio, Un extraño en mis brazos).
Steve Cochran (1917 – 1965).
Ejemplo del personaje masculino, pelo en
pecho, rudo, con gran magnetismo. Usualmente actor secundario, comenzó gracias
a un contrato con Samuel Goldwyn (Los
mejores años de nuestras vidas, Nace una canción), para luego pasar a la
Warner Bros. donde apareció en joyas del cine negro (Alma negra, Los condenados no lloran). En 1957 coprodujo y
participó en una obra maestra de Michelangelo Antonioni (El grito), quizás su gran película. Falleció rodeado de mujeres en su
propio yate rumbo a Guatemala.
Joan Fontaine (1917 – 2013).
Hermana menor de la ya centenaria Olivia
de Havilland, siempre estará en la memoria colectiva gracias a su personaje de
Madame De Winter en Rebeca (Alfred
Hitchcock, 1940). Ganó el Óscar al año siguiente por otra cinta de
Hitchcock La sospecha (Suspicion) al
lado de Cary Grant. Fue dama joven y señora de sociedad. Gracias al apoyo de
sus maridos productores tuvo gran presencia en las décadas siguientes.
Y quedan muchos otros del Hollywood de antaño: Desi Arnaz, Jan Clayton,
Dean Martin, Celeste Holm, Mel Ferrer, Audrey Totter, Raymond Burr, que ya
surgirán en su momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario