sábado, 24 de diciembre de 2016

ALGUNOS CENTENARIOS DE HOLLYWOOD


OTROS CENTENARIOS 2017 (1)



         Robert Mitchum (1917 – 1997).

Una de las grandes personalidades del cine norteamericano. Participante tanto en cintas del oeste con tonos psicológicos (Su única salida, Sangre en la luna) u obras maestras del cine negro (Encrucijada de odios, Traidora y mortal) en los años cuarenta, se consolidó en la década siguiente con cintas artísticas (La noche del cazador, El cielo fue testigo) para formar parte de la nómina de estrellas masculinas ya inmortales de Hollywood.



Ernest Borgnine (1917 – 2012).

Contra el tipo usual de Hollywood con galanes atractivos, Borgnine se ganó el Óscar en 1956 por Marty (Delbert Mann, 1955) donde interpretaba a un carnicero feo, bonachón, sin suerte, que se juntaba con otros amigos solitarios, intentando buscar el amor, hasta que se encuentra con una mujer fea, alma gemela, para sellar su destino. Filmó más de doscientas películas, usualmente como villano.



Susan Hayward (1917 – 1975).

Una magnífica actriz. Personalidad dura, ruda, al mismo tiempo sensible. Hayward no era la típica heroína dulce, sino una mujer que luchaba o sufría por las circunstancias que le rodeaban. De esta manera pudo ser la lisiada Jane Froman (Cuando el alma sufre), la alcohólica Lillian Roth (Mañana lloraré), la condenada a muerte Bárbara Graham (La que no quería morir por la cual se ganó un merecidísimo Óscar) o la astuta millonaria Lone Star (El jarro de miel).



Jane Wyman (1917 – 2007).

Inició su carrera a los 15 años y tardó tiempo para consolidarse. Fue la novia del alcohólico protagonista de Días sin huella (Billy Wilder, 1945) y tres años más tarde ganó el Óscar por Belinda (Negulesco, 1948). A partir de ahí intervino en cintas más prestigiosas (Desesperación, Selina) hasta que en la Universal filmó melodramas ya clásicos e inmortales (Lo que el cielo nos da, Sublime obsesión). En sus últimas etapas se tornó gran estrella de la televisión.



June Allyson (1917 – 2006).

Imagen de la chica dulce, estereotipo de la novia y esposa perfecta, creada por la MGM donde interpretó comedias musicales o papeles prestigiosos en cintas basadas en obras clásicas (Los tres mosqueteros, Mujercitas). Como tantas estrellas de la Metro, fue desechada en los años cincuenta para pasar a la Universal donde participó en éxitos taquilleros (Música y lágrimas, Interludio, Un extraño en mis brazos).



Steve Cochran (1917 – 1965).

Ejemplo del personaje masculino, pelo en pecho, rudo, con gran magnetismo. Usualmente actor secundario, comenzó gracias a un contrato con Samuel Goldwyn (Los mejores años de nuestras vidas, Nace una canción), para luego pasar a la Warner Bros. donde apareció en joyas del cine negro (Alma negra, Los condenados no lloran). En 1957 coprodujo y participó en una obra maestra de Michelangelo Antonioni (El grito), quizás su gran película. Falleció rodeado de mujeres en su propio yate rumbo a Guatemala.



Joan Fontaine (1917 – 2013).

Hermana menor de la ya centenaria Olivia de Havilland, siempre estará en la memoria colectiva gracias a su personaje de Madame De Winter en Rebeca (Alfred Hitchcock, 1940). Ganó el Óscar al año siguiente por otra cinta de Hitchcock La sospecha (Suspicion) al lado de Cary Grant. Fue dama joven y señora de sociedad. Gracias al apoyo de sus maridos productores tuvo gran presencia en las décadas siguientes.



Y quedan muchos otros del Hollywood de antaño: Desi Arnaz, Jan Clayton, Dean Martin, Celeste Holm, Mel Ferrer, Audrey Totter, Raymond Burr, que ya surgirán en su momento.




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