martes, 29 de diciembre de 2015

LO QUE NO FUE...


ALMA DELIA FUENTES: SU PRIMERA ETAPA

 
Alma Delia Fuentes a los 16 años

         La reciente aparición de unas fotos en la revista Proceso (21 de diciembre de 2015) que muestra a la actriz Alma Delia Fuentes en un total estado de indigencia a sus casi 79 años de edad (los cumplirá en enero próximo) bajo circunstancias misteriosas ya que vive en el garaje de una gran casona me ha llevado a recorrer (y compartirles) su filmografía en una carrera que fue exitosa y que puede dividirse en dos partes: 21 películas durante su niñez y adolescencia que va de 1945 a 1953. Ahí abandona el cine por su matrimonio con un primo de Emilio Azcárraga Milmo, además de dar a luz cuatro hijos; luego retornaría en 1962 para filmar 32 cintas hasta la última en 1970. A partir de ahí el alejamiento del cine, el mutismo absoluto al no conceder ninguna entrevista y, obviamente, el olvido del público. Ahí estaban sus películas, pero el paso del tiempo es implacable. Alma Delia no llegó a solidificar su carrera como fue el caso de algunas de su coetáneas. Antes y después de Los olvidados filmó otras películas.

 


         Los olvidados no es una película de estrellas sino de personajes. El reparto solamente tiene a Stella Inda como el nombre más comercial pero es el caso de una actriz que nunca alcanzó (ni alcanzaría) un lugar preponderante en el cine (algunas películas para especialistas). Alfonso Mejía y Roberto Cobo tendrían mayor fama en el futuro y aquí quedan como portadores de papeles impactantes (no es la persona sino la máscara). Alma Delia Fuentes viene a ser la cómplice del Ojitos y el objeto de posible sensualidad para el ciego, además de ayudar a su abuelo a transportar el cadáver del malogrado Pedro, pero es otro personaje. Los olvidados no fue popular en su momento: luego vino el premio en Cannes y tomó otro aire para los especialistas, perdiéndose en la altísima producción de su tiempo. Ya llegaría el momento de trascendencia, de cinta capital, de revaloración buñueliana.

 
"Una familia de tantas" como la pequeña Lupita

         Sus primeros papeles, como niña, consistían en ser las versiones infantiles de las protagonistas o la hija pequeña de familia. Así la vemos en Una familia de tantas como Lupita, quien ya no será víctima del padre autoritario que no ha aceptado el matrimonio de Maru, la quinceañera que se le ha rebelado, o la hija mayor, forzada a abandonar la casa ante los golpes y el maltrato. La madre ha antepuesto su voluntad para que, al menos, una de sus hijas encuentre la felicidad en un mundo que ya ha cambiado sus costumbres y en un México que entraba en la modernidad luego de ser el país revolucionario.

 


         Después adquiere el rol de preadolescente malvada en una cinta bastante popular, obra total del realizador Humberto Gómez Landero (quien había filmado los primeros cinco largometrajes de Tin Tan y antes fuera colaborador de Juan Bustillo Oro), llamada Guardián, el perro salvador. Alma Delia era Olga, hija mimada de una familia poco amorosa. Con síntomas de locura, contrata como sirvientas a las pobres Chachita y a su madre con el afán de maltratarlas. El perro del título pertenecía a aquella, pero la horrible Olga no le permitía que lo metiera a la casa. Viene a ser una variante de Cenicienta atosigada por su madrastra, aunque en tono juvenil. Hay momentos delirantes donde Alma Delia empieza a demostrar el odio irracional hacia la pobre empleadita: ve su rostro en una muñeca y se fascina con el agua que la llevará a intentar asesinarla en un lago. El perro salva a su ama pero la psicópata juvenil recibe su merecido castigo moral al ahogarse. Alma Delia estuvo convincente en ese papel que le hacía ser odiada por los espectadores.

 



         Luego llegaría Los olvidados. Alma Delia tenía apenas 13 años y posteriormente interpretaría roles de adolescente quizás porque mostraba un físico más desarrollado para su edad. Sería la hija agobiada por su condición de bastarda, en Historia de un corazón (papel por el cual le entregarían el Ariel por mejor actuación juvenil); y repetiría esa situación aunque con madre equivocada, en La mujer sin lágrimas. Después volvería a ese rol de hija que desconoce su origen verdadero en La loca. En estas dos últimas cintas alternó con Libertad Lamarque.



1951 también le dio el rol de Anita, la jovencita enamorada de Luis Aguilar en A toda máquina que luego se apasiona por Pedro Infante quien le advierte que él transmite su mala suerte a las personas que quiere o lo quieren. La jovencita, de todas maneras lo besa, y luego sufre un accidente al atropellarla un tranvía con todo y automóvil.

 


 


         En 1952 Emilio Tuero la contrató para su compañía Argel Films para un trío de películas dirigidas por el vulgar José Díaz Morales; en dos de ellas fue el objeto amoroso de Tuero (Secretaria particular donde era una muchacha venida a menos que luego recibía una herencia; Martes 13 donde era el motivo de intento de suicidio del novelista Tuero porque ella se casaría con otro) y en la tercera de Víctor Manuel Mendoza (Cartas a Ufemia donde una rivalidad amorosa hace que encuentre el amor con otro hombre). En realidad, Alma Delia era una quinceañera que interpretaba roles para mujeres mayores y en estos casos era notoria la diferencia en edades (casi un cuarto de siglo) con sus galanes.

         Ese mismo año sería la hija dudosa de René Cardona y Miroslava en Las tres perfectas casadas ya que estaba en el aire el misterio de cuál de tres señoras respetables había sido infiel a su marido, entre las que estaba su madre: el padre pensaba que podría ser fruto de dicho amorío. Y luego interpretaría el otro lado de la moneda respecto a sus primeros papeles en Canción de cuna: ahora ella era la versión juvenil de una niña abandonada en la puerta de un convento para ser cuidada y educada por las monjas del mismo antes de salir por su matrimonio. Fue prácticamente su última cinta en esta etapa.



         Y es que en 1953, a los 16 años, filmó otra película, Mi novio es un salvaje, aunque tardaría 14 años en ser exhibida (tal vez porque Alma Delia ya estaba de vuelta en el cine y se quiso aprovechar su nueva popularidad: en realidad, la cinta era muy mala por la falta de gracia, ritmo e ingenio). Aparece en traje de baño mostrando un cuerpo maduro para su edad y se inventa un doble personaje para resolver una cuestión de amor.

 

Irlanda Mora, Alma Delia Fuentes y Joaquín Cordero
en "Mi novio es un salvaje"
 

         Alma Delia Fuentes logró sin problema la transición de actriz niña a mujer (aunque adolescente), tal vez porque interpretaba a mujeres mayores en edad. Lo que fue más difícil para Chachita (por sus cambios físicos y altibajos) o María Eugenia Llamas (quien ya adolescente se alejó del cine para dedicarse más al teatro, sobre todo en Monterrey) por no mencionar a las efímeras Lucha María Ávila, Gloria Alonso o la bobita María Gracia, se tornó natural para Alma Delia. Fueron esos cortes en su carrera las que dejan la incógnita para definir los motivos de su intrascendencia. Como siempre se le recuerda por Los olvidados, había que dejar claro que tuvo muchas otras intervenciones en el cine de ese tiempo.

 

Filmografía de su primera etapa: 1945 – 1953.

Títulos y directores.

1945 – Sinfonía de una vida – Celestino Gorostiza
1947 – La barca de oro – Joaquín Pardavé
1947 – La carne manda – Chano Urueta
1948 – Allá en el Rancho Grande – Fernando de Fuentes
1948 – Una familia de tantas – Alejandro Galindo
1948 – Dos almas en el mundo – Chano Urueta
1949 – De tequila, su mezcal – Carlos Toussaint
1949 – Guardián, el perro salvador – Humberto Gómez Landero
1949 – Si fuera una cualquiera – Ernesto Cortázar
1950 – Los olvidados – Luis Buñuel
1950 – Pata de palo – Emilio Gómez Muriel
1950 – El amor a la vida – Miguel Contreras Torres
1950 – Historia de un corazón – Julio Bracho  Ariel 1952
1951 – La mujer sin lágrimas – Alfredo B. Crevenna
1951 – A toda máquina – Ismael Rodríguez
1951 – La loca – Miguel Zacarías
1951 – Mi esposa y la otra – Alfredo B. Crevenna
1952 – Secretaria particular – José Díaz Morales
1952 – Martes 13 – José Díaz Morales
1952 – Cartas a Ufemia – José Díaz Morales
1952 – Las tres perfectas casadas – Roberto Gavaldón
1952 – Canción de cuna – Fernando de Fuentes
1953 – Mi novio es un salvaje – Carlos Véjar Jr.

 

 

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