JOAQUÍN
Y SARA: MEDIA DOCENA DE PELÍCULAS
Joaquín Pardavé (1900 - 1955)
Compartieron repartos en doce ocasiones, pero
solamente en cuatro fueron esposos y en dos, pareja romántica. Ambos vivieron
en Monterrey cuando fueron pequeños (en el caso de ella) y jóvenes (en el caso
de él). Antes de que termine este 2015 hay que destacar que se cumplieron 60
años del fallecimiento de Joaquín Pardavé y 35 años del de Sara García. Si
vivieran, algo improbable, ella tendría 120 años y don Joaquín, 115. Ella
comenzó en el cine silente en 1917 con las producciones de Mimí Derba y Joaquín
Coss. Él lo hizo hasta 1919, pero en ambos casos fueron en papeles pequeños. La
incursión de Sara García en el cine sonoro fue en El pulpo humano de Jorge Bell, en 1933. Joaquín Pardavé lo hizo un
año antes en la segunda película sonora, luego de Santa, llamada Águilas frente
al sol, del mismo director Antonio Moreno. Así comenzaría una larga
filmografía que obviamente sería rebasada por la entrañable Sara debido a la
prematura partida de Joaquín (falleció a los 54). No obstante, ambos fueron
prolíficos creativamente ya fuera en teatro o la música o la pintura.
Sara García (1895 - 1980)
La reciente visión conjunta de El baisano Jalil (1942) y El barchante Neguib (1945) me recordaron
otros momentos en que los actores estuvieron juntos en pantalla y de ahí que
pensara en darle una revisión a las filmografías. Tenía la idea de que habían
sido pareja en pantalla por muchas ocasiones, pero resultó no ser así.
Curiosamente en tres de los cuatro títulos interpretan a personas de
ascendencia árabe, rol muy querido y propuesto por Pardavé a su productora Filmex. En la cinta restante es una
familia venida a menos procedente de Guanajuato que representa a la clase media
mexicana emigrada a la capital. En otras dos películas los presentan como
personas mayores donde las circunstancias los llevan a enamorarse aunque
inicialmente sean opuestos en sus sentimientos. Y en las demás solamente
comparten créditos. Son casos interesantes dentro de la producción nacional en
los tiempos de jauja de nuestra industria fílmica.
El
baisano Jalil (1942) vino a ser el debut como director de Pardavé. En la
cinta rendía tributo a la comunidad sirio-libanesa que se encontraba en segunda
generación considerando que la primera inmigración había ocurrido a finales de
siglo XIX. En esa época se les llamaba turcos a todos los originarios de países
orientales. Se habían distinguido como comerciantes que a base de tenacidad y
esfuerzo fueron allegándose de recursos. Muchos de ellos alcanzaron posición
económica elevada y eso es lo que narra (además de rendir una sencilla alabanza) esta
película donde el millonario Jalil (Pardavé) y su esposa Suad (Sara García) son
las posibles víctimas de unos ricos arruinados que solicitan préstamos al
libanés. El hijo del matrimonio, Selim (Emilio Tuero), está enamorado de la
hija de estas personas que los ridiculizan y se niegan. Finalmente, sin que
ellos lo sepan, Jalil compra una mina que les da fortuna a los caídos en
desgracia y los hijos se casan felizmente. Tanto Pardavé como García disfrutan
de sus papeles. Ambos hablan con un acento peculiar y cambian las palabras.
Sara García, en una entrevista, comentó que fue a buscar a personas de dicha
etnia para platicar con ellos y aprender la manera en que hablaban. Siempre
aseguró que todo era con respeto aunque las situaciones fueran cómicas.
El
barchante Neguib (1945) volvió a ser dirigida por Pardavé para explotar el
éxito de la pareja como libaneses allegados a México y en algún momento de la
cinta se expresa que están agradecidos con México. En este caso, Neguib
(Pardavé) y Sara (García) han llegado de Michoacán para establecerse en un
mercado de la capital. Su hijo Farid (Jorge Ancira) ya llevaba tiempo en la
urbe y había cambiado su nombre por Alfredo, avergonzado de su ascendencia. No
los recibe en su departamento. Neguib y Sara se van con sus otras dos hijas a
una casa humilde que también comparten con un peón llamado Piloncillo (Fernando
Soto). Entre las diversas situaciones está la confusión de unas amigas de
Alfredo que toman a Sara como sirvienta sin que el hijo la defienda o que el
compañero de departamento de Alfredo quiera abusar de una de sus hermanas. Por
otro lado, una joven empleada, Isabel (Carmelita González) está embarazada de
Alfredo y sin que Neguib lo sepa, le cuenta sus penas. Al darse cuenta Neguib
del hecho va a reclamar a Alfredo sin respuesta. No obstante, lo salva de un
fraude bancario y finalmente todo se arregla. La producción fue muy simple y
nuevamente había mucha gracia entre la pareja de libaneses. Cuando se enojan,
ella dice que se ha atravesado un Río Nilo entre ellos.
El
hombre inquieto (1954, Rafael Baledón) unió los talentos y carismas de esta
pareja con el magnífico Germán Valdez Tin Tan. Éste interpreta a Germán, un
vendedor de periódicos al cual el estafador Roque (Tito Novaro) convence para
que se haga pasar como el hijo muerto del millonario Raful (Pardavé), tenido
antes de casarse con Fátima (García) con la cual tiene una hija, Elena (Martha
Valdés). Raful le ha pedido a Roque que encuentre a su hijo para poder casarse
con Elena, sabiendo que eso es imposible. Con este hombre, Raful se emociona.
Al conocer Germán a Elena se enamoran, pero aparentemente sería un incesto. La
divertidísima comedia se va desarrollando con gracia y buen ritmo. En algún
momento, García comenta que sufrieron muchos años para que la gente les
aceptara y ya no les dijera aboneros, como otro guiño de ojos al espectador
libanés. García y Pardavé resultan muy graciosos: ella se altera al saber que
su marido tuvo un hijo antes de casarse. Pardavé sufre la ira de la mujer y
dice que está de “mal amor” en lugar de “humor” y que hay que esperar a que se
le baje el “barrinche” y deje de estar “encarajinada” para presentar a Germán
como su hijo. Hay una secuencia musical donde Tin Tan canta y baila charleston
y todos participan, incluyendo a la pareja donde se nota el goce de interpretar
sus papeles.
La
familia Pérez (1948, Gilberto Martínez Solares) muestra a Pardavé como
Gumaro Pérez y a doña Sara como Natalia Vivanco de Pérez (anticipando el
apellido a otro de sus roles que se volverá clásico: Las hermanitas Vivanco), quienes tienen cinco hijos y viven en la
capital. La mujer expresa aires de grandeza ya que alguna vez fueron ricos en
Guanajuato, aunque su cultura sea ramplona. La cinta sigue los abusos que sufre
Gumaro al ser apocado tanto en el trabajo como en casa. Su esposa le exige
lujos que no puede sufragar. Cuando ésta cree que lo engaña, lo corre de casa.
Diversas situaciones hacen que pase por limosnero y luego regrese a casa
completamente cambiado, dominando a su esposa. Sara García aparece en una
secuencia como jovencita, vestida con listones y peinada con caireles donde
explota toda su gracia natural. Como en las otras cintas, el matrimonio viene a
terminar feliz y tan enamorado como alguna vez dio lugar el consumarlo.
El
ropavejero (1946, Emilio Gómez Muriel) muestra a Pardavé como Cirilo quien
trabaja el oficio del título buscando ropa y objetos en colonias ricas. Enamora
a María (Sara García), una de las sirvientas, diciéndole que su corazón se
queda preso entre sus garras y que le gusta más que el arroz con leche. Ante el
reclamo de la mujer le responde que “nunca falta un roto para un desconocido”.
Un saco que le entrega al ropavejero viene manchado de sangre aparte que en la
casa se organizan juegos de azar y el patrón de María falsifica billetes. Todo
lleva a la investigación, al triunfo de la ley y del amor, al terminar juntos
María y Cirilo, ambos como ropavejeros por la calle de la ciudad.
Dos
pesos dejada (1949, Joaquín Pardavé) tiene al actor como Gabino, vago que
sale de la cárcel para seguir ayudando a su amigo, el taxista Fermín (Abel Salazar)
quien ha embarazado a Lupe (Alicia Caro), hija de la puestera de mercado
Prudencia (Sara García) y no quiere casarse con ella. A Prudencia le había
pasado la misma situación y no sabe qué hacer. Gracias a la ayuda de Gabino
logra que todas las cosas se arreglen aunque para eso debe desarrollarse un
completo melodrama en toda la acepción del género: Gabino se hace pasar como el
padre desconocido de la muchacha salvando así a Prudencia de la deshonra
completa. Gabino y Prudencia hacen el pacto de continuar fingiendo para que
siga la armonía familiar. Ambos terminan en la fila de una posada navideña, con
velas en la mano, rezando el Ora pro
nobis.
En otras películas aparecen como
compañeros de reparto: En un burro tres
baturros son esposos de parejas diferentes; Ahí está el detalle presenta a Sara como la falsa esposa de
Cantinflas en un falso personaje; Sara interpreta a la esposa de Fernando Soler
en Al son de la marimba, Cuando los hijos se van y Azahares para tu boda; en ¿Quién te quiere a ti? es la madre de la
protagonista. En todas estas cintas Pardavé era amigo de familia o personaje
alternante; Sara era la esposa abnegada o la mujer alrededor de alguna
situación: pero ahí estaban juntos. Los dos regordetes, sin físicos
impresionantes. Ambos tenían un gran carisma y eran talentos naturales: ninguno
estudió actuación y aunque sus personajes eran esencialmente los mismos, sus
venas cómicas y dramáticas, aparte de sus personalidades prodigiosas, llegaban
a ser imanes para el público. Como lo expresó Pardavé en una de estas cintas
mencionadas: siempre hay un roto para un
desconocido y esta pareja hizo historia al unir sus destinos profesionales.
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