miércoles, 29 de diciembre de 2021

CHRISTIAN GONZÁLEZ (1958 - 2021) - IN MEMORIAM

 

CHRISTIAN GONZÁLEZ: IN MEMORIAM 

1-El reciente fallecimiento de Christian González (1958 – 2021) me llevó a desempolvar la videocasetera y el VHS de Imperio de malditos (1992), su tercera película, delirio sadomasoquista de esos años noventa donde la permisividad en el cine mexicano ya era completa. Aquí va un texto como tributo.

POSTER ORIGINAL 

El güero (Humberto Zurita), criminal a sueldo, recuerda el momento de su primera comunión cuando su padre (Guillermo García Cantú) fue asesinado, pero que, antes de morir, le dijo que iba a quedarse solo, por lo que “tenía que echarle muchos huevos”. Luego, mata a quemarropa a un guardaespaldas, a un gordo que se regodeaba con un chichifo oriental, y finalmente, colocando su pistola como órgano sexual en su boca, mata a éste, disparándole. La acción pasa a una reunión sindical en la Central de Abastos, donde el líder Rutilo Morán (Salvador Sánchez, excelente) recibe un tributo en voz de su rival y acreedor Luis (Leonardo Daniel) al cual reclama, en voz baja, que le pague lo que le debe. Pronto, se conoce a la ex mujer de Morán, Marina (Isaura Espinosa), que practica la magia negra y es madre de un hijo adolescente quien es víctima de una bomba enviada para matar a Morán. El joven queda destrozado y su padre ordena al médico que lo atiende que proceda a matarlo. Por tal motivo, contrata a el Güero para que se convierta en su protector y guardaespaldas. De esta manera inicia una relación simbiótica que pasará por diversas etapas, sobre todo cuando se involucre Fabiola (Dobrina Cristeva), amante de Morán, con el Güero.

 Humberto Zurita
Salvador Sánchez 

         La primera relación entre Morán y su nuevo empleado se lleva a cabo en un cabaret donde hay strippers masculinos. Le cuenta su historia, cómo alcanzó su lugar en el mundo, la propiedad de burdeles y bodegas en mercados, además de dejar muy clara su condición humilde que siempre permanece a pesar de tener riquezas. Su amante fue importada de Hong Kong y pagó por ella 25000 dólares. Luego, de manera casi ritual, le expresa que “para ser alguien en la vida, hay que tener huevos, sin compasión”. El protector se convierte en hijo sustituto, y el líder en padre putativo, aunque primero, habrá algunas traiciones, luego otros hechos que irán normando el afecto entre ambos hombres. Fabiola se mete con el Güero quien termina sodomizándola para someterla. El Güero pacta con Luis que sea él quien reciba el adeudo de Morán, además de un porcentaje de utilidades. Fabiola irá ajustando las circunstancias a su alrededor, aunque terminará como otra víctima de su ambición.

 Desollar a la víctima

         Un aspecto interesante es la mezcla de atmósferas: dentro de la terrible realidad violenta, se irá alternando las fantasías de la magia negra practicada por Marina. En dos momentos, cuando Güero ha sido baleado, casi al borde de la muerte, Marina lo salva: extrae una serpiente sangrante de su abdomen, aparte de conjurar al espectro del padre del criminal. Su presencia, en espíritu, reafirma la existencia de Güero, lo que le permite permanecer y continuar contra cualquier ataque. Además de ser un pequeño manual de perversiones y tremendismos, la cinta viene a constatar, subrayar y enfatizar todo ese mundo de corrupción y falsedad que nos rodea. Al final de cuentas, hay que beber las cenizas del líder muerto para perpetuarlo.

 Disfrutar a la víctima

2-En el año 2009, debido a que había conseguido los videohomes de Ritmo, traición y muerte (1991) y su secuela de 2001, unos de los títulos más vendidos en dicho formato, publiqué el siguiente texto en uno de mis blogs.

 Videohome

         Christian González (Tuxpan, Veracruz, 1958) fue alumno de escuela de cine, participante en concurso de cine experimental (Thanatos), fallidísimo autor de cinta intelectualoide y aburrida (Polvo de luz con Camacho y la Jones), pero además perpetrador de otra cinta censurable e interesante (Imperio de malditos). Luego se refugió en el género infinito y desorganizado de los videohomes donde ha filmado un cine "de culto", creado una red de seguidores, para no dejar de aparecer repentinamente en la pantalla grande (24 cuadros de terror, uno de los pocos estrenos interesantes del año pasado). Su obra mayor, vendedora de muchísimas copias, es Ritmo, traición y muerte cuyo título alterno es La cumbia asesina (1991) donde Sebastián Ligarde es un agente policiaco sociópata que se enamora de una vendedora de zapatería, Eva Garbo, quien además ama a un jefe de malvivientes, o sea Jorge Luke, para desatar pasiones, escenas de extrema violencia, desnudos integrales. Se conocen, y las escenas importantes, y sus desenlaces, suceden en un pinchísimo salón de baile donde se interpreta precisamente "La cumbia asesina". Diez años más tarde filmó la secuela, donde el agente Ligarde está encerrado en una clínica psiquiátrica a la cual llega la esposa cachonda y disoluta (Alexa Castillo) de un hombre que practica la religión protestante por lo que no tiene relaciones sexuales con ella (aparte de ser homosexual de closet). La mujer conoce, además, al mismo jefe de malvivientes Luke quien ahora es chofer de combi, aparte de un investigador privado, Roberto Sosa. Con todos tiene sexo, incluyendo a su sirvienta de mediana edad. Urde una trama donde sus amantes se desharán de su marido y ellos mismos se destruirán para que ella siga adelante conociendo otros hombres. Hay una escena donde la mujer se baja la pantaleta, se pone a orinar y luego exprime la prenda, mientras ríe ya que está borracha. Este mal gusto que, además, trata de impactar a sus espectadores, hace que las películas tengan un sentido cercano al John Waters de los inicios, con toda proporción guardada. Desconozco Cumbia cachonda, siguiente secuela, porque no la he podido conseguir, pero hasta aquí les he dado un ejemplo del "culto" que producen los videohomes con sus realizadores que poseen cierta inteligencia. Hay otros patéticos que simplemente son pésimas relecturas del cine de narcotraficantes o de rancheros delincuentes. Los que se dedican a las perversiones sexuales llegan a los peores absurdos, pero lo que más divierte son los elencos constituidos por malísimos actores, tontas vedettes, y alguna que otra excepción... 

 Christian González: In memoriam



 

1 comentario:

  1. Pues estaría muy agradecido si usted digitalizara esos VHS y subiera los
    films a Youtube, ya que son inhallables

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