EL GALLO GIRO
1948. Dir. Alberto Gout.
Juan (Luis Aguilar) es ranchero de Aguascalientes que canta en los palenques. Su padre, Rafael (Óscar Pulido) le pide que siente cabeza pero el muchacho decide irse a la capital para triunfar. Su padre le da un plazo de seis meses. Junto con su ayudante Indalecio (Enrique King “El reintegro”) toma el tren donde conoce, por accidente, a la joven Elia (Carmelita González) de la cual se enamora. En el Distrito Federal debe emplearse como mariachi afuera del Tenampa porque su carácter hace que pierda oportunidades. Casualmente conoce a la madre viuda de Armando (Pepe del Río), pretendiente de Elia, quien se impresiona al encontrarle fuerte parecido con quien fuera su marido. Una vedette, Janet (Joan Page) le apoya para que triunfe. Luego de varias situaciones, se descubre que cuando eran bebés, Juan y Armando, nacidos al mismo tiempo, fueron entregados por error a la pareja equivocada. Todo termina bien.
La cinta sirvió para acentuar la popularidad del joven Luis Aguilar (a sus 30 años), quien había sido descubierto por el productor Raúl de Anda y, con este título, alcanzaba su docena de películas (igual que el director Gout), en un año que complementaría con otro gran éxito (Se la llevó el Remington, dirigida por Chano Urueta), para seguir estableciéndose dentro del gusto del público. Aguilar tenía una personalidad recia y viril que reflejaba seguridad, por lo que pronto podría alternar con otras estrellas que no lo disminuirían en la pantalla (como Pedro Infante, por ejemplo). Además, el título fue una manera de subrayar el apodo con el cual se le anunciaba en sus presentaciones: Luis Aguilar ya no dejaría de ser El gallo giro hasta el final de su vida.
El gallo giro inicia dentro del ambiente ranchero, pero luego se traslada a la ciudad para desarrollar una comedia romántica, con enredos que deberán resolverse de alguna manera. En el coche-cama del tren que lo lleva a la capital, un tropezón hará que Juan caiga prácticamente encima de la joven Elia para que se conforme el interés romántico. Ya en la ciudad, el destino lo hará iniciarse como mariachi que lo llevará a la casa del disipado Armando, prometido de Elia, cuya madre quedará impactada al ver el rostro de Juan. Todas estas casualidades son básicas para las libertades narrativas del cine, pero también para el desarrollo de melodramas lacrimógenos y esa es una de las grandes cualidades de esta película donde su talentoso realizador no permitió que esto sucediera. La revelación de este error no hará que las madres respectivas se rasguen las vestiduras ni que los hijos sufran con el intercambio familiar. Tampoco la presencia de una vedette será motivo para el desencadenamiento de bajas pasiones: mero pretexto para una escena de simples celos que serán infundados.
El oficio del maestro Gout se iría refinando para darle el toque adecuado a la cinta que le tocara dirigir. Aquí estaba ante una comedia amable que no requería entrar a las profundidades del cruel destino como había pasado con Humo en los ojos o La bien pagada o Cortesana, filmadas previamente y que se coronarían al año siguiente con la obra maestra del género cabaretil Aventurera y otros posteriores con Ninón Sevilla. El gallo giro es una cinta musical, sobre todo, para lucir a Luis Aguilar quien interpreta dos papeles: a su padre verdadero, sin bigote, pero con un mechón de cabello levantado que se repite en el hijo, con la idea de aparentar a un gallo con plumas alebrestadas. La acción se irá al pasado cuando nace Juan y ocurre un error en la entrega de los bebés recién nacidos a cada pareja. Los flamantes padres se van de juerga para celebrar y, en el cabaret donde están, Aguilar baila con gracia y gusto un charleston, además de “Las pelonas”, al lado de la enfermera Gloria Ríos.
Entre otras curiosidades de esta agradable película está la presencia de Joan Page, una cantante y bailarina que tuvo un paso relativamente corto (nueve películas en diez años) por el cine mexicano, pero de la cual se desconocen datos precisos. Sus rasgos físicos la acercan a una María Antonieta Pons menor, con un cuerpo muy escultural y cabellos rubios. Su rol más conocido estará en Al son del mambo (Urueta, 1950) donde baila con Resortes. En su número de “Luna, lunera, cascabelera” (que no viene anunciada en los créditos de la película) es acompañada musical y vocalmente por los Hermanos Reyes (todavía sin la cantante Teresita, su hermana menor), tampoco mencionados en los créditos. Otra presencia que estuvo pocas veces en el cine es el cómico Enrique King, apodado “El reintegro”, quien sería cantante dentro del trío “Los Tex Mex”, (muy populares en los años cuarenta y cincuenta, para ahora estar bastante olvidados: aquí se presentaban en el Teatro México, situado en Calzada Madero), cuya cinta más popular será Barrio Bajo (Fernando Méndez, 1949).
Y otra de sus cualidades es
contar con un reparto de actores secundarios de excelencia, aquellos que fueron
soporte en infinidad de cintas mexicanas: Óscar Pulido (siempre excepcional,
con una gracia absoluta), Aurora Cortés, Josefina Escobedo, María Gentil Arcos,
Aurora Walker, Hernán Vera, o el joven galán Pepe del Río, quien había
comenzado desde niño en El compadre Mendoza (De Fuentes, 1933) para
luego intervenir en una cuarentena de películas sin llegar jamás a cuajar por
completo, a pesar de sus esfuerzos.
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