miércoles, 27 de diciembre de 2017

ANIVERSARIOS DEL CINE MEXICANO 2018 (4)

1958



         Hace 60 años se filmaron 138 películas, número récord para la historia, hasta entonces, del cine nacional. A pesar de la alta producción se cerraron los estudios Azteca. Se organizó y celebró, solamente en la Ciudad de México, la Primera Reseña de Festivales Cinematográficos que después tendría su sede en Acapulco, donde se exhibían algunas de las cintas premiadas en los festivales internacionales de categoría (Cannes, Venecia, Berlín, entre otros). Algunas cintas del año se enviaron, por su parte, a festivales distintos sin alcanzar notoriedad con la honrosa excepción de la mejor película del año, o sea Nazarín, invitada directamente por el Festival de Cannes donde obtendría el Premio Especial del Jurado. Fallecieron personajes secundarios del cine nacional: el realizador pionero del cine silente y actor Guillermo Calles, la actriz Josefina Segarra (cuya presencia más notoria ocurre en ¡Así es mi tierra! de Boytler-Cantinflas) y Alfredo Gómez de la Vega, importante actor teatral cuya única actuación en cine fue en Barrio de pasiones (1947, Adolfo Fernández Bustamante) y aparte co-dirigió Santa (1943, Norman Foster) en apoyo actoral. Y fue el año en que El Santo debutó en cine para convertirse en ícono innegable.



         Algunas de las películas destacadas del año. Ya muchas de ellas se distinguen por detalles o cuestiones particulares fuera de sus imperfecciones. Varios directores tuvieron más de una cinta en el año pero selecciono lo más notorio. Una lista muy incompleta que espero ir incrementando durante el año.




         *Nazarín (Luis Buñuel). Indudablemente uno de los puntos altos del cine mexicano. Fuera de serie, ejemplo de lo que hubiera sido nuestra industria con más productores sensibles como Barbachano Ponce. Basada en la novela de Benito Pérez Galdós, adaptada a suelo mexicano en tiempos porfiristas, tenemos la figura del sacerdote idealista que desea imitar humildemente a Cristo sin imaginar las consecuencias que esto conlleva. Buñuel logró su cinta más redonda desde Los olvidados.




*La cucaracha (Ismael Rodríguez). Reunión insólita de los grandes mitos del cine nacional: María Félix y Dolores del Río. Una trama melodramática que habla más de pasiones amorosas de dos mujeres opuestas (la vulgar Cucaracha contra la aristocrática Isabel) que de la mentada revolución, vehículo usual en nuestro cine prestigioso para ofrecer una visión heroica y nacionalista. Aparte, añadan a Pedro Armendáriz, Emilio Fernández y otros futuros monstruos sagrados como Ignacio López Tarso o David Reynoso... ¡Ah, y la genial Lupe Carriles!




         *El hombre del alazán (Rogelio A. González). Un personaje usual del cine de caballitos adquiere tonos picarescos: un estafador de feria que es dominado por la pasión amorosa para luego cuestionarla ante la pérdida de su libertad. Un guion inteligente de Luis Alcoriza en las manos de un director excepcional. Fernando Casanova y Martha Mijares.




         *Misterios de ultratumba (Fernando Méndez). Una cinta de terror que deja cabos sueltos, busca la solución a lo que está más allá de la muerte para desviarse por otro camino. No importa mientras se aprecia una atmósfera admirable con manejo del suspenso. Espíritus, una loca furiosa interpretada por Carolina Barret, una casona oscura y amenazante.




         *Quinceañera (Alfredo B. Crevenna). Una película siempre vapuleada y con discurso bastante clasista al mostrar a tres chicas que llegan a la edad de las ilusiones, cada una perteneciente a estratos sociales diversos, pero que se ocupa de uno de los eventos más esperados, tradicionales y significativos de la familia mexicana: la entrada en sociedad y en la edad de merecer de las hijas. Entrañable por reparto, por mostrar una urbe apacible, por sus personajes que representan a valores simbólicos. Martha Mijares, en el rol de la quinceañera rica, se despedía del cine.




         *Las señoritas Vivanco (Mauricio de la Serna). Nueva reunión de las abuelas del cine nacional, obviamente Sara García y Prudencia Griffel, como señoritas porfirianas que reciben el producto del pecado de su donjuanesco hermano: una niña a la cual hay que criar y educar. La ruina económica no deja más que los hurtos a personajes miserables o infieles por lo que justifican los latrocinios para seguir sobreviviendo. Guion brillante de Elena Garro y Juan de la Cabada con adaptación de Josefina Vicens.




         *Miércoles de ceniza (Roberto Gavaldón). Una mujer (María Félix) es violada por un sacerdote. Con el paso del tiempo se vuelve dueña de un burdel durante tiempos cristeros apoyando por completo al gobierno. Se enamora de un médico por su trato justo e imparcial hasta que descubre que es, en realidad, un sacerdote. Imagen indirecta de una lucha social que nuestro cine no trataba y que se pudo realizar porque su objetivo era romántico más que impugnador.




         *La edad de la tentación (Alejandro Galindo). Un cuento moralizador donde los personajes son cuatro jovencitos bajo diferentes circunstancias familiares: uno tiene padre comprensivo y apoyador que lo aconseja y lleva a conferencias sobre sexo, se ejercita y no cae en el deseo sexual. Los otros viven con familias más bien disfuncionales y son atrapados en el torbellino carnal con diversas consecuencias que sirven como advertencias para los espectadores adolescentes. Despegue como nuevas estrellas de sus protagonistas juveniles: el versátil Fernando Luján, el apasionado Alejandro Ciangherotti Jr., el guapito sin experiencia Gastón Santos y el atlético, centrado Alfonso Mejía.  




         *La estrella vacía (Emilio Gómez Muriel). La versión fílmica de una popular novela de Luis Spota utilizó a María Félix para que el público pensara que la protagonista, una mujer cuya ambición de triunfar como estrella de cine la llevaba a dejar sus escrúpulos de lado, era imagen de su propia vida. Aunque algunos elementos empataban románticamente con la realidad eran en realidad cuestiones usuales en diversos casos. Lo que queda es un reparto maravilloso, vestuarios lujosos, una Félix bellísima y unos diálogos de antología: ¡y todo en colores!




         *Impaciencia del corazón (Tito Davison). La adaptación a ambiente mexicano de la espléndida novela de Stefan Zweig traslada el período previo de la Primera Guerra Mundial a los tiempos de la Intervención Francesa, además de agregar otros personajes. Una joven paralítica, hija de un hombre acaudalado, conoce a un capitán del cual se enamora perdidamente. Sin embargo, el joven oficial está más interesado en una prima de la muchacha por lo que continua viéndola para acercarse a la otra. El joven siente compasión por la incapacitada y le hace creer que la ama. Visión romántica de los deseos frustrados en ambos sentidos: amante y amado que lleva a resultados trágicos.




         *Nacida para amar (Rogelio A. González). La comedia musical excesiva, redonda, plena de fantasía, divertida. Versión frívola de La estrella vacía sin melodrama ni perversión, solamente con la falta de todo escrúpulo para alcanzar la fama. Loló (Ana Luisa Peluffo, magnífica) es una vedette legendaria (literalmente) que pasa por amantes, cambios sociales, maridos, giras internacionales, para demostrar que posee un vacío moral que la hace ¡feliz! Maravillosa y excepcional.




         *Sábado negro (Miguel M. Delgado). Cuando no era director a destajo de Cantinflas, Delgado realizaba cintas aceptables. En este caso, una incursión en el film noir a la mexicana con un inopinado buen guion (del churrero, ahora centenario, José María Fernández Unsaín) acerca del marido manso, oficinista, que aprovecha las vacaciones de su familia para asistir con un compañero oficinista al cabaret. Conoce a una mujer que lo seduce pero luego lo involucra en un crimen del cual es inocente. Jorge Martínez de Hoyos ofrece una excelente actuación. Aceptable atmósfera. La cinta volvería a filmarse veinte años después como Noche de juerga por el mismo realizador.




         *El brazo fuerte (Giovanni Korporaal). Cinta independiente que tardó 16 años para estrenarse. Visión del cacique mexicano alimentado por los intereses de los poderosos y la impotencia de los humillados. Agileo llega a un pueblo y gracias a una carta federal se le toma como amigo del Presidente. De esta manera inicia una existencia de abusos y descontroles hasta que muere y se descubre la verdad detrás de esta misiva. Irónica, desparpajada, con un reparto de desconocidos y una factura impecable.




         *La familia Ruffino (Julio Porter)

         *El fistol del diablo (Fernando Fernández). Dos series filmadas en los Estudios América que marcaron el debut de sus realizadores. Cada una contaba con cuatro títulos divididos en tres episodios. La familia Ruffino es una divertidísima relación de situaciones que vive este cuarteto musical, originario de Cuba, popularísimo por esos años, donde interpretan bellas canciones. El fistol del diablo parte de la esencia de la novela de Payno en tiempos actuales donde el diablo ofrece un fistol a sus posibles víctimas a cambio de su alma y consecuencias fatales. Es muy entretenida, con repartos secundarios y producción barata.



         Aquí hay otros títulos de interés y quedan todavía varios por rescatar:

Acapulqueña – Ramón Pereda

Ama a tu prójimo – Tulio Demicheli

Las aventuras de Carlos Lacroix – Zacarías Gómez Urquiza

Bolero inmortal – Rafael Portillo

Café Colón – Benito Alazraki

La cigüeña dijo sí – Rafael Baledón

Cuentan de una mujer – Juan J. Ortega

Los desarraigados – Gilberto Gazcón

Escuela de verano – Gilberto Martínez Solares

Estampida – Raúl de Anda

El grito de la muerte – Fernando Méndez

El hombre que me gusta – Tulio Demicheli

Isla para dos – Tito Davison

Lágrimas de amor – Alfonso Corona Blake

México nunca duerme – Alejandro Galindo

Mientras el cuerpo aguante – Gilberto Martínez Solares

La mujer y la bestia – Alfonso Corona Blake

Los pequeños gigantes – Hugo Butler

Raffles – Alejandro Galindo

Santo contra el cerebro del mal – Joselito Rodríguez

Santo contra los hombres infernales – Joselito Rodríguez

Sed de amor – Alfonso Corona Blake

Una señora movida – René Cardona

Señoritas (Fernando Méndez)

Thaimí, la hija del pescador – Juan Orol

La vida de Agustín Lara – Alejandro Galindo

El vestido de novia – Benito Alazraki












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