miércoles, 27 de diciembre de 2017

ANIVERSARIOS DEL CINE MEXICANO 2018 (3)


1948



         Hace 70 años se filmaron 81 películas que, al revisarse, indican que el cine nacional estaba en un buen momento tanto creativo como popular. En ese año debutó Silvia Pinal con un pequeño papel en Bamba (Miguel Contreras Torres) así como la niña María Eugenia Llamas, apodada “La tucita” en Los tres huastecos (Ismael Rodríguez); y quien fuera anotadora y asistente de director Matilde Landeta filmó su primera película como directora basada en una novela de Francisco Rojas González llamada Lola Casanova.



         Entre las mejores películas de 1948 podemos destacar las siguientes (sin orden de importancia):



         *Pueblerina (Emilio Fernández). La historia de un amor contra todo obstáculo y del esfuerzo contra toda adversidad. Al no tener presupuesto suficiente, el Indio utilizó a Roberto Cañedo y Columba Domínguez, actores de segunda fila, para filmar la que se considera su mejor película. Ambos se tornaron estrellas gracias a esta muestra de pasión idílica.




*Salón México (Emilio Fernández). La exaltación del héroe cotidiano, menor, con bajo perfil, quien se esfuerza por sacar adelante a la esperanza de la patria. Marga López es la cabaretera Mercedes cuyo deber es darle educación a su hermana quien vive ignorante de su oficio. Miguel Inclán es el buen policía, excepción honrosa, que viene a ser el protector de la inocencia.




         *Una familia de tantas (Alejandro Galindo). La confrontación entre el México del pasado (conservador y autocrático) y el México moderno (emergente, abierto, iconoclasta). Un hombre provoca el desmoronamiento de su familia al no aceptar los cambios sociales, ni las ideas de las nuevas generaciones.




         *Calabacitas tiernas (Gilberto Martínez Solares). Liberación del talento creativo de Tin Tan quien crea su propio universo, juega con las palabras, enfrenta a los otros personajes, enamora a sus alternantes femeninas. Tin Tan entró en su segunda etapa e inició un período brillante que, por desgracia, terminaría por el exceso (y luego por la edad).




         *Rosenda (Julio Bracho). El amor fortuito, inopinado. El viejo tendero del pueblo va a pedir la mano de una joven campesina para un arriero que de pronto desaparece. Se convierte en su protector y, posteriormente, amante enamorado. El azar y los movimientos sociales producen una separación inesperada. Fernando Soler ofrece una de sus mejores actuaciones y Rita Macedo se iba colocando como joven y popular estrella.




         *Los tres huastecos (Ismael Rodríguez). Otro despliegue tecnológico, para la época, al mostrar a Pedro Infante por triplicado. Una comedia hilarante donde las sustituciones de identidad permiten que se conozcan intenciones y secretos. Descubrimiento de una niña talentosa que pudo inmortalizarse como “La tucita” quien acaparó la atención del público.




         *Ustedes los ricos (Ismael Rodríguez). Secuela grata de la popularísima Nosotros los pobres (1947) donde siguen las tragedias de los menos afortunados socialmente. Muestra de la sabrosa sobreactuación de Pedro Infante que impactó al público lo mismo que del gran talento confirmado de la malograda Blanca Estela Pavón. Frases ya inmortales, situaciones más comprensibles en estos tiempos decadentes.




         *¡Esquina bajan! (Alejandro Galindo). La ciudad como escenario de lo popular. Comentario social sobre uno de los personajes urbanos tan cercanos como polémicos: el chofer de línea camionera y los pleitos entre rivales de las compañías que las atienden. David Silva y Mantequilla como representantes de un mundo aledaño al de Nosotros los pobres. Su secuela Hay lugar para… dos (1948), es igualmente efectiva.




         *Angelitos negros (Joselito Rodríguez). El comentario sobre la discriminación racial a través del más puro melodrama. El amor maternal que va más allá de la humillación y el sufrimiento conyugal que guarda secretos. Pedro Infante, como otros participantes de la película, se embadurna con maquillaje negro que ahora se considera políticamente incorrecto. Todo en pos de la lágrima.




         *Han matado a Tongolele (Roberto Gavaldón). Un caso policiaco permite explorar el mundo del teatro de revista donde la popular bailarina Tongolele va a perjudicar a muchos con su retiro por casamiento. Única aparición en cine del legendario director teatral Seki Sano a través de una película corta debido a que se filmó apresuradamente por un problema sindical.




         *El gallo giro (Alberto Gout). Mezcla de comedia ranchera y urbana para aprovechar la popularidad del ahora centenario Luis Aguilar quien ya era conocido con este apodo cuando se filmó la película. El maestro Gout con buen tino le dio ligereza y dignidad a un argumento de confusión de identidades con personajes simpáticos.




         *Lola Casanova (Matilde Landeta). Luego de muchos años sin mujeres en la dirección fílmica (con pocos antecedentes), la anotadora y asistente Landeta debutó con este subvalorado melodrama que ocurre en el mundo de los indios seris de Sonora. Lola, criolla, se enamora de Coyote Iguana. Lucha contra la injusticia pero vive con la esperanza de que se reconozca la grandeza de la raza mexicana.





         Y podíamos seguirle porque están Comisario en turno (Raúl de Anda), La dama del velo (Alfredo B. Crevenna), Maclovia (Emilio Fernández), El dolor de los hijos (Miguel Zacarías), Dueña y señora (Tito Davison), El supersabio (Miguel M. Delgado), El pecado de Laura (Julián Soler), Se la llevó el Remington (Chano Urueta), en un año que resulta admirable por tanta buena película que ha ganado valor con el paso de los años.

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