TRENES
RIGUROSAMENTE VIGILADOS
(Ostre
sledované viaky)1966. Dir. Jirí Menzel
En los años sesenta, los movimientos
fílmicos en muchos países dieron lugar a la entrada de nuevas voces y variadas
temáticas. Checosolovaquia no fue la excepción y sus películas comenzaron a
deslumbrar en festivales de cine y a distribuirse por el mundo. A México nos
llegaron las cintas que alcanzaban a colarse en la programación de la Reseña de
Cine (antecesora de las siguientes Muestras Internacionales de Cine) que se
celebraba en Acapulco y luego se repetía en la Ciudad de México. En Monterrey
se pasaban por los extraños milagros de la distribución y de esa manera pudimos
conocer, aunque en únicos días o pocas exhibiciones Un día, un gato (Vojtech Jasny, 1962), Los amores de una rubia (Milos
Forman, 1965), La tienda en la calle mayor (Kadar y Klos, 1965), El niño y la
guerra (Karel Kachyna, 1965) o Las
pervertidas (Vera Chytilová, 1966), además de la que comento en este
artículo.
Un día, un gato
Los amores de una rubia
Jirí Menzel (1938) forma parte del
grupo cuyas obras cinematográficas ahora han quedado en un momento brillante en
la historia del cine checoslovaco. Nombres como Forman, Schorm, Nemec o
Chytilová, brindaron al mundo tramas que mostraban cierta rebeldía ante el orden
establecido, denuncia contra las injusticias del pasado, además de impartir
cierto sentido transgresor del humor. Los legendarios Estudios Barrandov en
Praga (considerados como el Hollywood del Este ya que todavía en nuestro tiempo
sirven como base para filmación de cintas nacionales e internacionales: un
ejemplo reciente sería Casino Royale)
fueron la casa para su realización. Por otra parte, el hecho de que algunos
títulos fueron seleccionados dentro de las nominaciones al Óscar, permitieron
su mayor distribución (en 1966, La tienda
en la calle mayor ganó el premio como mejor película extranjera; al año
siguiente Los amores de una rubia estuvo
entre las nominadas aunque perdió ante la taquillerísima Un hombre y una mujer, procedente de Francia). Trenes rigurosamente vigilados fue la mejor película extranjera,
aparte de otras nominaciones (Los Globos de Oro o los ingleses BAFTA).
Cartel publicitario norteamericano donde
se exageran las situaciones sexuales
Milos (un espléndido Václav Neckár)
es un joven recién salido de la escuela que consigue el empleo como controlador
de trenes en la estación de un pequeño pueblo checoslovaco durante la Segunda
Guerra Mundial. De esta manera, su labor consistirá en pocas maniobras
cotidianas, mínimo esfuerzo, para pensar sobre todo en el sexo y su gran deseo
será perder la virginidad. Luego de un fallido intento con su amiga Masha, el
joven decide suicidarse cortándose las venas ya que no puede ser hombre. Es
rescatado a tiempo y un médico (el propio realizador) le aconseja que tenga
ánimos, busque a una mujer experimentada y que piense en otra cosa mientras
fornica para evitar la eyaculación precoz. Milos empieza su búsqueda hasta que
cierta noche llega una mujer de la resistencia con una bomba que deberá
colocarse en uno de los trenes rigurosamente vigilados por los alemanes ya que
su cargamento consiste en armamentos. Milos pasa la noche con esta mujer y
despierta satisfecho, con toda la intención de apoyar en el lanzamiento de la
bomba. Lo logra, pero uno de los soldados alemanes le acribilla y muere.
El extraordinario Vacláv Neckár
como Milos
La madre ayuda al hijo en su
primer día de trabajo
Milos encuentra a su amiga Masha
con la cual desea tener sexo
La película muestra a un joven común
y corriente, con los deseos naturales de experimentar el sexo. Milos es un
muchacho sencillo, sin mayores ambiciones, pleno ejemplo de la inocencia sin
experiencia que, como suele suceder, se aterra ante la primera posible
experiencia. Su fracaso le hace pensar, dentro de esa simpleza emocional, que
no habrá futuro para sus anhelos y llega a la apresurada convicción de que es
mejor quitarse la vida a ser virgen por siempre. Como contraste, su supervisor
en la estación, Hubicka (Josef Somr) es un delicioso cínico, sensual y
hedonista, que llega al grado de seducir a la joven telegrafista del lugar,
marcándole nalgas y piernas con los sellos oficiales, antes de pasar al coito. Hubicka
es, sin que se sepa hasta el final, alguien que participa en una velada
resistencia antinazi. De esta manera, sexo y heroísmo se conjugan para mezclar
una forma muy particular de definir el término de hombría.
El libidinoso Hubicka, supervisor
del joven Milos
El torpe jefe de estación de trenes
Menzel muestra lo cotidiano en este
lugar contrastante: una condesa que goza de privilegios ante un jefe de
estación torpe que ambiciona subir de puesto dentro de sus limitaciones
naturales. Por otro lado está la historia familiar de Milos: el abuelo,
creyendo poseer el don del hipnotismo, fue aplastado por un tanque al intentar
detenerlo con la mirada; su padre es un holgazán que se pensionó tempranamente
de su empleo, también en los trenes, heredando el sentimiento al jovencito. No
se siente la invasión nazi en este pueblo, pero se encuentra en la atmósfera.
El requerimiento de héroes está disfrazado ante las pasiones humanas. Cuando
sucede el fallido encuentro entre Milos y Masha en el estudio fotográfico de un
tío de la muchacha, ocurre un bombardeo que destroza el espacio: una metáfora
paralela de la derrota entre el oprimido ciudadano, impotente ante la situación
política, y el joven aniquilado por la disfuncionalidad sexual. Por eso, las
cosas cambian: el éxito sexual de Milos le dan la fortaleza para ser, y
considerarse, hombre. No le importa nada: hay que vencer al enemigo, pero la
realidad es más amarga. Ser hombre tiene su precio.
Milos en el hospital luego de su intento
de suicidio, el médico (el director Jirí Menzel)
le aconseja buscar una mujer mayor
Las nalgas con el sello oficial
La mujer que hará "hombre" a Milos
Luego de la explosión del tren,
se desata un fortísimo viento
A México llegó hasta 1970. En el
Distrito Federal estuvo muchas semanas en la llamada Sala de Arte Regis (que se
destruyó con el terremoto de 1985) y a Monterrey nos llegó al Cine Rex. Ahora
cumple su cincuentenario. Menzel continuó filmando, aunque la invasión
soviética a Checoslovaquia mermó posibilidades de expresión. Su siguiente
película internacional Verano caprichoso
llegó a la última reseña de Acapulco pero tuvimos que esperar muchos años para
disfrutarla por el videocassette. En los años noventa llegó otra de sus cintas
a nuestro país Pájaros en el alambre
que había filmado en 1969 pero fue prohibida por la censura soviética y tuvo
que esperar años para su estreno. Sigamos honrando a 1966, un año maravilloso
para la producción cinematográfica mundial.
Verano caprichoso (1968)
Pájaros en el alambre (1969 ), estrenada hasta 1990.
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