jueves, 3 de marzo de 2016

EL PRECIO DE SER HOMBRE


TRENES RIGUROSAMENTE VIGILADOS
(Ostre sledované viaky)
1966. Dir. Jirí Menzel
 


            En los años sesenta, los movimientos fílmicos en muchos países dieron lugar a la entrada de nuevas voces y variadas temáticas. Checosolovaquia no fue la excepción y sus películas comenzaron a deslumbrar en festivales de cine y a distribuirse por el mundo. A México nos llegaron las cintas que alcanzaban a colarse en la programación de la Reseña de Cine (antecesora de las siguientes Muestras Internacionales de Cine) que se celebraba en Acapulco y luego se repetía en la Ciudad de México. En Monterrey se pasaban por los extraños milagros de la distribución y de esa manera pudimos conocer, aunque en únicos días o pocas exhibiciones Un día, un gato (Vojtech Jasny, 1962), Los amores de una rubia (Milos Forman, 1965), La tienda en la calle mayor (Kadar y Klos, 1965), El niño y la guerra (Karel Kachyna, 1965) o Las pervertidas (Vera Chytilová, 1966), además de la que comento en este artículo.

Un día, un gato
 
Los amores de una rubia
 

            Jirí Menzel (1938) forma parte del grupo cuyas obras cinematográficas ahora han quedado en un momento brillante en la historia del cine checoslovaco. Nombres como Forman, Schorm, Nemec o Chytilová, brindaron al mundo tramas que mostraban cierta rebeldía ante el orden establecido, denuncia contra las injusticias del pasado, además de impartir cierto sentido transgresor del humor. Los legendarios Estudios Barrandov en Praga (considerados como el Hollywood del Este ya que todavía en nuestro tiempo sirven como base para filmación de cintas nacionales e internacionales: un ejemplo reciente sería Casino Royale) fueron la casa para su realización. Por otra parte, el hecho de que algunos títulos fueron seleccionados dentro de las nominaciones al Óscar, permitieron su mayor distribución (en 1966, La tienda en la calle mayor ganó el premio como mejor película extranjera; al año siguiente Los amores de una rubia estuvo entre las nominadas aunque perdió ante la taquillerísima Un hombre y una mujer, procedente de Francia). Trenes rigurosamente vigilados fue la mejor película extranjera, aparte de otras nominaciones (Los Globos de Oro o los ingleses BAFTA).

Cartel publicitario norteamericano donde
se exageran las situaciones sexuales


            Milos (un espléndido Václav Neckár) es un joven recién salido de la escuela que consigue el empleo como controlador de trenes en la estación de un pequeño pueblo checoslovaco durante la Segunda Guerra Mundial. De esta manera, su labor consistirá en pocas maniobras cotidianas, mínimo esfuerzo, para pensar sobre todo en el sexo y su gran deseo será perder la virginidad. Luego de un fallido intento con su amiga Masha, el joven decide suicidarse cortándose las venas ya que no puede ser hombre. Es rescatado a tiempo y un médico (el propio realizador) le aconseja que tenga ánimos, busque a una mujer experimentada y que piense en otra cosa mientras fornica para evitar la eyaculación precoz. Milos empieza su búsqueda hasta que cierta noche llega una mujer de la resistencia con una bomba que deberá colocarse en uno de los trenes rigurosamente vigilados por los alemanes ya que su cargamento consiste en armamentos. Milos pasa la noche con esta mujer y despierta satisfecho, con toda la intención de apoyar en el lanzamiento de la bomba. Lo logra, pero uno de los soldados alemanes le acribilla y muere.

El extraordinario Vacláv Neckár
como Milos
 
La madre ayuda al hijo en su
primer día de trabajo
 
Milos encuentra a su amiga Masha
con la cual desea tener sexo
 

            La película muestra a un joven común y corriente, con los deseos naturales de experimentar el sexo. Milos es un muchacho sencillo, sin mayores ambiciones, pleno ejemplo de la inocencia sin experiencia que, como suele suceder, se aterra ante la primera posible experiencia. Su fracaso le hace pensar, dentro de esa simpleza emocional, que no habrá futuro para sus anhelos y llega a la apresurada convicción de que es mejor quitarse la vida a ser virgen por siempre. Como contraste, su supervisor en la estación, Hubicka (Josef Somr) es un delicioso cínico, sensual y hedonista, que llega al grado de seducir a la joven telegrafista del lugar, marcándole nalgas y piernas con los sellos oficiales, antes de pasar al coito. Hubicka es, sin que se sepa hasta el final, alguien que participa en una velada resistencia antinazi. De esta manera, sexo y heroísmo se conjugan para mezclar una forma muy particular de definir el término de hombría.

El libidinoso Hubicka, supervisor
del joven Milos
 
El torpe jefe de estación de trenes


            Menzel muestra lo cotidiano en este lugar contrastante: una condesa que goza de privilegios ante un jefe de estación torpe que ambiciona subir de puesto dentro de sus limitaciones naturales. Por otro lado está la historia familiar de Milos: el abuelo, creyendo poseer el don del hipnotismo, fue aplastado por un tanque al intentar detenerlo con la mirada; su padre es un holgazán que se pensionó tempranamente de su empleo, también en los trenes, heredando el sentimiento al jovencito. No se siente la invasión nazi en este pueblo, pero se encuentra en la atmósfera. El requerimiento de héroes está disfrazado ante las pasiones humanas. Cuando sucede el fallido encuentro entre Milos y Masha en el estudio fotográfico de un tío de la muchacha, ocurre un bombardeo que destroza el espacio: una metáfora paralela de la derrota entre el oprimido ciudadano, impotente ante la situación política, y el joven aniquilado por la disfuncionalidad sexual. Por eso, las cosas cambian: el éxito sexual de Milos le dan la fortaleza para ser, y considerarse, hombre. No le importa nada: hay que vencer al enemigo, pero la realidad es más amarga. Ser hombre tiene su precio.

 
Milos en el hospital luego de su intento
de suicidio, el médico (el director Jirí Menzel)
le aconseja buscar una mujer mayor
 
Las nalgas con el sello oficial
 
La mujer que hará "hombre" a Milos
 
Luego de la explosión del tren,
se desata un fortísimo viento


            A México llegó hasta 1970. En el Distrito Federal estuvo muchas semanas en la llamada Sala de Arte Regis (que se destruyó con el terremoto de 1985) y a Monterrey nos llegó al Cine Rex. Ahora cumple su cincuentenario. Menzel continuó filmando, aunque la invasión soviética a Checoslovaquia mermó posibilidades de expresión. Su siguiente película internacional Verano caprichoso llegó a la última reseña de Acapulco pero tuvimos que esperar muchos años para disfrutarla por el videocassette. En los años noventa llegó otra de sus cintas a nuestro país Pájaros en el alambre que había filmado en 1969 pero fue prohibida por la censura soviética y tuvo que esperar años para su estreno. Sigamos honrando a 1966, un año maravilloso para la producción cinematográfica mundial.

Verano caprichoso (1968)
 
Pájaros en el alambre (1969 ), estrenada hasta 1990.

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