NIDO DE ESCORPIONES
(Der Junge Törless)
1966. Dir. Volker Schlöndorff.
cartel alemán
cartel británico
cartel polaco
cartel checoeslovaco
A finales de los años sesenta, el
maravilloso Cine Club del Aula Magna de la UANL (que tenía dos proyectores de
35 mm como cualquier sala comercial) ofreció un extraordinario ciclo del Nuevo
Cine Alemán (de entonces). Ahí pudimos conocer Anita G. - La chica del ayer
(Kluge), De cabeza, Madame (Richert), Tiempo de veda para zorros (Schamoni),
Escenas de caza en la baja Baviera (Fleischmann) y la película de la que
hoy me ocupo, que en dicho ciclo se llamó El
joven Törless y meses después se exhibió comercialmente en el Cine Rex bajo
el título que les consigno: ninguna de las otras cintas regresaría. Anita G. podríamos disfrutarla
nuevamente en los tiempos del DVD. Eran realizadores que habían surgido de una
protesta realizada en el Festival de Oberhausen donde se quejaban del mal
estado de la cinematografía de su país que consistía en comedias musicales,
melodramas policiacos o películas varias sin distinción, producto del deterioro
en que había caído el cine alemán (tan prestigioso e influyente en su etapa silente y hasta antes de la llegada de Hitler) debido al nazismo, la guerra y sus años posteriores.
Esta cincuentenaria película vino a ser punta de lanza (junto con la de Kluge) para que comenzaran
a tratarse otros temas dentro de una cinematografía que se tornaría
deslumbrante, sobre todo por la subsecuente aparición de Werner Herzog (1942) y Rainer
Werner Fassbinder (1945 – 1982).
Schlöndorff dirigiendo su primer largometraje
Nido
de escorpiones es la adaptación de la primera novela de Robert Musil (Las tribulaciones del joven Törless, 1906)
que había sido gran éxito literario para su autor y que el joven realizador
debutante Volker Schlöndorff (1939)
utilizó para su debut en el largometraje: ya había sido asistente de nombres
significativos para la Nueva Ola Francesa, Louis
Malle (Fuego fatuo), Alain Resnais (El año pasado en Marienbad) y Melville (Morir matando), además de
haber filmado un cortometraje. La película en pantalla ancha y contrastante
blanco y negro daba un nuevo aliento al cine alemán, además de utilizar su
trama (la perversión en un internado para jóvenes de buena posición en la
región austro-húngara, previamente a la Primera Guerra Mundial) para
convertirla en una alegoría de lo que sería el surgimiento del fascismo.
Schlöndorff sigue fiel la trama de la novela pero le añade su particular visión.
La cinta es, por lo tanto, fascinante.
El joven Törless (Mathieu Carrière)
llega al internado donde lo inscriben sus padres. Forma amistad con los poderosos
Reiting (Fred Dietz) y Beineberg (Bernd Tischer). Uno de los alumnos, el judío
Basini (Marian Seidowsky), pide a Reiting que le dé tiempo para pagarle una
deuda pero se niega. Entonces Basini roba dinero a Beineberg y luego lo pierde
en una apuesta. Al enterarse los dos jóvenes, empiezan a someterlo bajo la
amenaza de denunciarlo ante las autoridades del colegio. Basini se atemoriza y
se convierte en esclavo, luego en víctima de las torturas de sus compañeros. Törless
es testigo de lo que sucede pero decide no informar sobre el asunto y se torna
en espectador pasivo. Cierto día le pregunta a Basini el motivo por el cual
permite tanta humillación y éste piensa que Törless se ha vuelto su aliado. Durante
una tortura, Basini pide auxilio a Törless, provocando el enojo de Reiting y
Beineberg quienes “entregan” a Basini a todos sus compañeros quienes golpean y lo
humillan en el gimnasio del colegio, habiendo amenazado a Törless de ir o
denunciarlo como cómplice de la víctima. Al ser descubiertos, Törless escapa
pero luego regresa calmado al colegio decidiendo dejarlo. Explica sus
motivaciones a las autoridades que lo interrogan. Luego vuelve a casa al lado
de su madre quien ha ido a recogerlo.
Reiting (Dietz) y Beineberg (Tisch) en el cuarto de tortura
Törless es un adolescente que no
comprende el motivo para que la gente no actúe de acuerdo con su manera de
pensar y permita la degradación. Basini le parece corriente y vulgar, alguien
que debe ser castigado por haber robado, pero no acepta los castigos y el
sometimiento que aquel sufre ante sus compañeros que se tornan en sádicos amos
de un esclavo que sufre por temor a ser descubierto. Reiting llega a utilizarlo
sexualmente y Beineberg le hace pasar por actos de crueldad. Prefiere callar
ante los hechos y reflexiona ante los hechos. Se convierte en espectador de lo
que sucede en el mundo.
Basini (Seidowsky) y Törless
Schlöndorff sugiere sutilmente los
actos atroces. Para el abuso sexual, luego de que llegan al cuarto de tortura
que utilizan en secreto, muestra a Basini y Reiting revisando dibujos
pornográficos. Con el deseo de enfatizar en Beineberg al símbolo del fascista
adolescente (proyección de lo que vendrá en su país) lo pone a realizar un acto
de hipnotismo donde Basini finge hasta que no soporta más. Esta es la parte
física y violenta que el joven y sensible Törless no comprende. No acepta que
el ser humano consienta a ser vejado aunque su razón moral le impide justificar
el robo. Sin embargo, vale la pena comentar que en la novela Basini poseía cierto atractivo que turbaba a Törless: aquí es la contrario. Basini es feo.
En otros aspectos, Törless se va
dando cuenta del mundo en que vive al reflexionar sobre la situación de Bozena
(Barbara Steele), una prostituta del lugar a la cual acuden los escolares,
quien le hace ver sobre la hipocresía de las personas. Fue embarazada por el
patrón de la casa donde trabajaba en la ciudad. Antes de eso, era bien vista
por todos pero al caer en pecado sufrió el rechazo. No piensa que los demás
seres humanos sean mejores que ella. Su disertación habla, entonces, de las
clases sociales, donde Törless pertenece a un grupo burgués y acomodado.
Luego está el caso de los números
imaginarios. Su maestro de matemáticas le responde que es un mero concepto muy
arriba de su entendimiento actual, por lo que debe aceptarlo por fe mientras no
alcance otro nivel en sus estudios. Törless no comprende que partir de algo
imposible se pueda llegar a algo concreto y que permita cálculos (la raíz
cuadrada de “menos uno” no es real: cualquier cuadrado debe dar un número
positivo) que finalmente sirve para la realidad.
Ante todo lo que vive y reflexiona,
Törless explica finalmente a las autoridades que él pensaba que había dos
mundos separados por el bien y el mal. Sin embargo, se ha dado cuenta que
coexisten y pueden pasar de uno a otro, de manera inmediata, provocando una
realidad terrible. Su estancia en este colegio ha provocado una revuelta moral
y le ha abierto los ojos a las debilidades y crueldades humanas. No imagina
todavía que en pocos años serán las causas de que la humanidad sea sometida al
infierno sobre la tierra: la persecución de las razas, las torturas, los
genocidios, la falta completa de compasión del hombre por el hombre.
Simplemente lo ha vivido en un singular modelo como antecedente. Lo más triste es que personas como él, serán indiferentes y permitirán los abusos.
Mathieu Carrère: Los estragos del tiempo en la belleza,
y sin embargo...
Fue el primer estelar del jovencito Mathieu Carrière, nacido en Alemania,
con antecedentes franceses, quien así iniciaría una larga e importante carrera
que permanece hasta la fecha. De facciones finas y una belleza que lo tornaría
en atractivo adulto y canoso anciano, resulta ser la mejor visualización
del personaje de la bella novela de Musil.
Los actores que interpretaron a los torturadores no volverían a filmar. Marian Seidowsky, el sufrido Basini,
filmaría otras dos películas con Schlöndorff y otras dos con Fassbinder antes
de retirarse del cine en 1972. Barbara Steele
(1937) había aparecido en 8 ½
(Fellini, 1963), La fosa y el péndulo (Corman, 1961) y La máscara del demonio (Bava, 1960) para tornarse en icono del cine
de terror, pero seguir adelante con su carrera entre roles de importancia o
menores.
El maestro Schlöndorff en la actualidad
El director Volker Schlöndorff siguió adelante con una impecable carrera que
nos brindó joyas como la adaptación de la novela de Von Kleist Michael Kohlhaas
(titulada en México, El vengador rebelde que pudimos disfrutar en el Cine América), La moral de Ruth Halfbass, El honor
perdido de Katharina Blum, la monumental adaptación de El tambor de hojalata
(que le dio el prestigiado Óscar a mejor cinta extranjera), además de una
extraordinaria entrevista fílmica con Billy Wilder donde el ahora desaparecido cineasta hablaba de
todas sus películas. Ha seguido filmando con buena fortuna demostrando su valor
y su talento.
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