CORTINA RASGADA
(Torn Curtain)
1966. Dir. Alfred Hitchcock.
El profesor Michael Armstrong (Paul
Newman) viaja en un barco noruego hacia Estocolmo a un congreso de física. Lo
acompaña su asistente y novia, la Dra. Sarah Sherman (Julie Andrews). Ya en
tierra, la mujer se entera que Michael hará otro viaje y le pide a ella que se
regrese a Estados Unidos. No hace caso y lo sigue hasta Alemania Oriental donde
se impacta al saber que va a desertar de Estados Unidos para ir a vivir tras la
Cortina de Hierro ya que el gobierno le ha impedido continuar con sus
investigaciones sobre armamento antimisil. En realidad, Armstrong está fingiendo esta
situación para arrancarle un secreto a un viejo científico en la Universidad de
Leipzig por lo que la mujer decide seguir adelante con su juego. Luego de
embaucarlo para que le confiese una fórmula, es descubierto y ambos deben
escapar hacia Suecia, luego de varias peripecias.
Esta cinta cincuentenaria (filmada a
finales de 1965; estrenada hasta 1967 en Monterrey) marcó también el título
número cincuenta en la filmografía del gordo mago del suspenso. El guión
original de Brian Moore no le gustaba tanto al realizador. Lo envió a diversos
escritores para que le dieran opinión (entre ellos, los populares italianos Age
y Scarpelli, guionistas de El bueno, el
malo y el feo o Casanova 70 o
Seducida y abandonada entre muchos otros títulos), que le indicaron la falta
de humor. Sin embargo, Hitchcock tuvo que iniciar rodaje. Siempre estuvo de
acuerdo con Paul Newman quien demostró gran interés por su rol (le envió un
memorándum indicando 14 diversos puntos, a los cuales Hitchcock respondió con
sarcasmo) pero tenía dudas con Julie Andrews, oscareada por Mary Poppins y recién salida del rodaje
de La novicia rebelde, aunque
finalmente la cinta funcionó.
Dentro del estereotipo que era común
en el cine norteamericano de antaño, al principio resulta poco creíble que Paul
Newman sea científico y profesor universitario, como pasaba en El premio (1963, Mark Robson) donde era
un joven escritor laureado con el premio Nobel de literatura. Lo que viene a
salvarlo es cuando inicia la intriga: hay una secuencia del asesinato de un
agente enemigo que lo perseguía. Está filmada sin fondo musical y la forma en
que se resuelve es tan elaborada que uno termina por aceptarla. Newman estaba
en el imaginario colectivo como aventurero seductor y cínico: de hecho
Hitchcock aprovecha el pretexto de una caída para quitarle la camisa mientras
se le pone un vendaje por sus costillas lastimadas y así ganarse al público
admirador del magnetismo que poseía este actor en dicha edad (40 años). Lo que
resulta contrastante es mostrar a Julie Andrews en cama con Newman donde han
hecho el amor y se disponen a continuar, después que ella se había distinguido
por papeles blancos donde cantaba (algo que aquí no hace). No olvidemos a las
rubias frías de Hitchcock, pero este era un caso extremo.
En su momento fue un fracaso crítico
pero no así de taquilla (el eterno divorcio entre lo exquisito y lo popular) y
vista ahora, resulta ser un resumen de la filmografía previa de su realizador.
La película tiene elementos de espionaje como sucedió en Corresponsal extranjero (1940) o Saboteador (1942); hay una pareja
que finge desprecio amoroso para esconder un secreto como en Tuyo es mi corazón (1946); aparece una
secuencia en el campo que es variante de Intriga
internacional (1959); hasta hay un momento en un teatro como pasaba en En manos del destino (1956). Además, ese
buen resultado con el público es ahora más notorio con el paso del tiempo. La
cinta está filmada sobre todo dentro de la Universal, y se nota, pero son esos
toques y esa manera de narrar con sus formas fotográficas, que la equiparan a
lo mejor de su producción. Fue la primera película donde ya no tuvo a sus
colaboradores de cabecera: el musicalizador Bernard Herrmann se enojó cuando
Hitchcock no aceptó la partitura propuesta por solicitud de la Universal, el
fotógrafo Robert Burks pasó a otros proyectos y el editor George Tomasini murió
repentinamente luego de Marnie.
Cortina rasgada fue filmada
durante la llamada Guerra Fría entre los países socialistas y los Estados
Unidos. Era buen pretexto para mostrar la falta de escrúpulos de quienes eran
considerados enemigos y amenaza para la paz mundial por medio de un cuento de
espionaje con sus dosis de crueldad, al presentar a un personaje que atravesaba la Cortina de Hierro. Hitchcock aprovechó, paradójicamente, la
presencia de dos personalidades laterales del cine norteamericano, pero ¡de
ascendencia rusa!: la bailarina Tamara Toumanova quien había hecho un papel
estelar en Días de gloria (1944, Jacques
Tourneur) donde había debutado Gregory Peck, además de otros papeles
pequeños; aparte Lila Kedrova quien había ganado el Óscar como actriz
secundaria por Zorba el griego (1964,
Michael Cacoyannis). Una buena experiencia que vale la pena repetir por su
cincuentenario.
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