VERANO A LAS
10:30
(10:30 P.M.
Summer)1966. Dir. Jules Dassin.
Un
hombre camina bajo una fuerte tormenta. Trae en su mano una pistola. Llega al
cuarto donde se encuentran un hombre y una mujer desnuda. Mata a ambos. Paul (Peter Finch) viaja por una carretera de
la España franquista acompañado por su esposa María (Melina Mercouri) y su hija pequeña (Isabel María Pérez), además de una amiga de la familia, Claire (Romy Schneider), en medio de una fuerte
tormenta veraniega. Llegan a un pueblo luego de ser detenidos por la policía
que anda buscando al asesino y así se enteran que se llama Rodrigo Palestra (Julián Mateos) que ha matado a su esposa
y a uno de sus amantes. Por la fuerte lluvia deberán pasar la noche en un hotel
con sobrecupo, dormir en pasillos, esperar a que les den mesa para cenar. María
es alcohólica. Sale a beber en un balcón donde se da cuenta que un hombre
camina bajo una manta en el techo de enfrente y resulta ser el fugitivo
Rodrigo. Al mismo tiempo, mira hacia otro balcón más arriba donde descubre a
Paul besándose con Claire. Son las 10:30 p.m. Le habla al fugitivo para decirle
que le espere en el otro lado del hotel y ella pasará en su automóvil para
llevarlo lejos. Así lo hace y lo deja en una colina prometiéndole que volverá
al día siguiente a mediodía. Le cuenta a Paul y Claire y todos van al lugar
donde encuentran a Rodrigo muerto: se ha suicidado. Siguen su camino y llegan a
otro hostal en su camino a Madrid donde María se emborracha y sueña o desea que
siga consumándose el amor entre su marido y su amiga. Llegan a Madrid donde
acuden a un tablado flamenco. En cierto momento, María abandona el lugar.
Claire y Paul la buscan sin encontrarla.
Basada
en una novela corta de Marguerite Duras,
estamos ante una de las cintas más subestimadas y repudiadas por la crítica
durante sus tiempos de estreno. Un crítico local, José Xavier Labrada, la etiquetó como “la peor película de 1967” en
el suplemento dominical que tenía el periódico El Porvenir (en México se
estrenó en diciembre 1967 y a nuestras pantallas regiomontanas llegó a
principios de 1968). Pauline Kael,
una influyente crítica de la revista The
New Yorker escribió sobre una cinta que “gritaba” por lo presuntuosa. Lo
más curioso de estos puntos de vista es que los adaptadores del guion de la
película fueron el propio realizador Jules
Dassin junto con la misma autora, alabada por sus textos. Sin embargo, el
tiempo es el mejor juez: El crítico Robert
Horton la revalorizó en la revista Film
Comment indicando que Dassin
había sido creador de obras clave del cine negro (La ciudad desnuda o Mercado
de ladrones o La fuerza bruta,
entre otras), y que esta cinta tomaba cierto rumbo alrededor del género, además
de contar con presencias de fuerte impacto. Por otro lado, Dassin aportó su guiño al cine existencialista o deprimido que en
esos años ofrecieron Antonioni (la cinta
tiene un final que recuerda a El eclipse y
la desaparición de María sería un homenaje a La aventura) y Varda (La felicidad donde el personaje creía
que era natural tener dos mujeres a las cuales amar).
La
cinta presenta dos tríos pasionales: el prólogo muestra al marido que mata a
mujer y amante porque debe defender su honor. Luego siente que ya no tiene
sentido su vida y se suicida. Por otro lado, un trío donde no sabemos el motivo
que impulsó a invitar a una amiga a viajar con una pareja, pero que se sugiere
con el sueño alcoholizado de una esposa que entrega a su marido a la
infidelidad: en lugar de asesinar, conviene perderse en el mundo, suprimir sus
propios deseos, ya que la única tabla de salvación quedaba en ayudar a quien
había llevado a cabo un acto de redención personal sin el valor para
afrontarlo. Una novela difícil, como fue usual en los escritos de la Duras, fue
transformada en su equivalente visual. No fue una película para su tiempo y la
visión actual le da otra dimensión.
Jules Dassin (1911 – 2008) fue otra
víctima de la cacería de brujas en el Hollywood de principios de los años
cincuenta. Se exilió en Francia donde pudo filmar obras maestras (Rififí entre los hombres) y luego
alcanzar gran popularidad en 1960 con Nunca
en domingo que también puso en el mapa estelar a su esposa Melina Mercouri. Esta cinta la iba a
producir solamente para que la dirigiera su colega (y compañero de infortunio
al ser también perseguido por la lista negra) Joseph Losey pero cierto incidente lo evitó. Bastante olvidada, había que rescatarla en su
cincuenta aniversario.
En esta liga podrán ver la película:
https://youtu.be/LfBCQeXnkWE
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