POR DINERO,
CASI TODO
(The Fortune
Cookie)1966. Dir. Billy Wilder.
"Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo.
Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo
todo el tiempo."
Abraham Lincoln
Harry
Hinkle (Jack Lemmon) es camarógrafo de la CBS. Mientras cubre un juego de
futbol americano es golpeado por una pelota lanzada por el jugador Luther “Boom
Boom” Jackson (Ron Rich) que lo noquea. Al estar en el hospital, su cuñado, el
abogado Willie Gingrich (Walter Matthau), le propone que finja una consecuencia
peor debida al accidente (ya que en realidad no ha habido daño alguno). Piensa
demandar a los jugadores y a la cadena televisiva por un millón de dólares. La
situación provoca dos cosas: la compañía aseguradora pone a un detective a
grabar conversaciones y filmar las acciones cotidianas del falso lisiado; por
otro lado, la ex esposa de Harry (quien lo había abandonado tiempo atrás)
retorna por interés, aunque asegura que es porque todavía lo ama. El hombre,
todavía enamorado, se ilusiona. Además, el jugador de futbol que le había
lanzado la pelota se ha preocupado al grado de atenderlo hasta antes de que
llegue la mujer creando un fuerte lazo amistoso con Harry. Cuando el joven, por
remordimientos, comienza a beber, a provocar escándalos y ser suspendido de su
equipo, Harry toma conciencia de lo erróneo de su actuación. Al llegar Willie con un cheque por doscientos mil dólares, Harry deja de fingir, repudia a
su mujer ahora desenmascarada y parte a reunirse con el joven jugador para
darle ánimos de seguir adelante.
Fue
la cinta que el maestro Wilder filmó después de Bésame tonto (1964) y resultó ser uno de sus grandes éxitos. La
trama es sentimental y tiene un fuerte contenido moralista aunque sin
sacrificar el sentido del humor y las ironías usuales en las cintas del
realizador. Aunque menos exitosa que Piso
de soltero (1960), la película vuelve al tema del pobre diablo que debe
sufrir vejaciones para tomar finalmente una decisión que le permita darle rumbo
a su existencia. Jack Lemmon, en su cuarta cinta con Wilder luego de Una Eva y dos Adanes, además de la
mencionada (y luego Irma la douce),
viene a interpretar a Harry en un tono similar al de Baxter en Piso de soltero. En esta película era
quien prestaba su apartamento a los diversos ejecutivos de la compañía en que
trabajaba para que tuvieran sus romances ilícitos. La recompensa estaba en que
se distinguía y era considerado entre los montones de empleados a su alrededor.
Ahora como hizo Baxter debe dejar de lado sus valores morales con la promesa de que
recuperará al amor de su vida.
Y es
lo más importante de la película al llegar a un final adecuado: el personaje
recupera su dignidad ante la maldad que le rodea, las personas sin escrúpulos,
y podrá servir como ejemplo y aliento para el buen joven que ha establecido su
amistad. No obstante, la cinta tiene a su mejor personaje en el abogado
mediocre pero astuto y sinvergüenza que vive de la estafa. Walter Matthau creó
un rol inolvidable (llegó a ganarse el Óscar en sus tiempos creíbles, como
actor secundario) que llama la atención y roba la película. Aunque el eje
reside en la buena conciencia amenazada de Harry, el centro de atención resulta
ser Willie “Whiplash” Gingrich, que se volvió icono del cine de Wilder. (Whiplash significa latigazo). Viene a
ser una variante amable del cínico Joe de El
ocaso de una vida (1950) o del amoral Chuck en Cadenas de roca (1951) o del divertido y abusivo editor Walter en Primera plana (1974), comprobando las
obsesiones y constantes en las carreras de los verdaderos maestros del cine.
Y el
título en inglés de la cinta es The
Fortune Cookie, o sea la galleta de la fortuna que se acostumbra tener
cuando se consume comida china. Al romper una de ellas Harry, en el momento que
ha aceptado la farsa de su invalidez, aparece la frase de Lincoln que viene
como epígrafe de este artículo (y que acababa de ver interpretado por
televisión en una semblanza del famoso personaje). Es lo que ya adelanta la
cinta: es lo que se tendrá como final correcto y feliz.
Jack
Lemmon y Walter Matthau llegarían a colaborar en trece películas, de las cuales
tres serían con Billy Wilder (además de ésta, la mencionada Primera plana y la última en la carrera
del maestro Compadres, de 1981; Lemmon
por su parte alcanzaría a estar en siete cintas de Wilder). La trama se le
sugirió a Wilder al ver un partido de futbol americano por televisión. Está
situada en Cleveland porque era necesario un ambiente menos cosmopolita, más
provinciano y adecuado para estas “ambiciones que matan” (el sueño de Willie
era un Mustang). Fuera de Lemmon y Matthau, se presentó estelarmente a Judi
West, una rubia voluptuosa, que no haría mayor carrera fílmica. Lo mismo
sucedió con el actor de color que interpreta al jugador. Sin embargo, fue un
gran éxito taquillero. Había que recordarla por su cincuentenario, pero también
para destacar una carrera estupenda, compuesta por 25 largometrajes
norteamericanos, todos ellos impecables (con altibajos, pero ninguno aburrido ni
sin sentido) del austriaco Wilder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario