sábado, 29 de diciembre de 2018

ANIVERSARIOS MEXICANOS (3)


1949: un año prodigioso del cine nacional...


         Al iniciar el tercer año del presidente Miguel Alemán, la modernidad iniciada en el sexenio previo se implementó y fue la época en que se consolidó la clase media. El cine mexicano apoyó la realidad circundante con películas que hablaban del progreso y los electrodomésticos ya comunes en los hogares. En 1949 se promulgó una ley cinematográfica que, por desgracia, no tendría mayor trascendencia. Al devaluarse el peso hacia casi el doble de su valor, la economía sufrió pérdida en el valor adquisitivo pero ventajas para la inversión privada y extranjera en el país. El cine tuvo que abaratarse y, por consecuencia, se incrementó la producción: por primera vez en su historia se sobrepasó el centenar de títulos. Fue un año en que los grandes cineastas renombrados pudieron realizar algunas de sus mejores películas. Para este recuento, homenaje a las que serán septuagenarias, optaré por destacar alguna de esas cintas por director, aclarando que no hubo ningún debutante en este oficio. Además, me salgo un poco de los lugares comunes que ya han creado una serie de convenciones tradicionales.
La mejor película del
cine mexicano en 1949
1-     Juan Bustillo Oro. Vino el remolino y nos alevantó. La trama hace honor al título de la película. Una familia capitalina conformada por padre, madre, tres hijos y una hija sufre la separación por los avatares de la Revolución Mexicana. El destino los lleva por rumbos distintos de los cuales el espectador es testigo sin que ellos, alguna vez cruzándose al azar, puedan reconocerse. Así pasan casi 30 años (desde los tiempos previos a la caída de Porfirio Díaz hasta la inauguración del Monumento a la Revolución. El director Bustillo Oro había pensado esta trama desde los tiempos en que colaboró con Mauricio Magdaleno en El compadre Mendoza pero siempre hubo algo que lo detuvo. En 1949 como productor y con el apoyo de Fernando de Fuentes y Gonzalo Elvira, utilizando un reparto de actores secundarios, logró por fin realizar esta trama maestra que sigue repitiéndose hasta nuestros días: las familias separadas por las estupideces de Trump, los muertos en las guerras del Medio Oriente, los migrantes que ahora son universales. Una cinta estrujante y admirable.
2-     Roberto Gavaldón. La casa chica. Un argumento de José Revueltas que nos habla de la amante, la mujer que está en segundo plano por el hombre cuyas circunstancias lo llevan a la infidelidad institucionalizada. La diferencia estriba en que aquí los amantes son profesionales, conscientes de sus situaciones, a quienes la pasión amorosa surgida en otra época de sus vidas se ve obstaculizada por el paso de los años y las convenciones sociales. La trama recuerda a La usurpadora (Stahl, 1932) basada en una novela de Fanny Hurst, popularísima en su tiempo donde queda claro que el verdadero amor permanece vivo contra toda barrera.
3-     Alberto Gout. Aventurera. La trama básica del cine de cabaret y perdición que fue proliferando desde 1945 hasta alcanzar su esplendor en este año y el siguiente: la joven que queda desamparada por algún motivo y cae en la prostitución contra su voluntad. En este caso, su proxeneta resulta ser su futura suegra y la venganza termina siendo justiciera. Por otro lado, una película donde, como en el caso de Nosotros (Rivero, 1944), se quebrantan (de otra manera) los códigos morales: la heroína luego de haber pecado y alcanzado su desquite, alcanza a redimirse junto con un marido que seguramente la protegerá.
4-     Fernando A. Rivero. Perdida. Otra continuación de la trama mencionada, aunque en este caso, hay la variación de una violación, otro abuso sexual para caer en la venta a una proxeneta de quien era una inocente muchacha enamorada. Y ahora un posible suegro había sido su amante.
5-     Alejandro Galindo. Cuatro contra el mundo. El cine mexicano vivió una etapa productiva en cuanto al género denominado negro que fue tan significativo para la industria de Hollywood y bautizado como film noir por la crítica francesa de posguerra. Aquí hay un ejemplo que sucede principalmente en interiores donde cada uno de los integrantes de una banda de ladrones y su cómplice, una mujer caída en desgracia, representan a personajes negativos de nuestra sociedad aunque, como siempre, el amor permite, al menos, la redención personal aunque no la existencia. 
6-     Miguel Morayta. La venenosa. Pasiones en un circo donde el personaje femenino está condenada a que la vida “envenene” a sus amores, con un final ambiguo y delirante.
7-     Gilberto Martínez Solares. El rey del barrio. La cinta cumbre y esencial para entender al personaje fáunico, desparpajado, irreverente de Tin Tan, bajo el mando del realizador que mejor lo entendió. Una delicia.
8-     Emilio Gómez Muriel. Las puertas del presidio. Melodrama tremendista que se basa en un clásico del folletín y que sucede dentro de prisión donde el héroe se topará con otros personajes que le narran sus desgracias producidas por lo negro del destino. El director logra una buena película mientras llegaban sus obras maestras futuras (Anillo de compromiso, Carne de presidio, Eugenia Grandet).
9-     Tito Davison. Doña Diabla. En esta variación del cine de prostitución, la protagonista también cae contra su voluntad en el comercio sexual pero se torna poderosa y vengativa. María Félix con un vestuario de lujo y una edad donde lucía su gran belleza (35 años) muestra lo que era una verdadera estrella de cine.
10- Emilio Fernández. La malquerida. La adaptación al cine mexicano de una tragedia de Jacinto Benavente nos muestra otras imágenes de la pasión amorosa: Raimunda (Dolores del Río) acaricia las prendas de vestir de su hombre y con eso, transmite todo su deseo.
Hay muchos otros títulos magníficos que destacan a este año como uno de los más estimables en la historia del cine nacional: Ventarrón, El sol sale para todos, Ángeles de arrabal, Felipe de Jesús, Guardian: el perro salvador, Cuando los hijos pecan, Hipócrita… El cine mexicano era exitoso, buscaba a su público y éste lo apreciaba. Hace setenta años.

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