miércoles, 17 de febrero de 2016

POEMA EN IMÁGENES


PERSONA
1966. Dir. Ingmar Bergman.

 
 



        Ingmar Bergman (1918 – 2007) es uno de los directores más prestigiosos y afamados en la historia del cine. Sus películas fueron principalmente dramas que querían investigar el interior del ser, sus motivaciones para existir, sus dudas ante la fe, su sexualidad, su sentido de fidelidad, entre muchos otros temas que dieron lugar a serias y largas disertaciones filosóficas y variadas interpretaciones. Al haber sido hijo de un pastor luterano, sus años iniciales estuvieron rodeados de preguntas teológicas y filosóficas que iban hacia la comprensión del espíritu humano. Luego de iniciar su carrera en el teatro en 1941, entró al cine como guionista y en 1945 filmó su primera cinta (Crisis) para seguir realizando cine hasta que en 1953 empieza a ser considerado por la crítica francesa (Un verano con Mónica).

 
Una mirada audaz a la juventud libre
donde se muestra sexo y desnudez


En 1955 filma una comedia que será insólita para su carrera posterior al alejarse del drama metafísico o de los personajes torturados (Sonrisas de una noche de verano)

El maestro Bergman tenía sentido del humor


 para adquirir un sello particular y llevar a cabo sus temáticas favoritas a partir del año siguiente (El séptimo sello, 1956; Fresas salvajes, 1957; El manantial de la doncella, 1959).

 
La muerte trata a la existencia como un juego de ajedrez,
como el acecho en la vejez o en una comunidad medieval
 
En 1961 inicia su trilogía sobre las dudas de la existencia de Dios y la falta de comunicación entre éste y el ser humano (A través de un espejo oscuro, 1961; Luz de invierno, 1962; El silencio, 1963).

Una mujer piensa en Dios como una araña, un sacerdote
sufre por problemas de fe, unas hermanas se debaten entre
las alternativas de sexo y muerte en la trilogía más
famosa de Bergman
En 1966, hace cincuenta años, luego de una estancia en el hospital donde escribe el guion, filma una de sus tantas obras maestras: Persona.



Persona, que en latín quiere decir “máscara”, ha dado lugar a sinfín de interpretaciones que siempre quedarán como alternativas o posibilidades de significación. La actriz Elizabeth Vogler (Liv Ullmann) se queda callada repentinamente durante una representación de Electra. Su doctora (Margaretha Krook) solicita a la enfermera Alma (Bibi Andersson) que la cuide. La mujer no muestra enfermedad física ni mental. La doctora la envía con Alma hacia su casa de veraneo para buscar cierta mejoría. Ante el silencio de la actriz, a la enfermera no le queda más remedio que hablar incesantemente.



Cierta noche, luego de beber un poco, Le confiesa una aventura que tuvo al lado de una amiga cuando sedujeron a un par de jovencitos. Alma quedó embarazada y abortó. Pocos días después, al llevar una carta que Elizabeth envía a la doctora, y que estaba sin cerrar, Alma se da cuenta que la mujer la ha estado estudiando. Enojada, le reclama, y luego le empieza a contar su propia versión de la vida de la actriz quien, enojada al quedar embarazada, deseó la muerte del hijo. No lo logró, pero le causaba repulsión. Ambas mujeres deciden abandonar el lugar, cada una por su lado.

 

Narrada de esta manera anecdótica se puede pensar que es un melodrama femenino de pasión y venganza. Sin embargo, la película inicia con la imagen de un arco de luz que se utilizaba antiguamente en los proyectores de cine para iluminar al celuloide y producir el reflejo sobre la pantalla. Vemos cómo va pasando una película por las guías del proyector y de pronto hay imágenes fugaces: el dibujo de una niña, una caricatura, una pequeña secuencia de cine mudo, un pene erecto, una araña y luego la palma de una mano que está siendo clavada a una cruz. Se hilvanan rostros de ancianos en un hospital donde se encuentra un jovencito recostado que lee a Lermontov (Un héroe de nuestro tiempo) quien de pronto se encuentra frente a una imagen a la cual quiere tocar con su mano y que son los rostros de las dos mujeres que conoceremos a continuación.

 
Una famosa foto del ghetto de Varsovia
 

Durante la relación de los hechos que he consignado anteriormente, Bergman utiliza comentarios sutiles acerca del horror de la guerra y de la violencia. Elizabeth se aterra ante la imagen en televisión de un monje budista que se ha auto inmolado en fuego. Posteriormente, encontrará dentro de un libro el retrato de gente amenazada por las armas de los nazis, entre todos un niño con las manos en alto, durante la evacuación del ghetto de Varsovia. Por su lado, Alma soñará que una noche llega el marido de Elizabeth quien la confunde con su esposa, ante la mirada y aprobación de ella, para besarla y acariciarla. En otro momento, luego que Alma se entera del contenido de la carta, permite que un pedazo de vidrio permanezca en el camino de la descalza Elizabeth para que, en ese preciso instante, se simule la rotura de la película de celuloide y la imagen se torne borrosa. Luego se retomará cuando todo se ha roto entre las mujeres, Alma realice su venganza contando su versión de la triste vida de la otra mujer callada, pero repitiéndose la escena: primero con la cámara fija sobre Elizabeth quien escucha y luego sobre Alma quien habla.



La cinta tiene dos imágenes que se tornaron icónicas del cine bergmaniano (y a su vez de la producción sesentera mundial del siglo XX): Elizabeth abraza y pasa su mano sobre el cabello de Alma antes que ambas vean al frente, como en un espejo. En otra, la mitad de cada rostro se funde en uno solo. Al final de la película el niño vuelve a aparecer anhelando tocar ese rostro mutado y luego viene el final del celuloide, otra imagen donde el director y su camarógrafo están filmando: Bergman quiso recordar al espectador que todo era una película, difícil, plena de significados y emociones, pero una película al fin y al cabo.



Calificada como poema en imágenes, Persona dio lugar a múltiples interpretaciones. Puede ser el entrecruzamiento de personalidades (Elizabeth se vuelve más fuerte y dominante ante la vulnerabilidad de Alma), la acción vampírica de la actriz sobre la enfermera para someterla a su voluntad (hay una escena donde Elizabeth bebe la sangre del brazo que se ha cortado Alma), el complemento entre mujeres aparentemente diversas pero semejantes (Elizabeth deseaba el aborto: Alma lo tuvo), las pasiones se desatan (sensualidad, ira, dolor). Durante la cinta se ha tenido la dualidad del silencio ante la palabra y finalmente las personas se han mezclado, las máscaras, las almas. Pero todo es una película. Ingmar Bergman realizó la más experimental de sus cintas y propició la extrañeza o la reflexión, el rechazo o la aceptación. Nada más complejo que el ser humano. Otra cinta que forma parte de la maravillosa producción del año 1966.


Bibi Andersson, mitad izquierda, y Liv Ullmann, mitad derecha,
llegan a la simbiosis perfecta en una de las cintas
más emocionantes e intrigantes en la historia del cine
 

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