UNA
DEL CORAZÓN
(One
From the Heart)
1981.
Dir. Francis Ford Coppola.
Estrenada en 1982 luego de haber sido
exhibida el año anterior en una copia de trabajo para “probar” la reacción del público,
esta comedia musical, romántica, que el maestro Coppola filmó luego de la
exuberante y estremecedora Apocalipsis (1979) vino a ser un parteaguas
para el otrora exitoso y distinguido representante de la mejor generación de
realizadores de los años setenta. Luego del “trancazo” mundial de El padrino
(1972), Coppola se tornó en nombre predilecto de los productores en el
Hollywood cambiante donde el director se tornó estrella. La inmensa taquilla de
su obra cumbre le permitió adquirir sus propios estudios (“American Zoetrope”),
así como imponer sus condiciones para siguientes filmaciones. La
conversación (1974), su gran metáfora acerca de la paranoia del norteamericano,
pudo realizarse gracias a que aceptó dirigir la segunda parte de El padrino
(1974). Al ser guionista de El gran Gatsby (1974) se permitió la
producción del gran clásico de la novela norteamericana, que inicialmente no
fue tan taquillera como se esperaba pero la cual ha ganado mucho valor con el
paso de los años. Y todo esto llevó a su gran extravagancia bélica, su gran
testimonio acerca de la locura y el horror que fueron los combates
norteamericanos en Vietnam y otros puntos asiáticos.
Un suburbio artificial de Las Vegas
Una del corazón nunca se estrenó
en las salas mexicanas. Su fracaso taquillero y la disputa de Coppola primero
con la Paramount quien se negó a distribuirla bajo sus condiciones, para que
luego la tomara Columbia Pictures, hizo que se le negara el paso por algunos
países de América Latina. En España se llamó Corazonada y en Perú o
Argentina fue Golpe del corazón. Prefiero traducirla literalmente porque
creo que representa lo que significó para Coppola en su momento: compartir con
el público una fantasía romántica para alejarse de las sagas de acción y
realismo en que se había involucrado. Para ello, recreó partes de Las Vegas por
completo, en sus propios estudios. Llenó de extras sus escenas y ofreció una
comedia musical donde las letras de las canciones equivalen al coro griego del
teatro.
Frannie y Hank antes de la discusión
La trama es muy sencilla: Frannie (Teri
Garr) y Hank (Frederic Forrest) cumplen cinco años de ser pareja el 4 de julio.
Sin embargo, una disputa por el uso de sus ahorros (ella quiere viajar a Bora
Bora, él ha pagado la casa donde viven) hace que se separen. Cada uno conocerá
a una pareja aparentemente ideal: Frannie al atractivo cantante (y mesero) Ray (Raúl
Julia) y Hank a la artista de circo y equilibrista Leila (Nastassia Kinski) con
las cuales pasarán una noche de amor, algo que bastará para valorar a sus relaciones
previas. Las canciones no serán interpretadas directamente sino que se
escucharán como comentario alrededor de las secuencias diversas. Sólo habrá
unos momentos coreográficos (un tango que bailan maravillosamente Juliá y Garr;
una secuencia grupal callejera).
La calle recreada de Las Vegas
El inicio del amorío
La cinta es bastante artificial. Se
nota en los decorados. La narración utiliza paneles transparentes donde la
iluminación juega efectos ópticos. Las Vegas de estudio es notoria, aunque el
lujo de reproducción es impecable. Casa completa, departamentos, hoteles,
centros nocturnos, lotes de chatarra que fueron elevando la producción. Coppola
experimentó con vídeo mientras filmaba adelantándose a una práctica que se
tornaría común con el tiempo. No obstante, en esos años, incrementó el costo
técnico. El costo se elevó hasta los 23 millones de dólares que jamás se
recuperaron en taquilla. Debido a este hecho, Coppola entró en quiebra y perdió
sus estudios. Luego de esta cinta, la carrera del director se iría bifurcando
entre obras maestras poco distribuidas o cintas comerciales efímeras.
Hank con la bella Leila
Frannie con el seductor Ray
A casi 40 años de su estreno, la
película ha adquirido el sabor que otorga el tiempo: se nota la dulzura de sus
canciones e impacta el cuidado y la excentricidad de su escenografía. La simple
historia de amor contrasta con la dificultad de realización pero ahora, hay que
destacar lo que importó en el desarrollo de la producción visual. Todos los
realizadores exitosos de los años 70 tuvieron sus fracasos económicos pero esas
películas han adquirido otros significados para la expresión del siglo XXI
(Scorsese tuvo su desliz con New York, New York, Bogdanovich con Al
fin llegó el amor y Friedkin con El salario del miedo).
Raúl Julia
Nastassja Kinski
Si algo hay que destacar es al reparto
que había iniciado en la década previa con mejores resultados (Garr y Forrest)
pero Kinski y Julia tendrían mayores éxitos en los años siguientes. Nunca
habían aparecido tan bellos físicamente como en esta película: Julia, esbelto y
atractivo, Kinski, deslumbrante y seductora. Finalmente, estamos ante una cinta
ingenua que nos habla y deslumbra con la historia más común y corriente en la
historia de la humanidad: el amor, su fuerza y su potencialidad.
El maestro Coppola
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