MI
PAPÁ TENÍA RAZÓN
(Mon
père avait raison)
1936.
Dir. Sacha Guitry.
Charles Bellanger (Sacha Guitry) es un
hombre de negocios, padre de Maurice (Serge Grave), niño de diez años, al cual educa
con una mano inflexible y le comenta que deberá partir a un internado para que
le disciplinen, contra la inconformidad del niño. Es una tarde en la cual llega
su padre Adolphe (Gaston Dubosc) a visitarle. Su plática se centra en la vida
feliz y espontánea que el viejo ahora experimenta al sentirse libre, sin
ataduras, además de añadirle años a su edad para que la gente piense que se ve
muy joven, además de inventarse una niñez en la cual el mismo rey de Francia lo
mimaba. Le habla de su esposa, madre de Charles, ya fallecida, quien era buena
pero muy aburrida. Adolphe quiere que su hijo, al cual reprocha que se haya
casado muy joven, se encuentre en una situación de tensión, cuidando a una
familia y preocupándose por su esposa quien no ha llegado de una salida que
tuvo. Al partir su padre, Charles recibe una llamada de su mujer quien le avisa
que se encuentra en una estación de trenes y que lo va a abandonar. Luego de ese
momento, Charles llama a su hijo y le dice que no lo enviará al internado sino
que vivirá a su lado y le educará. En la siguiente escena, han pasado veinte
años. Maurice ya es un hombre joven (Paul Bernard) y Charles empieza a
enterarse de sus lances amorosos, de comprender la filosofía de su padre y
poner en marcha su proceder anterior.
Charles, con su hijo de 10 años,
luego del abandono de su mujer.
Todavía queda mucha trama por adelante,
pero la cinta cumple el objetivo prometido en su título, ya que en tres
generaciones de padres a hijos, se va comprendiendo que la experiencia
cotidiana es rica para formar al ser humano, que el amor paterno y la guía de
la razón y los valores son importantes para que la vida se disfrute con
plenitud, gozando cada momento y edad. Puede añadirse que este es un caso muy
particular desde el momento en que la familia queda trunca por el abandono de
la madre (que provocará una desconfianza inicial de Maurice hacia las mujeres)
y que este padre es inteligente y comprensivo. Una situación ideal pero que, en
esencia, es realista al hablar de la responsabilidad que una persona adquiere
desde el momento en que engendra a otro ser humano. Tanto el padre de Charles
como este mismo y el joven Maurice devienen representantes de casos particulares: por un
lado está la comodidad económica y el privilegio social; por otro, el
equilibrio de los personajes construidos. Como en tanta comedia de los años
treinta, el mundo que se presenta pertenece a un mundo feliz, sin
preocupaciones de otra índole, más que la afectiva. No obstante, los mensajes
eran de optimismo ante realidades crueles y el cine servía de escape hacia
paraísos artificiales. Aquí, un merecido homenaje a la figura paterna.
Charles, recibiendo la llamada
de su mujer
Sacha Guitry fue un prolífico actor y
dramaturgo, nacido en el San Petersburgo zarista y emigrado a Francia para
desarrollar sus inquietudes teatrales. Su ingreso al cine se debió al deseo de
llevar sus creaciones a otro medio y conseguir más espectadores. Solamente en 1936 filmó cuatro de sus tantas obras que se tornaron películas importantes. De hecho,
estamos ante una cinta verbosa, bastante teatral, pero no irritante ni tediosa, sino encantadora. Todo sucede en un mismo
decorado al cual se le cambiará de mobiliario entre los dos actos en que se desenvuelve
la acción, con apenas unas breves tomas exteriores. El propio Guitry interpreta
al padre central y solamente pinta canas a su cabello para que pasen veinte
años y el niño. con otro actor, se torne hombre. Lo que queda como resultado es una deliciosa
comedia con frases ingeniosas y graciosas actuaciones: el actor Dubosc quien
interpreta al viejo Adolphe provoca la sonrisa ante la sabiduría adquirida por
la vida y será maestro cuya lección, el hijo adoptará y repetirá con los años,
para que, como espectadores, esperemos que habrá una réplica en la tercera
generación.
El extraordinario patriarca Adolphe
ofrece una lección a su hijo
La esposa retorna
pero sufre el rechazo
de su marido
Maurice, maduro, desconfía
de las mujeres hasta que
encuentra al amor de su vida
Temas como la muerte, la infidelidad,
el cinismo, se transforman en situaciones ligeras y muy divertidas: la
filosofía del viejo en cuanto a su disfrute terrenal porque la muerte será
segura, el retorno de la esposa infiel quien desea retomar su lugar porque
siempre fue “fiel” al tipo con el cual se escapó y la ha dejado viuda, el
acercamiento de Maurice joven hacia la mentira y el repudio femenil se
resolverán debido a la razón que el padre tiene porque aplica los principios de
optimismo, desparpajo y bienestar. Una delicia. Un total descubrimiento.
Sacha Guitry (1885 - 1957)
prolífico y genial dramaturgo
y director de cine
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