lunes, 15 de junio de 2020

EN LOS ALBORES DEL TIEMPO...


CINE SILENTE GAY






            Alemania se convirtió en una gran potencia cinematográfica durante los últimos años de la Primera Guerra Mundial. La fundación de la Universum Film AG, más conocida como UFA, en 1917 por el estado alemán, para proveer de material fílmico y de propaganda a las salas de cine, dio lugar a la creación de una filmografía única y espectacular. Aparte estaban otra compañías fuertes que luego se tornarían en subsidiarias como Decla o Nordisk y Richard Oswald-filmproduktion. En noviembre de 1918 se había abolido la censura para abordar ciertos temas en el cine, como la homosexualidad que, no obstante, era considerada como delito gracias al párrafo 175 de las leyes alemanas. Se rodaron varias cintas con el propósito de que se derogara, mostrando la naturalidad de las relaciones entre personas del mismo sexo, aparte de subrayar sobre los efectos nocivos: la proliferación del chantaje para quienes se tornaban víctimas de su propia preferencia y necesitaban conservar su secreto. Paradójicamente, el efecto fue contrario, pues se restituyó la censura contra lo que se explicaba de manera puntual en dichas cintas. Muchas de esas películas fueron destruidas. Aquí van dos ejemplos. 
Nota: ambas películas se pueden disfrutar por You Tube.

1-


Conrad Veidt y Fritz Schultz

            DIFERENTE DE LOS OTROS (Anders als die andern) es una producción alemana de 1919, dirigida por Richard Oswald y que viene a ser la primera gran producción que se adentró en el tema de la homosexualidad. Lo que queda de la película son apenas 50 minutos que fueron rescatados de alguna copia sobreviviente a la censura provocada, paradójicamente, por el buen resultado de taquilla y la popularidad. Su reconstrucción incluye la inserción de algunos fotogramas e intertítulos explicativos para que el espectador pueda seguir la lógica de la trama. Sus imágenes son insólitas porque muestran espacios de esparcimiento donde hombres bailan con hombres, y hasta una secuencia de una fiesta de disfraces donde hay parejas de hombres acompañados por tranvestistas, aunque todo se encuentra justificado sin que fuera motivo de escándalo o explotación. La colaboración del sexólogo Magnus Hirschfeld, uno de los principales defensores de la homosexualidad como una forma natural de vida y de preferencia entre los seres humanos, equilibra lo que está acaeciendo. Aparece como personaje que ofrece una plática ilustrativa y aprobatoria acerca de los seres considerados como anormales.

La familia de Kurt le apoya
para que tome clases con Körner

            El joven Kurt (Fritz Schultz) admira al violinista Paul Körner (Conrad Veidt) y le pide que sea su alumno. Éste queda embelesado por el jovencito y accede porque se enamora. La relación va creciendo paulatinamente. Körner ayuda a la presentación de Kurt ante el público. Cierto día, mientras pasean por el parque, se acerca el chantajista Franz (Reinhold Schünzel) a pedirle dinero a Körner o lo denunciará ante las autoridades basándose en una ley contra la homosexualidad. Körner cae en sus redes hasta que decide negarse a continuar pagándole, pero Kurt se avergüenza al enterarse del hecho, y abandona todo. Körner va a dar a la cárcel por poco tiempo, debido a su prestigio, pero al salir es despreciado por la sociedad. La depresión y la falta de Kurt lo someten a una grave melancolía que lo lleva al suicidio, no sin antes recordar sus primeras experiencias donde descubrió su verdadera orientación sexual.

Körner consulta con el sexólogo
Magnus Hirschfeld
Una fiesta de ambiente donde
Körner encuentra a su chantajista

            Las escenas de la pareja Körner y Kurt se distinguen por su delicadeza y ternura. Se nota la pasión del maestro, hombre maduro, por la belleza y talento de su joven alumno, sobre todo en momentos de esparcimiento o cuando éste se encuentra decepcionado por varias reacciones de su familia. La cinta no muestra secuencias (solamente alguna foto e intertítulo) donde la hermana de Kurt revela su enamoramiento por Körner, algo que descubre imposible, pero que la lleva a comprender a su hermano y apoyarle. Al chantajista Franz lo presenta en medios sórdidos, sugiriendo su propia interacción homosexual, y lo castiga también condenándolo a largo tiempo en prisión. También es admirable la manera en que se narra el pasado de Körner, la relación afectiva y correspondida de un condiscípulo que debe ser truncada por “incorrecta” pero que le abre los ojos ante su condición y destino. Como ocurrirá en tantas otras cintas con personajes homosexuales mientras se concibió a esta preferencia como enfermedad, locura o condición reprobable, no quedará otro camino final que la muerte y la desdicha.

El extraordinario Conrad Veidt

            Conrad Veidt (1893 – 1943) es más conocido como Cesare, el sonámbulo criminal de El gabinete del doctor Caligari (Wiene, 1920) y como el mayor nazi Strasser en la inmortal Casablanca (Curtiz, 1942). Su carrera cinematográfica fue larga (iniciada en 1917 y consistente en casi 120 títulos), contra una vida relativamente corta (murió a los 50 años, prematuramente, por un infarto cardíaco). Su innegable personalidad (un rostro con ojos expresivos, anguloso, frente ancha) aparte de su estatura (1.90 m) le brindaban un aire seductor y malvado. Intérprete de muchos roles diversos, sobre todo villanos o seres perversos, demuestran su gran calidad actoral. En esta película le toca el privilegio de representar por primera vez en el cine a un personaje homosexual.

El director y productor 
Richard Oswald (1880 - 1963)

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2-
Walter Slezak y Benjamin Christensen


MICHAEL  (Mikaël) es una producción alemana de 1924, dirigida por el danés Carl Theodor Dreyer, invitado por la prestigiosa compañía UFA. Su carrera sería más fructífera y conocida en la industria fílmica de su país (La pasión de Juana de Arco, 1928; Vampyr, 1932; La palabra, 1955, entre otras), pero en sus inicios produjo estas cintas menos personales, no por eso menos importantes. MICHAEL nos habla de la pasión amorosa entre un artista encumbrado y su protegido, quien le ha servido de modelo para sus mejores, últimas creaciones. Sin ser explícita, porque la censura ya no lo permitía, ofrece el tema del hombre mayor que se enamora de un joven que viene a ser un reflejo de su propia existencia, alguien al que se trata como hijo o discípulo, aunque los deseos van más allá de la pureza. En este caso, Michael es un joven de dieciocho años que llega con el maestro para mostrarle su obra artística, aquel lo rechaza pero le ofrece que sea su musa estética, su ejemplar de belleza. Esta temática se repetirá en la literatura y el cine (La confusión de los sentimientos, de Zweig; Muerte en Venecia, de Mann, por dar dos ejemplos).

Zoret con su amado Michael
Michael se enamora de Zamikoff

El joven Michael (Walter Slezak) lleva 6 años al lado del maestro Claude Zoret (Benjamín Zoret) quien cumple todos sus deseos, además de pasarle dinero. Cuando una noble arruinada, Zamikoff (Nora Gregor) llega a pedirle que pinte su retrato, Zoret accede, y todo va bien hasta que falta plasmar su mirada en el cuadro. Pide a Michael que lo termine, algo que logra con éxito. Michael se enamora de Zamikoff e inicia una relación que hace que empiece a robar objetos y dinero de su protector. Éste se da cuenta de la situación pero su amor es tan grande que cubre todos sus gastos. Zoret pinta un cuadro donde representa al hombre que lo ha perdido todo y logra gran aclamación. Sin embargo, cae enfermo y muere. Pide la presencia de Michael quien no acude a verlo ni a escuchar sus últimas palabras “Ahora puedo morir en paz porque he visto el verdadero amor”.

La exquisita decoración
de la casa de Zoret
El cuadro de Michael donde
Zoret plasmó su belleza

La película no muestra tan gráficamente la relación entre los dos hombres. Nuevamente son las miradas, algún abrazo, pero sobre todo la entrega del hombre mayor hacia el objeto de su deseo.  Michael es un joven que se ha ofrecido a una relación de conveniencia y quien descubre su verdadera orientación con el tiempo. Es el tipo de temática donde el interés material se antepone a los sentimientos. Es otra variación de las narrativas homosexuales en su interacción. Dreyer maneja la atmósfera intelectual y artística con brío. La decoración de la casa del artista tiene desde la escultura monumental de una cabeza hasta los elementos más exquisitos de vajillas y objetos cotidianos, como una forma sutil de permeabilizar a la homosexualidad. En contraste con la relación del trío amoroso entre la dama de nobleza, Michael y Zoret, se narra otro trío convencional donde una esposa recibe el lance amoroso de un galán que no dudará en batirse a duelo con el esposo ofendido y ofrendar su vida: un contrapunto de lo que significa la carga romántica y apasionada de un ser hacia otro.

Walter Slezak en 1924
Walter Slezak en 1944

Zoret es interpretado por Benjamín Christensen (1879 – 1959) fue actor y director en su también nativa Dinamarca. Su película Häxan (la brujería a través de los siglos) es un falso documental que causó gran controversia en su tiempo y ya ha pasado a la posteridad. Su carrera se desarrolló en Alemania hasta 1925, luego viajó a Estados Unidos donde filmó algunas joyitas del cine silente (Siete huellas de Satanás, 1929) para retornar a Dinamarca donde sería dueño de una sala de cine hasta su muerte. Como actor, Michael fue su última película. Walter Slezak (1902 – 1983), nacido en Austria, debutó en el cine en 1922 y esta fue su segunda película. Con apenas 22 años y un cuerpo esbelto, además de facciones delicadas, Slezak fue otro de los tantos galanes del cine silente alemán hasta que decidió emigrar a los Estados Unidos donde tendría primero una carrera teatral y musical, para luego entrar al cine. Para entonces ya había engrosado mucho su cuerpo, lo que le avejentaba, aunque conservaba sus rasgos juveniles. Es más recordado como el nazi que manipula a todos los integrantes de la balsa salvavidas en Náufragos, de Hitchcock, 1944.

El maestro Carl Th. Dreyer
(1889 - 1968)

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