EL TERRÓN
DE AZÚCAR
(The Big
Cube)1968. Dir. Tito Davison.
Lana Turner interpreta a Adriana Román,
actriz legendaria que se despide del teatro con una versión muy estrambótica,
en escenografía y vestuarios, de Locura
de amor donde es Juana la loca, pidiendo silencio porque su marido ha
muerto. El motivo de abandonar su carrera es porque se casará con el millonario
Charles (Dan O Herlihy), viudo que tiene una hija, Lisa (Karin Mossberg), que
no la acepta del todo.
Adriana Roman (Lana Turner) acepta los aplausos
en su retiro de los escenarios
Rodeada de sus admiradores (Dan O'Herlihy,
Carlos Agosti, Richard Egan)
La chica es inducida por una amiga
(Pamela Rodgers) a ir a un centro nocturno con sus amigos donde Lisa conoce a
Johnny (George Chakiris), estudiante de medicina que fabrica LSD en el laboratorio
de su facultad para traficar. Al enterarse de la riqueza futura de Lisa, la
corteja ante el rechazo de Adriana. Ocurre un accidente mientras Adriana viaja
con su marido en un velero y como resultado Charles muere. Al leerse el
testamento, el hombre ordena que su fortuna sea heredada a su esposa, mientras
que el legado para su hija se le entregue hasta los 25 años de edad y si desea
casarse, Adriana deberá dar su consentimiento.
George Chakiris, Karin Mossberg, Carlos East, Pamela Rodgers
Karin Mossberg, David Estuardo,
Pamela Rodgers y George Chakiris
Johnny obliga a Lisa para que le ponga LSD
en las medicinas que Adriana toma. La mujer tiene alucinaciones que la llevan
al borde del suicidio. Es internada y pierde la memoria de corto plazo.
Desconoce a Lisa quien, entonces, se casa con Johnny para darse cuenta de la
verdad y el interés detrás de su ahora marido. Lisa se arrepiente y cuenta todo
al dramaturgo Frederick (Richard Egan) quien siempre ha amado a Adriana.
Lana Turner y Norma Herrera
La casi enloquecida Adriana
Frederick escribe una obra que haga
revivir los momentos previos al intento de suicidio para causarle un impacto
emocional. En pleno escenario Adriana entra en crisis y recuerda todo. Johnny,
mientras tanto, divorciado de Lisa cuando ésta le amenaza con contar todas sus
maquinaciones para enloquecer a Adriana, vive en un cuartucho donde el uso del
LSD lo ha vuelto una piltrafa humana, logrando lo que buscaba para la actriz.
Adriana recuperada inicia una nueva vida al lado de Frederick y Lisa.
Los esposos llegan a la casa para encontrarla
llena de jipis y a una chica enseñando los senos
Esta coproducción entre México y
Estados Unidos trajo a Lana Turner nuevamente a nuestro país. Ya había filmado Mil caras tiene el amor (1965, Alexander
Singer), en Acapulco, para la Columbia donde se seguía la tradición de
resucitar las carreras de viejas actrices (Ruth Roman, Virginia Grey, además). Lana
Turner había sufrido varios fracasos en cintas menores y ya se encontraba en el
descenso de su exitosa trayectoria comercial. Esta cinta no vino a ayudarla y a
partir de entonces, filmó cintas intrascendentes y se refugió en la televisión,
aunque siempre exigiendo vestuarios y alhajas de primera.
En la parte izquierda, la efímera Penélope
y el joven Héctor Bonilla (bueno, a punto de los 30)
Ahora, Francisco Diez Barroso por el
lado mexicano, había ofrecido un presupuesto mejor que las producciones usuales
nacionales, sobre todo en el rubro para el vestuario y joyería de Lana, además
de la asociación con una compañía norteamericana donde el esposo del momento de
la actriz fue productor. La distribución estuvo a cargo de Warner Bros. La
dirección fue asignada al prestigioso Tito Davison (luego de los grandes éxitos
logrados con El derecho de nacer y Corazón salvaje) y la fotografía de
Gabriel Figueroa (que en este caso no tuvo oportunidad de lucirse). En realidad, la nómina de producción pertenece a las personas que manejaban Clasa Films, aunque en este caso se llamaron Producciones Anco.
Durante el enlace cuando se tratan
cortésmente madrastra e hijastra
El argumento original fue de Edmundo
Báez (con el apoyo de Davison, frecuente colaborador) quien, en una entrevista,
comentó que no estaba el tema del LSD hasta que el norteamericano William
Douglas Lansford fue llamado para darle forma a la trama. En el original, había
una intriga para deshacerse de la actriz sin integrar las alucinaciones
del LSD. Cuando la cinta salió a distribución, el tema ya estaba pasado de moda
y no llamaba la atención, ni escandalizaba.
Javier Bátiz con los efectos del LSD
al mando del grupo Los Finks
Lo que queda es, entonces, una cinta
curiosa para su tiempo, en lo que significa para la industria mexicana de esos
finales de los años sesenta. La escenografía de Manuel Fontanals es convencional
respecto a otros de sus trabajos superiores (les recomiendo leer un lujoso
libro editado por la UNAM, sobre vida y obra de este personaje: Manuel Fontanals, escenógrafo del cine
mexicano, coordinado por Elisa Lozano, con muchas fotografías y datos de
interés), sobre todo en cuanto al antro, llamado Le Trip, donde Lisa es testigo
del inicial enloquecimiento de un joven (Rogelio Guerra) al cual se le ha dado,
sin estar enterado, de una gran dosis del LSD que lo lleva a la muerte.
Bárbara Ransom y Michel Strauss
José Roberto Hill en su frustrado strip tease
Además están presentes muchos actores
juveniles que adquirirían fama (o serían efímeros) en los años siguientes: José
Roberto Hill, Héctor Bonilla, David Estuardo, Penélope, Carolina Cortázar,
Michel Strauss, Carlos East, Bárbara Ransom, Norma Herrera, entre otros. El
grupo musical que ameniza en el lugar es Los
Finks que eran comandados por Javier Bátiz. Además, aparece un extraño personaje llamado Abeja reina que es interpretado por
Regina Torné, y viene a ser simbólico de quienes eran traficantes de droga: muy
maquillada, con un traje que trae las rayas negras sobre amarillo y quien
termina al lado de Johnny cuando está en su momento de locura final. Por otro
lado está un actor secundario que hizo muchas cintas nacionales y que apareció
en varias internacionales, Pedro Galván (aquí es el rector que corre a Johnny
de la universidad) como Dos mulas para la
hermana Sara o La pandilla salvaje.
La simbólica Abeja Reina: Regina Torné
Hay varios desnudos en esos años en que
paulatinamente se harían más comunes: una bailarina del antro dentro de las
alucinaciones del joven que muere muestra pechos y nalgas; la joven Pamela Rodgers realiza un strip tease en la casa de Lisa; Carolina
Cortázar muestra su cuerpo luego de acostarse con Johnny. Los efectos
especiales consisten en el juego de formas y luces proyectadas sobre los
personajes sin llegar al caso del delirium
tremens alcohólico. Es lo que sucede cuando Lana Turner sufre sus
alucinaciones.
Pamela Rodgers en el momento en que
llegan los padres de Lisa
La cinta fue estrenada tanto en versión
doblada como inglés original aunque tardó dos años en llegar a su exhibición
nacional. En Estados Unidos es considerada como un clásico camp (de tan mala resulta atractiva) sobre todo por los admiradores
de Lana Turner (1920 – 1995) y en esa
calidad surgió el DVD que sacó la Warner Bros., pero en México permanece
inédita. No se exhibe por televisión ni ha llegado por los canales de paga (al
menos, los que se ven en México).
Johnny (George Chakiris) cuando
ya está destruido por el LSD
Para Tito Davison (1912 – 1985), su
realizador, vino a ser un punto intrascendente en su carrera. Está presente el
melodrama, su género de distinción, y hay algunas secuencias, cuando la trama
se centra en Lana Turner como señora de casa, que tienen su toque.
Posteriormente sufriría la decadencia de nuestra industria para filmar cintas
rescatables (María, Un amor extraño o su última cinta La guerra es un buen negocio) o muy
fallidas (Amigo o Te quiero).
Adriana enfrenta a Lisa en la obra
de teatro que le devolverá memoria, razón y triunfo
Con todo lo mala que es esta película,
uno puede disfrutarla por sus excesos, absurdos o simplemente por las
presencias que uno encuentra en ella. Por eso había que mencionarla, para sacarla del olvido...
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