sábado, 14 de noviembre de 2015

TAN MALA QUE RESULTA ATRACTIVA


EL TERRÓN DE AZÚCAR
(The Big Cube)
1968. Dir. Tito Davison.

 

         Lana Turner interpreta a Adriana Román, actriz legendaria que se despide del teatro con una versión muy estrambótica, en escenografía y vestuarios, de Locura de amor donde es Juana la loca, pidiendo silencio porque su marido ha muerto. El motivo de abandonar su carrera es porque se casará con el millonario Charles (Dan O Herlihy), viudo que tiene una hija, Lisa (Karin Mossberg), que no la acepta del todo.

 
Adriana Roman (Lana Turner) acepta los aplausos
en su retiro de los escenarios

Rodeada de sus admiradores (Dan O'Herlihy,
Carlos Agosti, Richard Egan)
 

         La chica es inducida por una amiga (Pamela Rodgers) a ir a un centro nocturno con sus amigos donde Lisa conoce a Johnny (George Chakiris), estudiante de medicina que fabrica LSD en el laboratorio de su facultad para traficar. Al enterarse de la riqueza futura de Lisa, la corteja ante el rechazo de Adriana. Ocurre un accidente mientras Adriana viaja con su marido en un velero y como resultado Charles muere. Al leerse el testamento, el hombre ordena que su fortuna sea heredada a su esposa, mientras que el legado para su hija se le entregue hasta los 25 años de edad y si desea casarse, Adriana deberá dar su consentimiento.

 
George Chakiris, Karin Mossberg, Carlos East, Pamela Rodgers
 
Karin Mossberg, David Estuardo,
Pamela Rodgers y George Chakiris

         Johnny obliga a Lisa para que le ponga LSD en las medicinas que Adriana toma. La mujer tiene alucinaciones que la llevan al borde del suicidio. Es internada y pierde la memoria de corto plazo. Desconoce a Lisa quien, entonces, se casa con Johnny para darse cuenta de la verdad y el interés detrás de su ahora marido. Lisa se arrepiente y cuenta todo al dramaturgo Frederick (Richard Egan) quien siempre ha amado a Adriana.

 
Lana Turner y Norma Herrera
 
La casi enloquecida Adriana

         Frederick escribe una obra que haga revivir los momentos previos al intento de suicidio para causarle un impacto emocional. En pleno escenario Adriana entra en crisis y recuerda todo. Johnny, mientras tanto, divorciado de Lisa cuando ésta le amenaza con contar todas sus maquinaciones para enloquecer a Adriana, vive en un cuartucho donde el uso del LSD lo ha vuelto una piltrafa humana, logrando lo que buscaba para la actriz. Adriana recuperada inicia una nueva vida al lado de Frederick y Lisa.

 
Los esposos llegan a la casa para encontrarla
llena de jipis y a una chica enseñando los senos

         Esta coproducción entre México y Estados Unidos trajo a Lana Turner nuevamente a nuestro país. Ya había filmado Mil caras tiene el amor (1965, Alexander Singer), en Acapulco, para la Columbia donde se seguía la tradición de resucitar las carreras de viejas actrices (Ruth Roman, Virginia Grey, además). Lana Turner había sufrido varios fracasos en cintas menores y ya se encontraba en el descenso de su exitosa trayectoria comercial. Esta cinta no vino a ayudarla y a partir de entonces, filmó cintas intrascendentes y se refugió en la televisión, aunque siempre exigiendo vestuarios y alhajas de primera.

 
En la parte izquierda, la efímera Penélope
y el joven Héctor Bonilla (bueno, a punto de los 30)

         Ahora, Francisco Diez Barroso por el lado mexicano, había ofrecido un presupuesto mejor que las producciones usuales nacionales, sobre todo en el rubro para el vestuario y joyería de Lana, además de la asociación con una compañía norteamericana donde el esposo del momento de la actriz fue productor. La distribución estuvo a cargo de Warner Bros. La dirección fue asignada al prestigioso Tito Davison (luego de los grandes éxitos logrados con El derecho de nacer y Corazón salvaje) y la fotografía de Gabriel Figueroa (que en este caso no tuvo oportunidad de lucirse). En realidad, la nómina de producción pertenece a las personas que manejaban Clasa Films, aunque en este caso se llamaron Producciones Anco.

 
Durante el enlace cuando se tratan
cortésmente madrastra e hijastra

         El argumento original fue de Edmundo Báez (con el apoyo de Davison, frecuente colaborador) quien, en una entrevista, comentó que no estaba el tema del LSD hasta que el norteamericano William Douglas Lansford fue llamado para darle forma a la trama. En el original, había una intriga para deshacerse de la actriz sin integrar las alucinaciones del LSD. Cuando la cinta salió a distribución, el tema ya estaba pasado de moda y no llamaba la atención, ni escandalizaba.

 
Javier Bátiz con los efectos del LSD
al mando del grupo Los Finks

         Lo que queda es, entonces, una cinta curiosa para su tiempo, en lo que significa para la industria mexicana de esos finales de los años sesenta. La escenografía de Manuel Fontanals es convencional respecto a otros de sus trabajos superiores (les recomiendo leer un lujoso libro editado por la UNAM, sobre vida y obra de este personaje: Manuel Fontanals, escenógrafo del cine mexicano, coordinado por Elisa Lozano, con muchas fotografías y datos de interés), sobre todo en cuanto al antro, llamado Le Trip, donde Lisa es testigo del inicial enloquecimiento de un joven (Rogelio Guerra) al cual se le ha dado, sin estar enterado, de una gran dosis del LSD que lo lleva a la muerte.

 
Bárbara Ransom y Michel Strauss
 
José Roberto Hill en su frustrado strip tease

         Además están presentes muchos actores juveniles que adquirirían fama (o serían efímeros) en los años siguientes: José Roberto Hill, Héctor Bonilla, David Estuardo, Penélope, Carolina Cortázar, Michel Strauss, Carlos East, Bárbara Ransom, Norma Herrera, entre otros. El grupo musical que ameniza en el lugar es Los Finks que eran comandados por Javier Bátiz.  Además, aparece un extraño personaje llamado Abeja reina que es interpretado por Regina Torné, y viene a ser simbólico de quienes eran traficantes de droga: muy maquillada, con un traje que trae las rayas negras sobre amarillo y quien termina al lado de Johnny cuando está en su momento de locura final. Por otro lado está un actor secundario que hizo muchas cintas nacionales y que apareció en varias internacionales, Pedro Galván (aquí es el rector que corre a Johnny de la universidad) como Dos mulas para la hermana Sara o La pandilla salvaje.

Un buen actor secundario: Pedro Galván 
 
La simbólica Abeja Reina: Regina Torné

         Hay varios desnudos en esos años en que paulatinamente se harían más comunes: una bailarina del antro dentro de las alucinaciones del joven que muere muestra pechos y nalgas; la joven Pamela Rodgers realiza un strip tease en la casa de Lisa; Carolina Cortázar muestra su cuerpo luego de acostarse con Johnny. Los efectos especiales consisten en el juego de formas y luces proyectadas sobre los personajes sin llegar al caso del delirium tremens alcohólico. Es lo que sucede cuando Lana Turner sufre sus alucinaciones.

 
Pamela Rodgers en el momento en que
llegan los padres de Lisa

         La cinta fue estrenada tanto en versión doblada como inglés original aunque tardó dos años en llegar a su exhibición nacional. En Estados Unidos es considerada como un clásico camp (de tan mala resulta atractiva) sobre todo por los admiradores de Lana Turner (1920 – 1995) y en esa calidad surgió el DVD que sacó la Warner Bros., pero en México permanece inédita. No se exhibe por televisión ni ha llegado por los canales de paga (al menos, los que se ven en México).

 
Johnny (George Chakiris) cuando
ya está destruido por el LSD

         Para Tito Davison (1912 – 1985), su realizador, vino a ser un punto intrascendente en su carrera. Está presente el melodrama, su género de distinción, y hay algunas secuencias, cuando la trama se centra en Lana Turner como señora de casa, que tienen su toque. Posteriormente sufriría la decadencia de nuestra industria para filmar cintas rescatables (María, Un amor extraño o su última cinta La guerra es un buen negocio) o muy fallidas (Amigo o Te quiero).

 

Adriana enfrenta a Lisa en la obra
de teatro que le devolverá memoria, razón y triunfo
 

         Con todo lo mala que es esta película, uno puede disfrutarla por sus excesos, absurdos o simplemente por las presencias que uno encuentra en ella. Por eso había que mencionarla, para sacarla del olvido... 

 

          

 

        

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