LA MUERTE RONDA EN LA
NOCHE
(Dr. Jekyll & Sister
Hyde)
1971. Dir. Roy Ward Baker.
La vi en el Cine Juárez en 1973 y fue una película enardecedora y cuestionadora:
¿cómo era posible que el Dr. Jekyll se transformara como su alter ego
malvado en forma de mujer?, ¿de qué manera se explicaría que al ser mujer
tuviera relaciones sexuales con un hombre para luego volver a ser hombre? La
muerte ronda en la noche fue producción de los británicos Hammer Studios
que buscaban todas las variaciones posibles para seguir alimentando de
películas de horror, bastante taquilleras, a las salas de su país, aunque, ya
habían logrado traspasar fronteras. Desde sus primeras incursiones con los
personajes de Drácula y Frankenstein, en 1958, pudieron cruzar hacia otros
países europeos pero, sobre todo, a la distribución norteamericana que permitió
que llegaran a Latinoamérica. Utilizando a los mismos iconos conocidos (El
hombre lobo, El fantasma de la ópera) añadiendo mitologías (La
Gorgona) o explotando leyendas perversas (la calavera del Marqués de
Sade como catalizador del mal), la Hammer se fue adaptando a los tiempos:
ya con la censura más laxa se pudieron añadir desnudos y temas más escabrosos. Una espléndida y reciente edición en Blu-Ray, me ha permitido recuperarla.
Henry Jekyll (Ralph Bates) busca la poción milagrosa que
cure todas las enfermedades. Su mentor, el Dr. Robertson (Gerald Sim) lo
confronta con la realidad: tardará años y hasta quizás morirá si acaso espera
ir resolviendo los males del mundo. Entonces, Henry piensa en un elixir de la
eterna juventud. Para ello, necesita experimentar con hormonas femeninas. Al
principio utiliza cadáveres pero luego, ante la escasez de cuerpos, recurre a
un par de maleantes para que se los proporcionen. Como resultado, una mosca,
que muere a las pocas horas de nacer, logra sobrevivir: sin embargo, Robertson
le hace ver que es una mosca hembra, algo que Jekyll no comprende porque había
colocado una mosca macho en su recipiente de experimentación. Entonces decide
ser su propio conejillo de indias y toma la poción que lo convierte en una
voluptuosa mujer. Obligado a continuar con sus experimentos y debido a la
muerte de uno de sus proveedores y la ceguera del otro, tiene que encargarse
personalmente de asesinar a mujeres para conseguir su material hormonal. De
esta manera comienza la lucha entre las dos personalidades para permanecer y
alcanzar sus fines, debido principalmente a la sensualidad inherente en la
personalidad femenina, la presencia de una pareja de hermano, Howard (Lewis
Fiander), y hermana, Susan (Susan Brodrick), que es vecina de Jekyll. La
atracción del hombre por Susan y la lujuria de la mujer por Howard serán parte
del conflicto emocional.
Quizás el motivo de que nunca se le haya considerado parte
del cine queer se deba a que el guion da a entender que cada una de las
dualidades se siente independiente una de la otra: de hecho, cuando Jekyll se
da cuenta de que la hermana Hyde piensa, busca la manera, desea deshacerse de
él, queda establecido el desligue entre ambos personajes. Sin embargo, permanece
la inquietud en el espectador: hay un momento cuando Jekyll, al encontrarse a
Howard, le acerca la mano para acariciarle el rostro ante el asombro del joven,
enfatizando que la naturaleza femenina se está imponiendo en el científico. Por
otro lado, se muestra una secuencia que sugiere que Hyde ha tenido relaciones
sexuales con Howard (con todo lo que esto implica), al estar reclinados sobre
un sillón, besándose con fruición, aparte de que ella se encuentra desnuda bajo
la bata que la cubre. Curiosamente, no se profundiza en la relación entre Jekyll y Susan.
Una maravillosa casualidad dio lugar a que la actriz Martine
Beswick, cuya fama se debía a ser una de las tantas chicas Bond (El regreso
del agente 007, Operación Trueno), así como mujer prehistórica en Un
millón de años, A.C., al lado de Raquel Welch, tuviera gran parecido, en su
rostro, con Ralph Bates, quien ya era veterano de los Estudios Hammer (Prueba
la sangre de Drácula, El horror de Frankenstein). Esto hace que la
sensación de transformación se torne más amenazante por todas las implicaciones
sexuales que se sugieren. Ambas estrellas son seductoras, aunque la película se
centra más en la capacidad atractiva del personaje femenino: al transformarse
en mujer, se muestran desnudos parciales de Hyde y su respuesta es sonreír,
sentirse feliz de que haya aflorado el lado femenino.
Roy Ward Baker ya había dirigido varias cintas de
horror para la Hammer. Aunque ya había iniciado su carrera en Londres, durante la década de los cuarenta, viajó a
Hollywood donde permaneció alrededor de siete años (bajo el nombre de Roy Baker),
etapa en la cual su cinta más famosa resultó ser Almas desesperadas (Don’t Bother to
Knock, 1952), debido a que en su elenco participó estelarmente Marilyn Monroe antes de
su gran éxito, aunque en ese entonces fuera una cinta más del montón. Al
retornar a Inglaterra, su carrera se tornó ecléctica: dotado para manejar la
acción realizó La última noche del Titanic considerada su mejor
película, para luego entrar a diversos géneros, entre ellos el horror. (También
dirigió una divertidísima cinta camp con Bette Davis, en 1968, llamada El
aniversario, donde la actriz era una peculiar matriarca posesiva y castrante
para sus hijos).
Baker puede ser estimado como buen artesano, eficaz en el
dominio técnico que le permitió lograr efectos y formas narrativas que ilustran
con precisión visual la trama que debía contar. Al inicio de la primera metamorfosis, se muestra un reloj de pared donde las figuras de un hombre y una mujer se alternan para salir en horas determinadas: Baker hace que salga la mujer en el preciso instante. El uso de espejos para denotar
la dualidad física de los personajes o la diferencia entre una mano feménina y otra masculina cuando se inicia el revertimiento, o Jekyll, balanceándose de un canal en el
alto de un edificio, sufre su final transformación antes de caer al vacío.
Muere con el rostro semidestrozado que sugiere dicha dualidad: mujer con ropa masculina, además de la
desconcertada mirada del joven Howard al darse cuenta de lo que ha sucedido
entre él y estos personajes. Dicho desconcierto e inquietud son los que quedan
en el espectador al término de esta rescatable película de terror y género.
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