domingo, 14 de julio de 2019

BLU-RAY1


LA MUERTE RONDA EN LA NOCHE
(Dr. Jekyll & Sister Hyde)
1971. Dir. Roy Ward Baker.
         La vi en el Cine Juárez en 1973 y fue una película enardecedora y cuestionadora: ¿cómo era posible que el Dr. Jekyll se transformara como su alter ego malvado en forma de mujer?, ¿de qué manera se explicaría que al ser mujer tuviera relaciones sexuales con un hombre para luego volver a ser hombre? La muerte ronda en la noche fue producción de los británicos Hammer Studios que buscaban todas las variaciones posibles para seguir alimentando de películas de horror, bastante taquilleras, a las salas de su país, aunque, ya habían logrado traspasar fronteras. Desde sus primeras incursiones con los personajes de Drácula y Frankenstein, en 1958, pudieron cruzar hacia otros países europeos pero, sobre todo, a la distribución norteamericana que permitió que llegaran a Latinoamérica. Utilizando a los mismos iconos conocidos (El hombre lobo, El fantasma de la ópera) añadiendo mitologías (La Gorgona) o explotando leyendas perversas (la calavera del Marqués de Sade como catalizador del mal), la Hammer se fue adaptando a los tiempos: ya con la censura más laxa se pudieron añadir desnudos y temas más escabrosos. Una espléndida y reciente edición en Blu-Ray, me ha permitido recuperarla.
         Henry Jekyll (Ralph Bates) busca la poción milagrosa que cure todas las enfermedades. Su mentor, el Dr. Robertson (Gerald Sim) lo confronta con la realidad: tardará años y hasta quizás morirá si acaso espera ir resolviendo los males del mundo. Entonces, Henry piensa en un elixir de la eterna juventud. Para ello, necesita experimentar con hormonas femeninas. Al principio utiliza cadáveres pero luego, ante la escasez de cuerpos, recurre a un par de maleantes para que se los proporcionen. Como resultado, una mosca, que muere a las pocas horas de nacer, logra sobrevivir: sin embargo, Robertson le hace ver que es una mosca hembra, algo que Jekyll no comprende porque había colocado una mosca macho en su recipiente de experimentación. Entonces decide ser su propio conejillo de indias y toma la poción que lo convierte en una voluptuosa mujer. Obligado a continuar con sus experimentos y debido a la muerte de uno de sus proveedores y la ceguera del otro, tiene que encargarse personalmente de asesinar a mujeres para conseguir su material hormonal. De esta manera comienza la lucha entre las dos personalidades para permanecer y alcanzar sus fines, debido principalmente a la sensualidad inherente en la personalidad femenina, la presencia de una pareja de hermano, Howard (Lewis Fiander), y hermana, Susan (Susan Brodrick), que es vecina de Jekyll. La atracción del hombre por Susan y la lujuria de la mujer por Howard serán parte del conflicto emocional.


         Quizás el motivo de que nunca se le haya considerado parte del cine queer se deba a que el guion da a entender que cada una de las dualidades se siente independiente una de la otra: de hecho, cuando Jekyll se da cuenta de que la hermana Hyde piensa, busca la manera, desea deshacerse de él, queda establecido el desligue entre ambos personajes. Sin embargo, permanece la inquietud en el espectador: hay un momento cuando Jekyll, al encontrarse a Howard, le acerca la mano para acariciarle el rostro ante el asombro del joven, enfatizando que la naturaleza femenina se está imponiendo en el científico. Por otro lado, se muestra una secuencia que sugiere que Hyde ha tenido relaciones sexuales con Howard (con todo lo que esto implica), al estar reclinados sobre un sillón, besándose con fruición, aparte de que ella se encuentra desnuda bajo la bata que la cubre. Curiosamente, no se profundiza en la relación entre Jekyll y Susan.
         Una maravillosa casualidad dio lugar a que la actriz Martine Beswick, cuya fama se debía a ser una de las tantas chicas Bond (El regreso del agente 007, Operación Trueno), así como mujer prehistórica en Un millón de años, A.C., al lado de Raquel Welch, tuviera gran parecido, en su rostro, con Ralph Bates, quien ya era veterano de los Estudios Hammer (Prueba la sangre de Drácula, El horror de Frankenstein). Esto hace que la sensación de transformación se torne más amenazante por todas las implicaciones sexuales que se sugieren. Ambas estrellas son seductoras, aunque la película se centra más en la capacidad atractiva del personaje femenino: al transformarse en mujer, se muestran desnudos parciales de Hyde y su respuesta es sonreír, sentirse feliz de que haya aflorado el lado femenino.
         Roy Ward Baker ya había dirigido varias cintas de horror para la Hammer. Aunque ya había iniciado su carrera en Londres, durante la década de los cuarenta, viajó a Hollywood donde permaneció alrededor de siete años (bajo el nombre de Roy Baker), etapa en la cual su cinta más famosa resultó ser Almas desesperadas (Don’t Bother to Knock, 1952), debido a que en su elenco participó estelarmente Marilyn Monroe antes de su gran éxito, aunque en ese entonces fuera una cinta más del montón. Al retornar a Inglaterra, su carrera se tornó ecléctica: dotado para manejar la acción realizó La última noche del Titanic considerada su mejor película, para luego entrar a diversos géneros, entre ellos el horror. (También dirigió una divertidísima cinta camp con Bette Davis, en 1968, llamada El aniversario, donde la actriz era una peculiar matriarca posesiva y castrante para sus hijos).
         Baker puede ser estimado como buen artesano, eficaz en el dominio técnico que le permitió lograr efectos y formas narrativas que ilustran con precisión visual la trama que debía contar. Al inicio de la primera metamorfosis, se muestra un reloj de pared donde las figuras de un hombre y una mujer se alternan para salir en horas determinadas: Baker hace que salga la mujer en el preciso instante. El uso de espejos para denotar la dualidad física de los personajes o la diferencia entre una mano feménina y otra masculina cuando se inicia el revertimiento, o Jekyll, balanceándose de un canal en el alto de un edificio, sufre su final transformación antes de caer al vacío. Muere con el rostro semidestrozado que sugiere dicha dualidad: mujer con ropa masculina, además de la desconcertada mirada del joven Howard al darse cuenta de lo que ha sucedido entre él y estos personajes. Dicho desconcierto e inquietud son los que quedan en el espectador al término de esta rescatable película de terror y género.



          



        



        

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