domingo, 23 de junio de 2019

DVD1


LES PLUS BELLES ESCROQUERIES DU MONDE
(Las más bellas estafas del mundo)
1964. Dirs. Horikawa, Gregoretti, Chabrol y Godard.
         Toda una leyenda, prácticamente mito, mencionada en revistas de cine y en las filmografías de sus realizadores, esta película-ómnibus nunca llegó a las salas de cine ni a las sesiones de cineclub de la Alianza Francesa, aquella de antaño, de los años sesenta, la que nos permitió conocer algo de Malle, de Godard, de Rohmer, de Duvivier, de Resnais. Ahora, gracias a las ventajas de la pérfida globalización, uno puede acceder a esas cintas que se tornan realidades y se vuelven terrenales para introducirse en la memoria personal (ya nadie nos cuenta, ya no es mera referencia).
         Traducida literalmente como Las más bellas estafas del mundo, tenemos la posibilidad de acercarnos a cuatro episodios de los cinco originales (todavía quedará un faltante en nuestra experiencia) ya que Roman Polanski solicitó a la productora Gaumont que en la restauración de la cinta no se incluyera su episodio y este DVD cumplió con su petición: apenas pueden notarse ciertos segundos en el avance de la cinta que es el único componente extra del producto, donde se hace notar que su episodio tendría que ver con una estafa de diamantes en Ámsterdam. Hay un video en You Tube que muestra la filmación, aunque la narración está en holandés: https://www.youtube.com/watch?v=jOaEKDtSjFI
Catherine Denueve aparece como adorno
en el episodio de Chabrol como novia de
Cassel: ambos son íconos de la Nueva Ola Francesa
         La cinta se divide en los cuatro episodios situados en diversas ciudades del mundo: Tokio, Nápoles, París y Marrakech. El capítulo faltante ocurría en Amsterdam. Tal como su título lo implica, las tramas se centran en estafas vistas desde diversos puntos de vista de los personajes. De pronto el estafador es quien resulta estafado o simplemente cae redondo en la trampa o logra consumar una venganza o intelectualiza el hecho. 
Mie Hama con el collar que anhela
         Hiromichi Horikawa abre la cinta con la historia de una geisha que ha venido ahorrando por años para poderse comprar un collar de perlas. Cuando conoce a un compositor avaro pero aparentemente millonario, quien presume de su nueva dentadura postiza con base de platino, su ambición la lleva a tener relaciones sexuales esperando recibir su recompensa pero un ataque inesperado hace que el hombre muera. La geisha toma las dentaduras como pago sin imaginar que nada es fácil en esta vida. Horikawa fue asistente de director de Kurosawa (Los siete samurais) y de Ichikawa (Matrimonio de mentiras). Su segmento está muy bien filmado y aprovecha la pantalla ancha de manera efectiva. La bella Mie Hama (quien luego aparecería como chica Bond en Sólo se vive dos veces) es la protagonista.
Mie Hama y Ken Mitsuda
Gabriella Giorgelli y Guido Giuseppone
         Ugo Gregoretti había llamado la atención en su natal Italia con Los nuevos ángeles en 1962. De ahí que pudo participar en otra cinta ómnibus al año siguiente, que pudo ser vista al pasar por televisión a través del viejo y entrañable canal once (Ro.Go.Pa.G) donde Rossellini, Pasolini y Godard fueron los realizadores de los otros tres episodios. Tal vez ese fue su paso a esta película donde narra una situación legal: un joven estudiante de leyes encuentra la manera de burlar a la ley napolitana para que no expulse de su territorio a una prostituta de la cual es cliente apasionado. El explotador de la mujer lo ve como negocio pero el joven también puede usar a la ley para darle su merecido. 
El matrimonio como estafa
Francis Blanche y Jean-Pierre Cassel
         Claude Chabrol narra la historia de un millonario alemán que vive obsesionado por la Torre Eiffel. Un grupo de vivales le ofrece la venta del famoso monumento, a lo que el tipo accede sin imaginar que era algo imposible. Chabrol ya estaba asentado como nombre importante dentro de la Nueva Ola Francesa y tenía tras de sí, al menos, dos obras maestras dentro de este movimiento fílmico (El bello Sergio, 1958; Los primos, 1959). Su manejo de la ironía, el juego dentro de la cinta, los personajes incautos y los criminales astutos sirven como elementos que serán constantes en su prolífica e interesantísima carrera.
La venta de la Torre Eiffel
Jean Seberg leyendo a Melville
         Jean Luc Godard se aleja de la narrativa convencional. Utiliza nuevamente a Jean Seberg (su musa de Sin aliento) y la incluye como reportera de televisión que sigue a un estafador que produce billetes falsos que regala a la gente pobre y que, al circular, ella se mete en problemas con la policía, aunque luego prueba su inocencia y logra entrevistar al estafador. Le pregunta sobre su caridad para que el hombre le comente sobre la necesidad de una generosidad mundial. Luego, la reportera le cuenta todo a un inspector de policía que le cuestiona si ese hombre fue ficticio o en realidad existió. Godard, como siempre, intelectualiza y ofrece referencias como la novela de Melville El hombre de confianza que la Seberg lee para encontrar frases sobre la caridad: ella reconocerá una de ellas en la voz del estafador.
La reportera que busca la verdad
Jean Seberg y Laszlo Szabo
         La narración de Gregoretti es fallida mientras que los demás realizadores ofrecen cuentos impecables. La cinta permanece como recordatorio de una época que modificó al cine del mundo entero. En cada episodio tanto los guionistas como los cinematografistas eran excepcionales. Un verdadero descubrimiento que nos subraya la verdad, la confirmación de que existe, como se lo pregunta Godard en su segmento. 
Horikawa
Gregoretti
Chabrol
Godard


        

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