domingo, 4 de septiembre de 2016

UN MAL CONSTANTE


INTOLERANCIA

(Intolerance: Love’s Struggles Throughout the Years)

1916. Dir. D.W. Griffith.






         Se cumplen 100 años del estreno de esta obra maestra. El revolucionario cineasta Griffith intercaló cuatro historias para mostrar la falta de humanidad hacia los demás. Una llamada contra la maldad y la injusticia. El deseo de que las buenas intenciones no interfieran con la vida de los otros. Un clamor por el respeto al derecho que todos tenemos de pensar de una u otra manera; de ser distintos; de comportarnos como seres civilizados que habitamos en una sociedad con diversas creencias, intereses y pasiones. Al inicio de la película un intertítulo indica: cada historia muestra cómo el odio y la intolerancia, a través de los tiempos, han luchado contra el amor y la caridad. Luego se muestra a una mujer que mece una cuna. Otro intertítulo indica: hoy como ayer, meciéndose incesantemente, siempre portando las mismas pasiones humanas, las mismas alegrías y dolores.





         La primera historia ocurre en el presente de la cinta que narra cómo unas damas de sociedad tratan de “reformar” a la humanidad y piden dinero a la hermana solterona de un industrial que decide reducir el salario de sus empleados para apoyar las obras de caridad de las mujeres. Los obreros se lanzan a huelga, hay enfrentamientos. Los obreros desempleados deben irse a la gran ciudad para comenzar una vida más difícil.





La siguiente nos lleva a Jerusalén donde se narran vida y milagros de Jesucristo hasta llegar a las intrigas que lo llevan a su pasión y muerte.



La tercera narración sucede en Francia en 1572, en los tiempos de Catalina de Médicis y su hijo, el rey Carlos IX. Estos reyes católicos ven con malos ojos la pretensión de los hugonotes (protestantes) por acceder al trono y ocurre una gran matanza.





La trama final ocurre en los tiempos de la Antigua Babilonia, en el año 539 antes de Cristo, donde el Rey Baltazar permite la libertad de culto lo que provoca problemas entre diversas facciones religiosas. Como era el centro cultural de su tiempo, los persas deseaban conquistarla. La situación entre la población lo hace más factible.


Un derroche de producción: la cinta
más cara en su tiempo.



El maestro Griffith filmó esta cinta con el propósito de destacar que su anterior cinta, clasificada de racista, era simplemente objetiva pero que él se encontraba abierto a la libertad de expresiones diversas. Por otro lado, quiso filmar una gran cinta épica: los decorados de la trama babilónica fueron inmensos, alcanzando los muros cien metros de altura, aparte de emplear a 16,000 extras para las escenas de batalla. Los demás episodios también son un derroche de recursos. La cinta tuvo un altísimo costo que, de todas maneras, recuperó aunque no significativamente.





La película vino a ser el resumen de la obra filmada por el gran cineasta hasta el momento. Hizo gala del montaje alterno sin que se desvirtuara la narración de cada historia para el espectador. Su uso de metáforas visuales, como la guía de la cuna que mece la mujer, eran puntos de partida y énfasis del paso del tiempo con la misma intolerancia repitiéndose. La trama contemporánea es la única que tiene final feliz aunque sus consecuencias negativas bien pudieron haberse evitado. En los otros casos, la terrible realidad confirmada con los hechos históricos da idea de la estupidez humana.


La película presenta audacias visuales



Cumple 100 años y su denuncia sigue vigente: la actitud contra el matrimonio igualitario, la renuncia forzada de un directivo por expresar su punto de vista hacia Juan Gabriel, los crímenes raciales en la Francia contemporánea (entre otros países), la gran problemática por las imposiciones islámicas, por no referirnos a hechos que han sucedido siempre, constantemente, con el paso del tiempo. Griffith, gran visionario, hablaba en 1916 de ejemplos desde los albores de la civilización, para que su cinta permaneciera clara y constante en los cien años siguientes gracias a su obra soberbia. La cuna sigue meciéndose…


David Wark Griffith (1875 - 1948)
El padre del cine norteamericano

INTOLERANCIA puede disfrutarse en versión completa (197 minutos) por YouTube. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario