1979: entre privado y estatal…
Hace 41 años, en la mitad del sexenio lopezportillista, Margarita,
la marrana pésima musa, hermana del presidente, encargada de cine y otros
medios, creó todo un barullo culpando a varios funcionarios de cinematografía,
metiéndolos a la cárcel por supuestos fraudes, para que nunca se comprobaran
pero que hicieron que el cine nacional empezara a irse al traste. Para 1979, la
producción estaba muy dividida entre la empresa privada y el soporte estatal.
Fueron más de cien películas con muchas irregularidades, algunas sorpresas,
varios delirios, e infinidad de torpezas.
Dentro del cine estatal, con cierta intención expresiva se puede
contar con Arturo Ripstein (La tía
Alejandra y La seducción),
Marcela Fernández Violante (Misterio),
Alberto Bojórquez (Retrato de una mujer
casada), Alfredo Gurrola (Llámenme
Mike), Francisco Guerrero (Valentín
Lazaña, el ratero de los pobres), Sergio Olhovich (El infierno de todos tan temido), Miguel Littín (La viuda de Montiel) y, sobre todo,
Jaime Humberto Hermosillo con María de mi
corazón, basada en un estrujante guion de Gabriel García Márquez y cuya exhibición tuvo muchos tropiezos .
La mejor película mexicana
de 1979, junto con "María
de mi corazón"
El cine de producción privada tuvo casos insólitos como Naná, dirigida por Rafael Baledón y
producida por Irma Serrano. Una excelente película dirigida por Gilberto Gazcón fue
Perro callejero donde Valentín Trujillo tenía que enfrentar su triste destino como el animal del título. Guillermo Murray
quiso dignificar a Tere Velázquez como gran actriz en la fallida Para usted jefa. El famoso luchador
Santo ya se encontraba en las postrimerías de su carrera fílmica y en este año
filmó solamente una película Santo en la
frontera del terror bajo la dirección de Rafael Pérez Grovas.
En 1976, el versátil productor de caravanas artísticas José
Isabel Valdivia, conocido como Arnulfo “Gordo” Delgado, había comenzado la
producción de cintas en la frontera de Texas con técnicos del STIC en un
formato que se saltaba las reglas sindicales por lo que se les llamo “películas
piratas”. Llegarían a filmarse bajo el sello de Producciones del Rey más de una
veintena de películas. Solamente en 1979 fueron diez títulos:
Semana Santa
en Acapulco – Luis Alcoriza
El Noa Noa – Gonzalo Martínez
Contacto
chicano – Federico Curiel
Las pobres
ilegales – Alberto Mariscal
San Miguel
el Alto – Alberto Mariscal
La india
blanca – Alberto Mariscal
Las tres
tumbas – Alberto Mariscal
El charro
del misterio – José J. Munguía
Mojado de
nacimiento – Ícaro Cisneros
Sin fortuna – Narciso Busquets
Las temáticas eran
netamente populacheras, utilizando a cantantes de moda: Juan Gabriel (quien
tenía contrato exclusivo con este productor) o Yolanda del Río (fea pero
excelente cantante vernácula), además de Federico Villa y Gerardo Reyes quien
fuera además autor e intérprete de la película con la cual debutó y se despidió
de la dirección fílmica el actor Narciso Busquets. Alberto Mariscal, ya
resignado a filmar estas cintas con bajos presupuestos fue prolífico en este
año. Luis Alcoriza pudo, al menos, filmar otro de sus interesantes guiones
aunque estuvo limitado por presupuestos y un elenco irregular para tratar de
emular a su “Mecánica nacional” (1971) sin la frescura de la crítica social
para caer en las tribulaciones de vacacionistas desafortunados. Como puede
notarse, la temática de frontera e ilegales era obligatoria, ya que reflejaba
un problema nacional, ahora más fuerte que nunca.
Por otro lado, Televicine, la filial fílmica de la empresa
Televisa incrementó su producción. En ocasiones hizo coproducciones con España
donde tenía otros negocios y de ahí surgieron Sor Metiche con María Victoria dirigida por Mariano Ozores y En mil pedazos con Hugo Stiglitz
dirigida por Carlos Puerto. Lo importante para la empresa era el lucimiento de
sus estrellas resguardando siempre el recato moral para posteriormente poder
exhibirlas en televisión y de esta manera surgieron La ilegal (Arturo Ripstein) con Lucía Méndez; Albur de amor (Alfredo Gurrola) y Persecución y muerte de Benjamín Argumedo (Mario Hernández) en
coproducción y actuación de Antonio Aguilar; Noche de juerga (Miguel M. Delgado) con Juan Ferrara y Helena Rojo,
nueva versión de “Sábado negro” que el mismo director había filmado con Jorge
Martínez de Hoyos y Malú Gatica en 1958; El mismo Delgado realizó Los reyes del palenque con Lucha Villa y
Humberto Cabañas, cantante ranchero que finalmente no trascendió en el gusto
del público; el veterano Mauricio de la Serna filmó Nora la rebelde con la entonces supervedette Olga Breeskin.
Alfredo Gurrola fue prolífico: además de las mencionadas,
filmó las versiones fílmicas de los primeros dos libros sobre el personaje
Héctor Belascoarán Shayne creado por Paco Ignacio Taibo II y de esta manera
revivir y complementar la escasa literatura negra mexicana existente hasta ese
momento (Cosa fácil y Días de combate). Raúl Araiza, quien
había filmado una excelente sátira de los intereses matrimoniales y los
chantajes familiares “En la trampa” (1978), ahora filmó Fuego en el mar sobre un trabajador de Pemex que temía sobre la
infidelidad de su mujer a niveles enfermizos. Bien filmada pero con excesos
melodramáticos como cualquier telenovela de las cuales Araiza era estrella
indiscutible como realizador.
Los veteranos realizadores Alejandro Galindo (Dimas de León) e Ismael Rodríguez (El secuestro de los cien millones)
filmaron cintas sin mayores consecuencias mostrando la decadencia en que habían
caído. Rogelio A. González, por su parte, tuvo a bien realizar una de las buenas
cintas con Vicente Fernández (El tahur)
que resume muchas de las convenciones argumentales del género (amores
imposibles, hacendado que se casa con la mujer que anhela un peón, retorno del peón
ya enriquecido, muertes trágicas), además de la divertida adaptación de seis
obras cortas de Emilio Carballido con reparto multiestelar en Distrito Federal. Gilberto Martínez
Solares dirigió a la India María (Okey,
Míster Pancho). Rafael Portillo filmó la segunda secuela de “Contrabando y
traición” (1975) bajo el título de Emilio
Varela vs. Camelia la texana.
Por su parte, tanto Alfredo B. Crevenna como Jaime Fernández
filmaron cuatro películas cada uno. Arturo Martínez realizó A qué le tiras cuando sueñas mexicano.
Rubén Galindo lanzó al cantante infantil Pedrito Fernández en La niña de la mochila azul y en El oreja rajada para que luego Tito
Davison lo dirigiera en Amigo como homenaje
tardío a la exitosa visita de Juan Pablo II a México, con la canción que le
compusiera Roberto Carlos.
Muchas películas con bajos presupuestos, limitaciones y
torpezas técnicas, pero que presentan destellos, momentos, presencias, en un
cine nacional que se encontraba en un bache pero que no dejaba, por lo menos y
por suerte, de filmar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario