EL BESO MORTAL
(Kiss Me Deadly)
1955. Dir. Robert Aldrich.
Una mujer desnuda, descalza, cubierta solamente con una
gabardina, corre por la carretera buscando alguien que se detenga para que la
ayude. No le queda más que colocarse frente a un auto que alcanza a frenar
antes de atropellarla. El conductor es el investigador privado Mike Hammer (Ralph
Meeker), primero enojado, quien a regañadientes le permite subir para llevarla.
Por la radio se escucha la noticia sobre una mujer que se ha escapado de una
institución para enfermos mentales, aunque esto no impide que Hammer la ayude,
haciéndola pasar como su esposa, al ser detenidos por la policía. Más adelante,
un carro se interpone, los saca fuera de la carretera y sus ocupantes se llevan
a la mujer para torturarla y finalmente matarla. Hammer ha sobrevivido al
accidente y despierta en un hospital donde lo espera su asistente (y amante)
Velda (Maxine Cooper). Ante la amenaza de su amigo, el teniente Pat, que le prohíbe
meterse en este caso porque Hammer ha demostrado curiosidad por saber lo que
sucedió, hace que el investigador se mezcle en una compleja telaraña de
personajes sospechosos y secretos terribles que lo llevarán a un descubrimiento
tétrico, que no puede revelarse para que Ud. se sorprenda.
La mujer que corre por la carretera
y desata una compleja trama criminal
Basada en una popular novela de Mickey Spillane, autor
famoso por su personaje de Mike Hammer al cual tuvo como protagonista en seis
novelas (entre 1947 y 1952; luego volvería a retomarlo hasta los años setenta),
la película fue adaptada con un cambio bastante radical: en lugar de narcóticos
como objeto deseado en libro, se puso al día para los temas preferidos de la
guerra fría y el motivo de paranoia principal para la sociedad. La novela fue muy exitosa, sobre todo porque la carga de sexo y
crimen, vulgar y descriptiva, aunque inteligente, le atrajo muchos seguidores:
en aquellos años cincuenta, aquí en Monterrey, se encontraban las traducciones hasta
en las farmacias donde había carruseles con libros baratos (Colección Caimán a
$4.50; Populibros La Prensa a $5) en ediciones rústicas, de bolsillo. En este
caso se tradujo y vendía como Bésame moribunda.
Ralph Meeker, en su mejor momento,
como el cínico y astuto Mike Hammer
En cambio,
la película no tuvo tanto éxito en su estreno pero fue adquiriendo valor como cinta de culto gracias a la crítica francesa y el reconocimiento, al correr
de los años, de la carrera de su realizador Robert
Aldrich (1918 – 1983) del cual estamos celebrando su centenario y
conmemorando en diciembre próximo su 35 aniversario luctuoso. Aparte, el guion es del
eminente escritor de ascendencia turca A.
I, Bezzerides (1908 – 2007), quien inicialmente renegó de la tonta trama
que estaba adaptando, sin darse cuenta de que fue el ejecutor literario para
que se transformara en ejemplo insigne del llamado film noir por los franceses. (Bezzerides
fue adaptador de otras joyas del cine clásico norteamericano: Mercado de ladrones, 1949, Jules Dassin;
Odio en el alma, 1951, Nicholas Ray; Intriga en Damasco, 1951, Curtis Bernhardt;
y uno de los dramas familiares más secos y extremos sobre la familia
disfuncional que haya salido de Hollywood en esa época: La huella del gato, 1954,
William A. Wellman que merecerá su propio artículo).
La mujer amenazante
El beso mortal sigue los
cánones del género: la atmósfera oscura y el objeto de perdición; el gran
estilo narrativo que conforma vericuetos y laberintos argumentales para
alcanzar el final; el personaje femenino que aparenta dulzura pero puede llegar
a límites impensados; el final feliz indirecto porque la trama principal no
permitirá que las cosas lleguen a un nivel optimista: habrá tristeza o
decepción. La película sufrió un corte que dejaba confusión al final y así fue
conocida hasta que en 1997 se restauró y añadió a las versiones en vídeo que le
dan mayor coherencia y se adecuan a las costumbres narrativas del Hollywood de
esos tiempos. Una gran curiosidad: fíjense en la primitiva "contestadora telefónica" que tiene Mike Hammer en su oficina.
Robert Aldrich dirige a Gaby Rodgers
Ralph Meeker en el set de la película
Por celebrar
al maestro Aldrich que nos dejó grandes y memorables cintas en su carrera
extraordinaria (Tal como somos, 1956;
El último atardecer, 1961; ¿Qué pasó con Baby Jane?, 1962; Doce del patíbulo, 1967, por mencionar
unas cuantas) y por conocer un extraordinario clásico del cine negro, no deje
de acercarse a esta película que se exhibirá en la Cineteca Nuevo León el
martes 23 de octubre: están avisados y advertidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario