domingo, 6 de septiembre de 2015

DESNUDA POR EL MUNDO...


LOS DESNUDOS DE ANA LUISA
Y LAS OTRAS (hace 60 años)...

Hace 60 años se filmaron las cintas de desnudos
que dieron fama a Ana Luisa Peluffo

         Ana Luisa Peluffo (Querétaro, 1929) debutó en la película Tarzán y las sirenas (Tarzan and the Mermaids, Robert Florey, 1948) como parte de un grupo de nadadoras en la ficticia selva que era hábitat del personaje. Apenas hay que mirar bien para distinguirla. Luego tuvo que esperar cinco años para aparecer en Orquídeas para mi esposa (Alfredo B. Crevenna, 1953) para interpretar un papel de cuadro como modelo a la cual le coqueteaba el personaje del productor de televisión Carlos (Jorge Mistral). Su crédito en la cinta es simplemente Ana Luisa.




         Luego tuvieron que pasar otros dos años para aparecer como estrella exclusiva de Cinematográfica Calderón que, en un intento audaz por conseguir más espectadores alejados de las salas de cine por la televisión y dándose cuenta que no existía ningún obstáculo para hacerlo, produjo las “cintas de desnudos” con la intención de hacerle competencia a otras producciones extranjeras (que se exhibían sin problema) pero además, era otra manera de darle continuidad a la explotación del morbo que tanto éxito les había proporcionado en tiempos más ingenuos, menos gráficos, con el género del cabaret y Ninón Sevilla. Por tal motivo, por no negarse a mostrar sus pechos y nalgas en el cine, Ana Luisa recibió el espaldarazo que la lanzó a la fama en lo que ha sido una carrera demasiado prolífica (200 películas y videohomes sin contar sus telenovelas y otros programas de televisión).

Ana Luisa Peluffo y Marga López en la filmación
de "Orquídeas para mi esposa" (1953).

         Ana Luisa apareció en La fuerza del deseo (Miguel M. Delgado), El seductor (Chano Urueta) y La ilegítima (Chano Urueta), todas en 1955. Al año siguiente haría su última aparición desnuda en La Diana Cazadora (Tito Davison) para volver a hacerlo hasta entrados los años setenta con las aperturas que tuvo el cine mexicano en cuanto a palabrotas, situaciones escabrosas y actrices sin ropa (entre las cuales se tuvieron tardías demostraciones de físico con veteranas actrices como Amparo Rivelles, Ofelia Guilmáin, Rita Macedo o Carmen Montejo). Todavía se filmaron en 1955 dos cintas de José Díaz Morales donde aparecieron desnudas Columba Domínguez y Kitty de Hoyos, respectivamente (La virtud desnuda, Esposas infieles) y en 1956, la última producción de los Calderón dentro de esta categoría, también producto de Díaz Morales, donde se mostró “el desnudo más joven del cine mexicano” al ser Aída Araceli la desnudable (Juventud desenfrenada).




         Las películas eran melodramas furibundos que daban pretextos para la inserción de escenas con desnudos. La fuerza del deseo tenía a Ana Luisa como la modelo Silvia que posaba desnuda provocando la excitación del maestro Armando Calvo y del maduro alumno Abel Salazar. Se tornaba sucesivamente amante de los dos hasta que ambos la abandonaban. Enferma, en la miseria, recién parida de un hijo de Calvo, finge frivolidad para que el maestro se lleve a su hijo.


         El seductor narraba el amorío que sucedía entre el pintor Ramón Gay y la modelo Amanda del Llano quien posa desnuda para el hombre. Su hermana, Ana Luisa Peluffo, como venganza, al saber que el hombre provocó los celos de su padre para matar a su madre, también posa desnuda y le cuenta la verdad a su disipada hermana para que vuelva al camino del bien.




         La ilegítima vuelve a repetir a ambas estrellas, volviendo a desnudarlas, igualmente bajo el pretexto de ser modelos del pintor Miguel Torruco que plasma en el lienzo a su esposa Amanda del Llano, con la cual se desposó luego de sufrir una decepción con su anterior novia Ana Luisa Peluffo a la cual creyó infiel cuando todo había sido una mentira para alejarlo de la joven. Ahora es amante de Ana Luisa a la cual también pinta con fuego y pasión, luego de que su esposa quedó inválida por un accidente. Torruco muere para que ambas mujeres se perdonen, pero Ana Luisa sufre un ataque que la lleva a reunirse con su amado.




         La Diana Cazadora fue filmada a colores y se multiplicó el número de jóvenes desnudas (entre ellas Silvia Fournier quien sería “damita joven” de futuras cintas juveniles) al narrarse la historia de Ana Luisa, esposa del médico Armando Calvo, que acepta, luego de muchas tribulaciones y obstáculos a posar para el escultor Roberto Cañedo ya que se quiere realizar la estatua del personaje del título; además se vuelven amantes. Finalmente el médico se suicida y la viuda decide permanecer sola.




         Estas cuatro cintas no se diferencian mucho de los melodramas de las otras tres que ofrecían la novedad de que Columba Domínguez, esposa del Indio Fernández mostrara sus encantos o la jovencísima Kitty de Hoyos (apenas 14 años si resulta cierto que naciera en 1941, aunque se maneja otro dato que la coloca en 1937) con un cuerpo bastante desarrollado y excitante, que en nada se acerca al de Aída Araceli quien, no sería entonces, “el desnudo más joven del cine mexicano”.




         Pueden darse cuenta de la coincidencia en el rol de modelo profesional o incidental que se les otorga a los personajes de Ana Luisa Peluffo. Igualmente, notar que los argumentos eran bastante convencionales con muertes, suicidios o crímenes bastante oportunos para liberar a sus personajes y permitir que triunfara la moral y las buenas costumbres. Ana Luisa moría y en el mejor de los casos, sobrevivía pero condenada a vivir sola.

Aída Araceli quien no tuvo carrera importante
en el cine mexicano.

         Ana Luisa iniciaría en este par de años su larga carrera (ella permanece, ochentona, haciendo roles de vieja o abuela en televisión o videohomes). De hecho, logró internacionalizarse en 1956 al ir a filmar dos coproducciones entre Italia y España (Camino del mal, Esclavas de Cartago), pero ya no se quitaría completamente la ropa por muchos años, al menos en el cine mexicano. En 1958 filmó una comedia musical que significa una de las cumbres de su carrera y la define perfectamente (Nacida para amar, Rogelio A. González). Este 9 de octubre, ha llegado a los 90 años...