LOS
DESNUDOS DE ANA LUISA
Y LAS OTRAS (hace 60 años)...
Y LAS OTRAS (hace 60 años)...
Ana Luisa Peluffo (Querétaro, 1929)
debutó en la película Tarzán y las
sirenas (Tarzan and the Mermaids, Robert Florey, 1948) como parte de un
grupo de nadadoras en la ficticia selva que era hábitat del personaje. Apenas
hay que mirar bien para distinguirla. Luego tuvo que esperar cinco años para
aparecer en Orquídeas para mi esposa
(Alfredo B. Crevenna, 1953) para interpretar un papel de cuadro como modelo
a la cual le coqueteaba el personaje del productor de televisión Carlos (Jorge
Mistral). Su crédito en la cinta es simplemente Ana Luisa.
Luego tuvieron que pasar otros dos años
para aparecer como estrella exclusiva de Cinematográfica Calderón que, en un
intento audaz por conseguir más espectadores alejados de las salas de cine por
la televisión y dándose cuenta que no existía ningún obstáculo para hacerlo,
produjo las “cintas de desnudos” con la intención de hacerle competencia a
otras producciones extranjeras (que se exhibían sin problema) pero además, era
otra manera de darle continuidad a la explotación del morbo que tanto éxito les
había proporcionado en tiempos más ingenuos, menos gráficos, con el género del
cabaret y Ninón Sevilla. Por tal motivo, por no negarse a mostrar sus pechos y
nalgas en el cine, Ana Luisa recibió el espaldarazo que la lanzó a la fama en
lo que ha sido una carrera demasiado prolífica (200 películas y videohomes sin contar sus telenovelas y
otros programas de televisión).
Ana Luisa Peluffo y Marga López en la filmación
de "Orquídeas para mi esposa" (1953).
Ana Luisa apareció en La fuerza del deseo (Miguel M. Delgado),
El seductor (Chano Urueta) y La ilegítima (Chano Urueta), todas en
1955. Al año siguiente haría su última aparición desnuda en La Diana Cazadora (Tito Davison) para
volver a hacerlo hasta entrados los años setenta con las aperturas que tuvo el
cine mexicano en cuanto a palabrotas, situaciones escabrosas y actrices sin
ropa (entre las cuales se tuvieron tardías demostraciones de físico con
veteranas actrices como Amparo Rivelles, Ofelia Guilmáin, Rita Macedo o Carmen
Montejo). Todavía se filmaron en 1955 dos cintas de José Díaz Morales donde
aparecieron desnudas Columba Domínguez y Kitty de Hoyos, respectivamente (La virtud desnuda, Esposas infieles) y en 1956, la última producción de los Calderón
dentro de esta categoría, también producto de Díaz Morales, donde se mostró “el
desnudo más joven del cine mexicano” al ser Aída Araceli la desnudable (Juventud desenfrenada).
Las películas eran melodramas
furibundos que daban pretextos para la inserción de escenas con desnudos. La fuerza del deseo tenía a Ana Luisa
como la modelo Silvia que posaba desnuda provocando la excitación del maestro
Armando Calvo y del maduro alumno Abel Salazar. Se tornaba sucesivamente amante
de los dos hasta que ambos la abandonaban. Enferma, en la miseria, recién
parida de un hijo de Calvo, finge frivolidad para que el maestro se lleve a su
hijo.
El
seductor narraba el amorío que sucedía entre el pintor Ramón Gay y la modelo Amanda
del Llano quien posa desnuda para el hombre. Su hermana, Ana Luisa Peluffo,
como venganza, al saber que el hombre provocó los celos de su padre para matar
a su madre, también posa desnuda y le cuenta la verdad a su disipada hermana
para que vuelva al camino del bien.
La
ilegítima vuelve a repetir a ambas estrellas, volviendo a desnudarlas,
igualmente bajo el pretexto de ser modelos del pintor Miguel Torruco que plasma
en el lienzo a su esposa Amanda del Llano, con la cual se desposó luego de
sufrir una decepción con su anterior novia Ana Luisa Peluffo a la cual creyó
infiel cuando todo había sido una mentira para alejarlo de la joven. Ahora es
amante de Ana Luisa a la cual también pinta con fuego y pasión, luego de que su
esposa quedó inválida por un accidente. Torruco muere para que ambas mujeres se
perdonen, pero Ana Luisa sufre un ataque que la lleva a reunirse con su amado.
La
Diana Cazadora fue filmada a colores y se multiplicó el número de jóvenes
desnudas (entre ellas Silvia Fournier quien sería “damita joven” de futuras
cintas juveniles) al narrarse la historia de Ana Luisa, esposa del médico
Armando Calvo, que acepta, luego de muchas tribulaciones y obstáculos a posar
para el escultor Roberto Cañedo ya que se quiere realizar la estatua del
personaje del título; además se vuelven amantes. Finalmente el médico se
suicida y la viuda decide permanecer sola.
Estas cuatro cintas no se diferencian
mucho de los melodramas de las otras tres que ofrecían la novedad de que Columba
Domínguez, esposa del Indio Fernández mostrara sus encantos o la jovencísima
Kitty de Hoyos (apenas 14 años si resulta cierto que naciera en 1941, aunque se
maneja otro dato que la coloca en 1937) con un cuerpo bastante desarrollado y excitante,
que en nada se acerca al de Aída Araceli quien, no sería entonces, “el desnudo
más joven del cine mexicano”.
Pueden darse cuenta de la coincidencia
en el rol de modelo profesional o incidental que se les otorga a los personajes
de Ana Luisa Peluffo. Igualmente, notar que los argumentos eran bastante
convencionales con muertes, suicidios o crímenes bastante oportunos para
liberar a sus personajes y permitir que triunfara la moral y las buenas
costumbres. Ana Luisa moría y en el mejor de los casos, sobrevivía pero
condenada a vivir sola.
Aída Araceli quien no tuvo carrera importante
en el cine mexicano.
Ana Luisa iniciaría en este par de años
su larga carrera (ella permanece, ochentona, haciendo roles de vieja o abuela
en televisión o videohomes). De
hecho, logró internacionalizarse en 1956 al ir a filmar dos coproducciones
entre Italia y España (Camino del mal,
Esclavas de Cartago), pero ya no
se quitaría completamente la ropa por muchos años, al menos en el cine
mexicano. En 1958 filmó una comedia musical que significa una de las cumbres de
su carrera y la define perfectamente (Nacida
para amar, Rogelio A. González). Este 9 de octubre, ha llegado a los 90 años...