lunes, 13 de julio de 2020

PARAÍSO ARTIFICIAL


UNA DEL CORAZÓN
(One From the Heart)
1981. Dir. Francis Ford Coppola.
         Estrenada en 1982 luego de haber sido exhibida el año anterior en una copia de trabajo para “probar” la reacción del público, esta comedia musical, romántica, que el maestro Coppola filmó luego de la exuberante y estremecedora Apocalipsis (1979) vino a ser un parteaguas para el otrora exitoso y distinguido representante de la mejor generación de realizadores de los años setenta. Luego del “trancazo” mundial de El padrino (1972), Coppola se tornó en nombre predilecto de los productores en el Hollywood cambiante donde el director se tornó estrella. La inmensa taquilla de su obra cumbre le permitió adquirir sus propios estudios (“American Zoetrope”), así como imponer sus condiciones para siguientes filmaciones. La conversación (1974), su gran metáfora acerca de la paranoia del norteamericano, pudo realizarse gracias a que aceptó dirigir la segunda parte de El padrino (1974). Al ser guionista de El gran Gatsby (1974) se permitió la producción del gran clásico de la novela norteamericana, que inicialmente no fue tan taquillera como se esperaba pero la cual ha ganado mucho valor con el paso de los años. Y todo esto llevó a su gran extravagancia bélica, su gran testimonio acerca de la locura y el horror que fueron los combates norteamericanos en Vietnam y otros puntos asiáticos.
Un suburbio artificial de Las Vegas
         Una del corazón nunca se estrenó en las salas mexicanas. Su fracaso taquillero y la disputa de Coppola primero con la Paramount quien se negó a distribuirla bajo sus condiciones, para que luego la tomara Columbia Pictures, hizo que se le negara el paso por algunos países de América Latina. En España se llamó Corazonada y en Perú o Argentina fue Golpe del corazón. Prefiero traducirla literalmente porque creo que representa lo que significó para Coppola en su momento: compartir con el público una fantasía romántica para alejarse de las sagas de acción y realismo en que se había involucrado. Para ello, recreó partes de Las Vegas por completo, en sus propios estudios. Llenó de extras sus escenas y ofreció una comedia musical donde las letras de las canciones equivalen al coro griego del teatro.
Frannie y Hank antes de la discusión
         La trama es muy sencilla: Frannie (Teri Garr) y Hank (Frederic Forrest) cumplen cinco años de ser pareja el 4 de julio. Sin embargo, una disputa por el uso de sus ahorros (ella quiere viajar a Bora Bora, él ha pagado la casa donde viven) hace que se separen. Cada uno conocerá a una pareja aparentemente ideal: Frannie al atractivo cantante (y mesero) Ray (Raúl Julia) y Hank a la artista de circo y equilibrista Leila (Nastassia Kinski) con las cuales pasarán una noche de amor, algo que bastará para valorar a sus relaciones previas. Las canciones no serán interpretadas directamente sino que se escucharán como comentario alrededor de las secuencias diversas. Sólo habrá unos momentos coreográficos (un tango que bailan maravillosamente Juliá y Garr; una secuencia grupal callejera).
La calle recreada de Las Vegas
El inicio del amorío
         La cinta es bastante artificial. Se nota en los decorados. La narración utiliza paneles transparentes donde la iluminación juega efectos ópticos. Las Vegas de estudio es notoria, aunque el lujo de reproducción es impecable. Casa completa, departamentos, hoteles, centros nocturnos, lotes de chatarra que fueron elevando la producción. Coppola experimentó con vídeo mientras filmaba adelantándose a una práctica que se tornaría común con el tiempo. No obstante, en esos años, incrementó el costo técnico. El costo se elevó hasta los 23 millones de dólares que jamás se recuperaron en taquilla. Debido a este hecho, Coppola entró en quiebra y perdió sus estudios. Luego de esta cinta, la carrera del director se iría bifurcando entre obras maestras poco distribuidas o cintas comerciales efímeras.
Hank con la bella Leila
Frannie con el seductor Ray
         A casi 40 años de su estreno, la película ha adquirido el sabor que otorga el tiempo: se nota la dulzura de sus canciones e impacta el cuidado y la excentricidad de su escenografía. La simple historia de amor contrasta con la dificultad de realización pero ahora, hay que destacar lo que importó en el desarrollo de la producción visual. Todos los realizadores exitosos de los años 70 tuvieron sus fracasos económicos pero esas películas han adquirido otros significados para la expresión del siglo XXI (Scorsese tuvo su desliz con New York, New York, Bogdanovich con Al fin llegó el amor y Friedkin con El salario del miedo).
Raúl Julia
Nastassja Kinski
         Si algo hay que destacar es al reparto que había iniciado en la década previa con mejores resultados (Garr y Forrest) pero Kinski y Julia tendrían mayores éxitos en los años siguientes. Nunca habían aparecido tan bellos físicamente como en esta película: Julia, esbelto y atractivo, Kinski, deslumbrante y seductora. Finalmente, estamos ante una cinta ingenua que nos habla y deslumbra con la historia más común y corriente en la historia de la humanidad: el amor, su fuerza y su potencialidad.
El maestro Coppola

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